El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, exhortó este sábado desde París a dejar de lado la “arrogancia” para sacar adelante las difíciles negociaciones encaminadas a cerrar un acuerdo de libre comercio entre la UE y Mercosur. El mandatario izquierdista abordó la cuestión el viernes con su homólogo Emmanuel Macron, presidente de una Francia preocupada por la competencia de productos agrícolas procedentes de los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay) en caso de ratificarse finalmente el acuerdo entre bloques anunciado en 2019.

En una rueda de prensa en un hotel de París, Lula comentó “dos puntos esenciales” que están planteando dificultades: la renuencia de Francia a abrir su mercado agrícola a esos países sudamericanos, y la de Brasil a abrir su industria.

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“Me parece normal que Francia intente defender su agricultura, y puede ser un punto de más dificultad”, pero “deben entender que Brasil no puede abrir la mano en las compras gubernamentales” de material industrial, porque en ese caso “la posibilidad de fortalecer la industria nacional es cero, y la posibilidad de que pequeños y medianos empresarios produzcan para que el Estado les compre, es cero. Así que no es posible”, argumentó el presidente de Brasil.

Lula dijo que con estos dos puntos centrales “a lo mejor no hay acuerdo, pero vamos a mejorar otras cosas”. “Es importante que se deje un poco de lado la arrogancia y se ponga buena voluntad para negociar, y eso vale para nosotros y para ellos”, enfatizó.

El dirigente de la mayor economía latinoamericana no se aventuró a decir cuándo podrían cerrarse las negociaciones, después de que la Comisión Europea manifestara su deseo de hacerlo este mismo año. Pero defendió el valor geoestratégico que podría tener esta alianza para una UE que según él se arriesga a quedar atrapada “en la nueva guerra fría entre EE. UU. y China”.

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En la víspera, durante una cumbre financiera en París, Lula arremetió públicamente contra unas exigencias medioambientales suplementarias que la UE formuló en marzo a los países del Mercosur. El mandatario brasileño calificó de “amenaza” esa carta que recoge una serie de exigencias ambientales adicionales relativas al sector agropecuario y hace obligatorio el cumplimiento de varios compromisos del Acuerdo del Clima de París de 2015.

Los partidarios de ese endurecimiento alegan el riesgo de que los productores europeos sufran una competencia desleal por la diferencia de reglamentaciones entre los dos bloques, y de que los consumidores se vuelvan cómplices de la deforestación en América del Sur.

Fuente: AFP.

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