Carlos III y la reina Camila, junto a varios miembros de la familia real británica, salieron el sábado al balcón del Palacio de Buckingham para saludar a las decenas de miles de personas allí congregadas para celebrar su coronación. Desde allí presenciaron un desfile aéreo acortado por el mal tiempo.
Ataviados con sus coronas y trajes ceremoniales, los reyes estuvieron acompañados por el heredero al trono Guillermo y la esposa de este, Catalina, pero no estuvieron presentes el príncipe Enrique, hijo menor de Carlos III, ni su hermano Andrés, ambos retirados de la monarquía.
Ocho meses después de subir al trono tras la muerte de Isabel II en setiembre pasado, Carlos III fue solemnemente coronado este sábado junto a su esposa Camila en una fastuosa ceremonia, única en Europa, que el Reino Unido no vivía desde hacía 70 años.
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En la suntuosa Abadía de Westminster, en el centro de Londres, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, líder espiritual de la Iglesia de Inglaterra, depositó sobre la cabeza del monarca, de 74 años, la corona de San Eduardo. No había sido llevada por nadie desde la coronación en 1953 de su madre, fallecida en septiembre.
La multitud reunida en las calles de Londres, pese a la lluvia, estalló en gritos de júbilo. La reina Camila, de 75 años, fue coronada seguidamente. Los herederos de la corona, Guillermo y Catalina, de 40 y 41 años, tuvieron un lugar estelar en el desfile y la ceremonia religiosa, puntuada por cánticos corales, sermones y lecturas de los evangelios, concebida según un fastuoso ritual prácticamente inmutable desde hace mil años.
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Fuente: AFP