El papa Francisco reconoció las virtudes heroicas de Lucía dos Santos, quien junto a sus primos Jacinta y Francisco Marto, en varias ocasiones, entre mayo y octubre de 1917, vio a la Virgen en Fátima. Desde este miércoles 22 de junio, “La Pastorcita de Fátima” es venerable, lo que supone un paso más en el camino para su canonización.

Unos 18 años después de la muerte de la última vidente de Fátima, Lucía dos Santos, el Dicasterio para la Causa de los Santos publica el decreto en el que se reconocen sus virtudes heroicas. Sin embargo, la fase diocesana para beatificarla comenzó tan solo tres años después de su muerte, específicamente el 14 de febrero de 2008, cuando el cardenal José Saraiva Martins, entonces prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, anunció que Benedicto XVI aprobó la apertura del proceso de beatificación.

La guardiana del “tercer secreto” de Fátima fue proclamada esta mañana “venerable” junto con otros cuatro Siervos de Dios. El papa Francisco, que estará en el Santuario de Fátima en agosto para la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en Lisboa, Portugal, autorizó la promulgación del decreto y también reconoció el martirio de diez sacerdotes. Asimismo, diez laicos de la Archidiócesis de Sevilla, asesinados durante la guerra civil española en 1936 serán proclamados Beatos.

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San Juan Pablo II junto a la Hermana Lucía. Foto: infovaticano.com

La guardiana del “Tercer Secreto”

Sor María Lucía de Jesús y del Corazón Inmaculado más conocida como “Hermana Lucía” o “La Pastorcita de Fátima” nació en Aljustrel, Portugal, el 28 de marzo de 1907 y vivió allí hasta cumplir 10 años. Cuando se encontraba pastoreando las ovejas con sus primos Francisco Marto y Jacinta, vio a un ángel. Este “ángel de la paz” enseñó a los pequeños a rezar por los pecadores y a adorar a Dios en el sacramento eucarístico.

Tras la prematura muerte de sus primos que fallecieron pocos años después a causa de la gripe española y fueron canonizados por el papa Francisco en 2017, la Hermana Lucía quedó como única depositaria del mensaje que le fue confiado por la Virgen, que transcribió a instancias del obispo de Leiria, José Alves Correia da Silva en cuatro documentos entre 1935 y 1941.

Otro escrito, fechado en 1944, contenía la tercera parte, el llamado “tercer secreto”, y fue enviado a Roma, abierto por primera vez en 1960 y no divulgado por San Juan XXIII y San Pablo VI. Fue San Juan Pablo II, particularmente devoto de Nuestra Señora de Fátima, quien dio a conocer el secreto en el año 2000.

La distinción entre su vida y las apariciones

La religiosa vivió con empeño la custodia del mensaje mariano durante toda su vida, primero en el colegio de las Hermanas Doroteas de Vilar, después como carmelita en Coimbra, donde murió el 13 de febrero de 2005. La distinción entre su vida y las apariciones, dice la biografía disponible en el sitio web del Dicasterio para las Causas de los Santos, “también es difícil porque gran parte de su sufrimiento se debió a estas: siempre estuvo oculta, protegida, custodiada. Se puede ver en ella toda la dificultad de mantener unidas la excepcionalidad de los acontecimientos de los que fue espectadora y el carácter ordinario de una vida monástica como la del Carmelo”.

El 13 de mayo de 1967, la Hermana Lucía fue a Fátima para encontrarse con San Pablo VI. Hizo lo mismo con San Juan Pablo II el 13 de mayo de 1982, cuando el pontífice ofreció a Nuestra Señora una de las balas del atentado que había sufrido el año anterior, y de nuevo el 13 de mayo de 1991 y el 13 de mayo de 2000. Tras la muerte de la religiosa, Benedicto XVI también visitó Fátima en 2010 y el papa Francisco en 2017.

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