En febrero pasado, ocho rugbistas fueron encontrados culpables en la muerte del joven hijo de paraguayos, Fernando Báez Sosa, quien había sido atacado por la turba de deportistas a la salida de un boliche argentino en enero de 2020. Luego de tres años, cinco de los acusados fueron condenados a prisión perpetua, mientras que los otros tres restantes se enfrentarán a 15 años de cárcel; sin embargo, ahora los condenados buscan cambiar su fallo judicial.
El elemento al cual tratan de recurrir para darle un giro al caso corresponde a la teoría de que Fernando había llegado con vida al Hospital Municipal Arturo Illia de Villa Gesell, de Argentina, y que no había muerto al momento de haber sido atacado a golpes por la turba de jóvenes. Para justificar el planteamiento, la defensa de los condenados, el abogado Hugo Tomei, recurriría a un informe médico que aparentemente constataría que el joven ingresó al sanatorio con actividad cardíaca.
“Lo emboscaron, lo fusilaron a golpes, desoyeron sus pedidos de clemencia y lo remataron a patadas. Ahora pretenden culpar a quienes hicieron desperados intentos ante su cuerpo inmóvil. Más canallesco no se consigue. Justicia por Fernando”, sentenció Fernando Burlando, abogado de la familia Báez Sosa, en sus redes sociales ante la búsqueda de los condenados por sacar provecho del informe médico.
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El expediente médico
El informe que fue traído a colación para tratar de observar una arista diferente sobre el caso Báez Sosa se trata de un estudio de sangre, un electrocardiograma, una serie de tomografías computarizadas del cráneo, cuello, tórax, abdomen y pelvi, que revela principalmente el daño que tenía Báez en el cráneo y que terminó dejándolo sin vida.
El informe menciona que desfibrilaron a la joven víctima en dos ocasiones, lo que indica que al menos una vez su corazón tuvo algún tipo de ritmo eléctrico, aunque desorganizado. Tres de los cuatro registros de electrocardiogramas que se incluyeron en el informe, los cuales datan de las 05:27, 05:45 y 05:55 de la madrugada en que sucedieron los hechos, señalan que aún había actividad cardíaca hasta que se constató el fallecimiento, a las 06:00.
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La defensa de los rugbistas trata de aprovechar ese documento, para contrastar las declaraciones de la doctora Carolina Garibaldi Larrosa durante el juicio, quien sería la médica emergentóloga que llegó en la ambulancia y fue la primera en asistir a Báez Sosa. Había manifestado que Fernando ya no tenía signos vitales, recurriendo a masajes cardíacos y la aplicación del desfibrilador; no obstante, afirmó que el joven falleció cuando lo intenta reanimar y durante el viaje al hospital.
Burlando remarcó que pese a las expresiones, el informe no constituye una prueba de nada y tampoco podrá cambiar la sentencia de los condenados. Refirió además que el documento no es un nuevo elemento, como lo propone la defensa, pues Tomei podía haber recurrido al informe durante el juicio, pero nunca lo hizo, desestimándolo desde el inicio.