Telegram dice que puede darle al gobierno poder de “censura”; Google afirma que aumentaría “la confusión sobre lo que es verdad o mentira”. ¿En qué consiste el proyecto de ley en Brasil para regular las plataformas de redes sociales y por qué genera tanta polémica? El proyecto de Ley 2630/2020 fue presentado hace tres años en el Senado para lidiar con la avalancha de desinformación en línea, pero se estancó en la Cámara baja.
Volvió a discutirse después de que partidarios del expresidente Jair Bolsonaro invadieran el 8 de enero las sedes de los tres poderes del Estado en Brasilia, supuestamente incitados por desinformación en las redes sociales que afirmaba que el mandatario había perdido la reelección de manera fraudulenta ante el el izquierdista Lula da Silva, que acaba de asumir el poder.
Los ataques recientes en escuelas brasileñas, que dejaron varios niños y profesores muertos, también atizaron el debate sobre cómo combatir contenidos extremistas que proliferan en las redes sociales. El proyecto cuenta con apoyo del gobierno, parte del Poder Judicial y la coalición de organizaciones de la sociedad civil Direitos na Rede. Pero genera resistencias entre las empresas de tecnología, diputados evangélicos y bolsonaristas. La Cámara de Diputados aplazó sin fecha su votación prevista a principios de mayo. De ser aprobado, el texto será analizado nuevamente por el Senado.
¿Qué propone el texto?
Actualmente, las empresas moderan el contenido según sus políticas internas (términos de uso), y también actúan cuando existe una orden judicial. El Marco Civil de Internet, ley brasileña que regula la web desde 2014, establece que las empresas no son responsables civilmente por el contenido publicado por terceros, salvo cuando incumplan una orden judicial de removerlo o cuando sean imágenes de desnudez divulgadas sin consentimiento de la víctima. El proyecto de ley propone cambios.
El texto obliga a las plataformas a aumentar su transparencia y adoptar mecanismos para combatir los contenidos ilegales sobre siete asuntos: ataques contra el Estado de derecho democrático y las elecciones, los niños y adolescentes, la salud pública y los que configuren violencia contra la mujer, racismo, terrorismo, e incitación al suicidio y a la automutilación.
Lea más: Viral: internauta habló de las desventajas de ‘vender contenido’ en internet
Esto se aplicaría a las plataformas de redes sociales, de búsqueda o de mensajería instantánea que tengan más de 10 millones de usuarios mensuales en Brasil, como Telegram y Google. “No se les exigirá que moderen (que restrinjan, borren o rotulen) todos esos contenidos, sino que demuestren que están haciendo esfuerzos suficientes para quitarlos de circulación”, explica a la AFP Pablo Ortellado, profesor de políticas públicas de la Universidad de Sao Paulo (USP).
Por ejemplo, con informes semestrales donde detallen “cuántos contenidos removieron, qué equipos reunieron y qué programas diseñaron para combatir esos contenidos”, y con la contratación de una auditoría externa, agrega. El proyecto también establece que las plataformas pueden responder judicialmente por contenidos ilegales publicados por sus usuarios en caso de que sean impulsados como propaganda paga. Las sanciones van desde advertencias, multas de hasta 10% de su facturación, o la suspensión temporaria de los servicios.
¿Qué alegan las grandes plataformas?
Telegram envió esta semana a todos sus usuarios un mensaje en el que advertía que la “democracia está bajo ataque” en Brasil, criticando que el proyecto “permite que el gobierno limite lo que puede ser dicho en línea al obligar a las aplicaciones a remover proactivamente hechos u opiniones que considera ‘inaceptables’”.
Google, por su parte, afirmó que la propuesta “trae serias amenazas a la libertad de expresión”, al responsabilizar a las plataformas por contenidos de terceros, lo que conduciría a una “moderación excesiva”. “Las empresas serían estimuladas a remover discursos legítimos, resultando en un bloqueo excesivo y una nueva forma de censura”, escribió el 27 de abril Marcelo Lacerda, director de relaciones gubernamentales y políticas públicas de Google Brasil.
¿Quién se encargará del control?
El proyecto no especifica el órgano que supervisará el cumplimiento de la ley, un defecto importante según especialistas. “Debido a las controversias, a las acusaciones de que sería creado un ‘Ministerio de la Verdad’, retiraron la (creación de una) agencia reguladora de la última versión”, apunta Ortellado. Eso es “peligroso”, porque podría justamente caer en manos de algún órgano político y no técnico e independiente, advierte.
La propuesta se inspira en la Ley de Servicios Digitales (DSA) recientemente aprobada en la Unión Europea (UE). Esa legislación obliga a las plataformas de redes sociales, los mercados en línea y los motores de búsqueda a reaccionar más rápidamente para eliminar el contenido que se considera que infringe las normas de la UE, y les exige una mayor transparencia de sus algoritmos y sistemas de recomendación.
Ordenan investigar a Google y Telegram
Un juez de la corte suprema de Brasil ordenó este viernes abrir una investigación contra los responsables de Google y Telegram en el país, por la “campaña abusiva” de las firmas tecnológicas para derrotar un proyecto de ley que busca combatir la desinformación. “Determino la instauración de investigación de los directores y demás responsables de Google Brasil y Telegram Brasil que hayan participado en la campaña abusiva contra el proyecto de ley”, escribió en su fallo el magistrado del Supremo Tribunal Federal Alexandre Moraes.
El juez ordenó a la Policía Federal convocar a declarar, en un plazo inicial de 60 días, a los responsables de ambas empresas en Brasil, opuestas al gobierno del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva en un agrio debate sobre la polémica iniciativa. Inspirada en la Ley de Servicios Digitales (DSA) recientemente aprobada en la Unión Europea (UE), la legislación fue presentada en 2020 para lidiar con una avalancha de desinformación en línea y actualmente espera un voto en la Cámara de Diputados.
Cobró notoriedad recientemente, después de que partidarios del expresidente Jair Bolsonaro invadieran las sedes de los tres poderes en Brasilia el 8 de enero, supuestamente incitados por la desinformación en las redes, que afirmaban que Lula había derrotado de manera fraudulenta al ultraderechista en las elecciones de 2022. El texto del proyecto obliga a las plataformas a aumentar su transparencia, y a combatir los contenidos violentos y que atenten contra la democracia y las elecciones, los niños, adolescentes y la salud pública.
Lea también: Linda Yaccarino, la mujer que tomará las riendas de Twitter
Entre otros opositores, Bolsonaro condena el proyecto: “El principio del fin de nuestra libertad”, definió. Las empresas tecnológicas también están contra la iniciativa que impondría multas de hasta 10% de su facturación, o la suspensión temporaria de sus servicios. Google afirmó que conduciría a una “moderación excesiva”, mientras que Telegram envió un mensaje a sus millones de usuarios en Brasil, advirtiendo que la “democracia está bajo ataque” y que el proyecto “da al gobierno poderes de censura”.
Moraes ya había arremetido contra las plataformas por su campaña contra la iniciativa. El miércoles ordenó a Telegram borrar su mensaje contra la ley so pena de suspender sus operaciones, acusando a la empresa de mensajería de difundir una “flagrante e ilícita desinformación”.
Ese servicio de mensajería ya había sido suspendido por tres días en Brasil, en el marco de otra investigación relacionada con la violencia en escuelas. De su lado, Google fue acusada por el ministro de Justicia de Brasil, Flávio Dino, de “manipular” los resultados de búsqueda destacando contenido opuesto al proyecto de ley, algo que la empresa negó. Y la oficina de protección al consumidor ordenó a la compañía equilibrar sus mensajes contra la iniciativa con “contrapropaganda”, o enfrentar una multa de un millón de reales (unos USD 200.000) por hora.
Fuente: AFP.