La Cámara de Diputados brasileña aprobó una nueva regla fiscal impulsada por el gobierno del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, que celebró este miércoles esa victoria legislativa, clave en el camino a reemplazar la ley que pone un techo al gasto público. Los diputados aprobaron la iniciativa la noche del martes, con 372 votos a favor y 108 en contra, allanando el camino al gobierno para elevar el gasto público con programas sociales.
Se trata de la primera victoria legislativa en la administración de Lula, aunque la Cámara todavía debe votar las enmiendas al proyecto, que debe luego obtener el visto bueno del Senado. “Fue un voto contundente”, dijo este miércoles en conferencia de prensa el ministro de Economía, Fernando Haddad.
“La Cámara ha mostrado que busca un entendimiento para ayudar a Brasil a recuperar tasas de crecimiento más significativas”, añadió. Los mercados recibieron la noticia con menos optimismo: la Bolsa de San Pablo abrió en baja, y operaba con una pérdida de 0,92 % a las 19:40 GMT, aunque analistas lo atribuían también al impacto de factores externos.
La nueva regla fiscal pone fin al tope de gasto del gobierno establecido en 2016, bajo la administración del entonces presidente de centroderecha Michel Temer, que solo autoriza un ajuste del gasto para acompañar la inflación. El nuevo régimen condiciona el aumento del gasto al alza de la recaudación pública y permite un aumento de hasta 70 % de la suba de los ingresos del año anterior.
Atender necesidades sociales
El gobierno sostiene que un mayor gasto permitirá atender necesidades sociales apremiantes y fortalecer el crecimiento de la economía más grande de América Latina, que se expandió 2,9 % en 2022, aunque se contrajo 0,2 % en el cuarto trimestre. Lula, quien ya presidió Brasil de 2003 a 2010, regresó al cargo en enero prometiendo restaurar programas sociales populares lanzados durante su primera presidencia, muchos de los cuales fueron recortados bajo el mandato de Temer (2016-2018) y del ultraderechista Jair Bolsonaro (2019-2022).
Pero la perspectiva económica de Brasil es mucho menos favorable que en los dos primeros mandatos del exobrero metalúrgico de 77 años, cuando la demanda china de exportaciones de materias primas latinoamericanas impulsó un crecimiento vertiginoso. Lula ha tratado de tranquilizar a los mercados diciendo que no permitirá una disparada del gasto público, y prometiendo un equilibrio de “responsabilidad fiscal, social y ambiental”.
Fuente: AFP