El número de muertos en prácticas de ayuno extremo promovidas por una secta religiosa en un bosque de Kenia se elevó a 201, tras el hallazgo de 22 nuevos cuerpos, informó una funcionaria gubernamental de este país de África oriental. La prefecta regional, Rhoda Onyancha, informó además que 26 personas ya fueron detenidas en relación con la masacre del bosque de Shakahola, entre ellas el extaxista Paul Nthenge Mackenzie, “pastor” de la Iglesia Internacional de la Buena Nueva, que incitaba a sus adeptos a privarse de comida para “encontrar a Jesús”.

Mackenzie, de 50 años, se entregó a las autoridades el 14 de abril, tras el descubrimiento de las primeras fosas. Desde entonces ya se hallaron unas cincuenta. La búsqueda de otros cuerpos se interrumpirá durante dos días, para permitir reorganizar la investigación, y se reanudará el martes, indicó Onyancha.

Entre los detenidos figuran igualmente los miembros de una “banda de matones”, que vigilaban que nadie rompiese el ayuno o intentase huir del bosque, precisó. Las autopsias revelaron hasta el momento que la mayoría de las víctimas -entre ellas varios niños- pereció de hambre, aunque también hay indicios de personas estranguladas, apaleadas o asfixiadas, según el forense del gobierno, Johansen Oduor.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

A algunos cuerpos se les había extraído ciertos órganos, lo cual levantó sospechas de “un tráfico de órganos humanos bien coordinado que implica a varios actores”, según un acta judicial establecida el lunes pasado. El ministro del Interior keniano pidió sin embargo el martes tratar esa sospecha “con cautela”, dado que por el momento se trata “de una teoría en curso de investigación”. Onyancha indicó que recibió denuncias de unas 600 personas desaparecidas, algunas de ellas de aldeas cercanas al bosque de Shakahola.

La masacre ha desatado una oleada de críticas y ha derivado en la detención del líder del grupo, Paul Mackenzie, que podría llegar a ser imputado por cargos de terrorismo. Foto: AFP

La deriva de una secta

En medio de voluntarios en traje blanco y mascarilla, Titus Katana lleva varios días removiendo la tierra ocre del bosque de Shakahola, en el este de Kenia, donde murieron más de un centenar de seguidores de una secta que habían ayunado para “conocer a Jesús”. Este hombre de 39 años conoce bien a Paul Mackenzie Nthenge, el “pastor” que está en el centro de lo que se ha denominado “la masacre de Shakahola”.

“Solíamos adorar (a Dios) juntos”, cuenta a la AFP. Katana rezó, e incluso predicó, junto a Mackenzie, un taxista que se acabó proclamando “pastor” de la Iglesia Internacional de Buena Nueva (Good News International Church), que él mismo creó. “No sé qué le pasó”, lamenta Titus Katana, afirmando haber permanecido “algunos años” en el grupo, pero sin dar fechas precisas.

Lea más: Masacre en Kenia: un taxista convertido en “pastor” es el principal sospechoso

“Al principio, las intenciones de la Iglesia Internacional de Buena Nueva eran buenas. Teníamos la impresión de ver a Dios en esta Iglesia”, asegura el hombre, que en general trabaja para la economía informal y que es oriundo de Malindi, una ciudad de la costa keniana, a unos 80 kilómetros de Shakahola.

Pero, al final, tomó distancias porque “se introdujeron demasiadas leyes que exigían a las mujeres no trenzar su cabello, prohibían ir al hospital y a los niños, ir a la escuela”, explica. “Iba demasiado lejos para mí. No tuve más remedio que irme y encontrar otra Iglesia”, señala. Paul Mackenzie Nthenge fue arrestado en 2017, acusado de radicalización por predicar que no había que escolarizar a los niños porque, según él, la educación no está reconocida en la Biblia. Fue puesto en libertad bajo fianza y absuelto por la justicia en 2021.

Los principales líderes de la secta, encabezada por Mackenzie, instaron a los adeptos a practicar el ayuno hasta la muerte bajo la promesa de que se encontrarán con Jesucristo en una nueva vida. Foto: AFP

Calendario macabro

Al menos 109 personas, la mayoría niños, murieron después de seguir los preceptos de Paul Mackenzie Nthenge de ayunar para “conocer a Jesús”. Titus Katana visita todos los días el sitio donde se están llevando a cabo las búsquedas. Desde hace una semana, no pasa un día sin que se desentierren cuerpos.

Uno de sus amigos le dijo que el ayuno mortal había sido programado. “Paul Mackenzie estableció el calendario en enero. Los niños y los solteros debían morir primero, seguidos por las madres y luego los padres”, explica Titus Katana. “El pastor y su familia debían ayunar los últimos”, añade. Según Hussein Khalid, director ejecutivo de la oenegé Haki África -que alertó a la policía sobre las acciones del “pastor” Mackenzie-, “se les dijo que el fin del mundo iba a llegar en junio”.

Hasta el miércoles, 39 fieles fueron encontrados vivos, vagando por el bosque. Algunos se negaban a aceptar el agua y la ayuda que les ofrecían los servicios de socorro. También los hay que continúan huyendo de los socorristas, determinados a acabar el ayuno que empezaron. Bajo la influencia del “pastor”, muchos fieles vendieron “propiedades, casas y empresas para esperar la llegada de Jesús” en el bosque de Shakahola, cuenta Titus Katana. “Me siento mal por lo que pasó porque conocía a muchos fieles que ahora están muertos”, subraya, apenado.

La policía regional ha recalcado que la cifra de desaparecidos que podrían estar vinculados con las actividades de la secta ha seguido aumentando y llega a los 610, tal y como ha recogido el diario keniano 'The Nation'. Foto: AFP

Otro pastor acusado

Uno de los pastores más influyentes de Kenia fue detenido el jueves en la ciudad de Malindi acusado del “asesinato en masa de sus fieles”, anunció el ministro del Interior Kithure Kindiki, pocos días después de la revelación de la muerte de 98 fieles de otra iglesia. Ezekiel Odero, jefe del Centro de Oración e Iglesia de la Nueva Vida (New Life Prayer Centre and Church), “fue detenido y procesado penalmente por el asesinato en masa de sus fieles”, dijo el ministro en un comunicado.

Odero, vestido de blanco y con una Biblia en la mano, fue trasladado a la sede de la policía regional en Mombasa. Este televangelista atrae multitudes a su iglesia, que puede acoger a unas 40.000 personas al sur de Malindi. Según él, trozos de tejidos “sagrados” vendidos en sus reuniones pueden curar enfermedades.

Lea también: Bolivia: presentan ocho denuncias por abuso sexual contra jesuitas

Las autoridades anunciaron medidas contra los cultos “inaceptables”, calificados de “terroristas”, tras el descubrimiento de decenas de cadáveres de seguidores de otra secta, la Iglesia Internacional de la Buena Nueva (Good News International Church), que conmocionó a este país de África del este.

Un total de 98 personas -en su mayoría niños- murieron, según un balance todavía provisional, mientras que prosiguen las búsquedas de fosas comunes en el bosque de Shakahola, a unos 80 kilómetros de Malindi. El autoproclamado pastor de esta secta, Paul Mackenzie Nthengue, predicaba un ayuno extremo como medio de encontrar a Dios. La policía no relacionó el arresto de Ezekiel Odero con el de Paul Mackenzie Nthenge.

Fuente: AFP.

Dejanos tu comentario