El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció el martes que se postulará para la reelección en el 2024, entrando, a sus 80 años, en una feroz nueva campaña por la Casa Blanca. “Cada generación tiene un momento en el que ha tenido que defender la democracia. Defender sus libertades fundamentales”, escribió Biden en un mensaje de Twitter acompañado de un video.
“Creo que este es el nuestro. Por eso me presento a la reelección como presidente de Estados Unidos. Únanse a nosotros. Terminemos el trabajo”, agregó. Biden aspira a la candidatura de su Partido Demócrata sin ningún contendiente real, luego de una serie de grandes victorias legislativas e importantes luchas internacionales en sus primeros años en el cargo.
Sin embargo, deberá enfrentar cuestionamientos por su edad en la campaña, que podría ser una repetición de las elecciones del 2020, cuando enfrentó al expresidente Donald Trump. La edad del veterano político, que tendría 86 años cuando termine su segundo período, siembra dudas incluso en su propia base electoral, donde muchos creen que es demasiado viejo. La oposición republicana ya hizo sus primeros cuestionamientos a su candidatura, al afirmar que está “desconectado” de la realidad.
“Biden está tan desconectado de la realidad que piensa que merece cuatro años más en el poder, cuando lo único que hace es crear una crisis atrás de otra”, afirmó la jefa del partido, Ronna McDaniel, tras el anuncio de Biden. Una encuesta de la red NBC divulgada el fin de semana determinó que 70% de los estadounidenses, incluido 51% de los demócratas, creen que Biden no debe postularse.
Partido unificado
Ante esos cuestionamientos, a Biden le gusta responder “obsérvenme”. Es una forma de decir que los votantes deben enfocarse en sus victorias políticas domésticas y su conformación de una alianza occidental sin precedentes para ayudar a Ucrania ante la invasión rusa. En el próximo año y medio, Biden tendrá la ventaja de estar en el poder, con su partido unificado, mientras que los republicanos apenas comienzan una compleja elección primaria.
La fecha del martes no fue escogida al azar para anunciar su postulación. Corresponde al cuarto aniversario del inicio de la campaña que le dio la victoria frente a Trump. Este magnate de 76 años también es candidato a la nominación republicana para las presidenciales del 2024 y tiene probabilidades de ganarlas pese a estar procesado por un tribunal de Nueva York y de ser objeto de varias investigaciones.
Joe Biden sabe que, según las encuestas, que hay que interpretar con cautela, la candidatura de Trump no entusiasma. La suya tampoco. Pero el demócrata está convencido de que si logró derrotarlo una vez puede conseguirlo de nuevo gracias a su personalidad afable y su programa unificador.
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Los grandes desafíos
El camino de Joe Biden hacia las elecciones presidenciales del 2024 será arduo, con trabas como su edad, las amenazas geopolíticas e incluso la posibilidad de que su adversario no sea Donald Trump. El primero es el más evidente: el demócrata, que este martes anunció su candidatura, ya es el presidente más viejo de Estados Unidos. Y ahora, con 80 años, pide a los estadounidenses que le den las llaves de la Casa Blanca hasta los 86. Dos chequeos de salud realizados en noviembre del 2021 y febrero del 2023 concluyeron que está sano y es “apto” para ejercer sus funciones.
Pero Joe Biden presenta cierta rigidez al andar y tiene problemas de elocución y meteduras de pata que le han valido críticas de los republicanos, que consideran que carece de agudeza mental suficiente para su trabajo. Esto, en un momento en que se embarca en un ejercicio agotador: liderar una campaña con viajes incesantes al tiempo que ejerce sus funciones de presidente.
Por el momento responde a las preguntas sobre su edad con un lacónico “¡Mírame!” (en acción), o con bromas. Aun así planteó el tema frontalmente, algo muy inusual, durante un viaje reciente a Irlanda. “Estoy al final de mi carrera, no al comienzo”, dijo Joe Biden ante el Parlamento en Dublín, y añadió que con los años ganó “algo de sabiduría”. “Tengo más experiencia que cualquier otro presidente en la historia” de Estados Unidos. “Eso no me hace ni mejor ni peor, pero me da algunas excusas”.
- ¿Trump u otro? -
Joe Biden nunca ha ocultado que su rival favorito para el 2024 es Donald Trump, que ya está en campaña. Porque le ganó una vez, porque el expresidente republicano de 76 años es el adversario predilecto de los demócratas en general, y porque el millonario tendrá que alternar entre el calendario electoral y el judicial.
Pero el demócrata de 80 años tendrá que adaptar la campaña si emerge otro rival más joven e igual de conservador, como el gobernador de Florida, Ron DeSantis. Biden sabe que tiene las estadísticas de su parte y que normalmente los presidentes estadounidenses suelen salir reelegidos si se presentan a un segundo mandato. Una tendencia en la que no deberá confiarse, porque él, por su edad, es difícilmente comparable con casos anteriores.
- Peligros externos -
Cualquier escalada con Pekín, por ejemplo, en torno a Taiwán, antes de las elecciones presidenciales afectaría la campaña de Joe Biden, que ha centrado su política exterior en la rivalidad con China.
Además, aunque el presidente estadounidense ha logrado aunar a los occidentales y a la opinión pública en torno a Ucrania, nadie sabe qué sucederá dentro de uno o dos años. Sobre todo, porque la oposición republicana, que controla una de las dos cámaras del Congreso, se ha comprometido a no extender un “cheque en blanco” a Kiev. Y hay muchas otras amenazas: la agresividad de Corea del Norte, el programa nuclear iraní...
- La economía -
Hasta ahora, todo indica que el crecimiento de la primera potencia económica mundial se desacelera, pero sin disparar el desempleo. Pero no se descarta una recesión y por supuesto Estados Unidos sigue siendo vulnerable a un shock exógeno: un conflicto internacional, una nueva pandemia, un choque energético, un cataclismo financiero...
Esto en un momento en que la oposición republicana tiene la intención de hacer cuanto pueda por obstaculizar los proyectos presupuestarios de Joe Biden, hasta el punto de agitar el riesgo de un default.
- La familia -
Joe Biden ha sufrido varios duelos: la muerte de su primera esposa y su bebé en 1972, y la de su hijo mayor Beau en el 2015 debido a un cáncer. Hoy está muy apegado a su familia y su segunda esposa, Jill Biden. Su campaña dependerá en gran parte del apoyo de sus familiares. Y podría verse sacudida por los ataques a su hijo menor Hunter, con un pasado plagado de adicciones y a quien los republicanos acusan de haber hecho negocios turbios en Ucrania y China.
Sus dramas pasados han enseñado a Joe Biden a tener una fe inquebrantable en sus capacidades y a desafiar las predicciones sobre su futuro político. Pero también cierta humildad: “Respeto mucho el destino”, dijo en varias ocasiones durante los últimos meses.
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Un optimista en batalla
Joe Biden se presenta con 80 años a la reelección para seguir librando “la batalla por el alma” de una nación dividida, pero el camino está lleno de obstáculos, con una popularidad baja y las limitaciones propias de su edad. Si ganara las elecciones del 2024, su mandato se prolongaría hasta sus 86 años, algo nunca visto.
No es tan carismático como otros presidentes, pero su empeño y fama de bondadoso le han abierto puertas a lo largo de una vida salpicada de fracasos políticos y de dramas personales que no le han impedido creer en su buena suerte. “Por el amor de Dios somos Estados Unidos de América. No hay nada que no podamos hacer”, suele decir el 46º presidente.
En el 2017 Joe Biden parecía abocado a una jubilación y un relativo olvido cuando en agosto un desfile de extrema derecha por las calles de Charlottesville (Virginia, sur) le empujó a librar una “batalla por el alma de Estados Unidos”, y contra el entonces presidente republicano Donald Trump.
“Nuevo comienzo”
En su investidura el 20 de enero en el Capitolio, asaltado días antes por partidarios de Trump, Biden prometió un “nuevo comienzo”. Experiencia política no le falta. Fue senador a los 36 años, vicepresidente de Barack Obama durante ocho y ahora es presidente de un país con grandes desigualdades sociales y raciales, un récord de muertos por sobredosis y matanzas con armas de fuego.
Él asegura que se recuperará recurriendo a los valores americanos originales, a aquel sueño fundacional de prosperidad y la famosa “búsqueda de la felicidad” consagrada en la Declaración de Independencia. Biden quiere devolver la “dignidad” al Estados Unidos “olvidado” por la globalización, a ese electorado al que sí supo seducir Donald Trump, un multimillonario nacido en una familia adinerada.
Joseph Robinette Biden Junior les dice y repite que procede de la “clase media” y desciende de inmigrantes irlandeses. Nacido el 20 de noviembre de 1942 en Scranton, Pensilvania (noreste), “Joey”, el mayor de cuatro hermanos, no creció en la pobreza, pero su padre, empresario, sufrió altibajos económicos.
- Senador con 29 años -
La realidad de los afroestadounidenses la conoció gracias a un trabajo como socorrista en un barrio de mayoría negra. Con el tiempo se convirtieron en parte de su éxito electoral. Después de estudiar derecho, y sin haber luchado en Vietnam, el joven se convirtió en 1972, a los 29 años, en senador por Delaware por el Partido Demócrata.
Un mes después de las elecciones, su esposa Neilia y su hija, todavía bebé, murieron en un accidente de coche. El nuevo senador prestó juramento junto a la cama de hospital de sus dos hijos supervivientes, Beau y Hunter.
Estados Unidos también recuerda la triste imagen de un Joe Biden devastado en el 2015 por el dolor en el entierro de Beau, fallecido de cáncer. Estas tragedias han marcado a un presidente que, tras un tiroteo o una catástrofe, sabe consolar. Se le conoce precisamente por su empatía, pero también por sus meteduras de pata.
- Tartamudez -
Biden no tiene la elocuencia de Barack Obama ni el brío de Donald Trump, pero suple con obstinación la falta de carisma. Cuenta que de niño corrigió solo un tartamudeo recitando poesía irlandesa. Intentó tres veces llegar a la Casa Blanca. En una de ellas, en 1988, sus deseos se vieron truncados por acusaciones de plagio. En 2008, se convirtió en vicepresidente.
Cuando le toco a él elegir vicepresidente se decantó por Kamala Harris, la primera mujer y asiática y afroestadounidense en conseguirlo. Fue elegido con la promesa de restablecer la normalidad después de la pandemia y de Trump. Se puso manos a la obra: vacunación masiva, impulso económico y vuelta a la escena internacional.
El presidente cultiva una imagen de estadounidense medio, al que le gustan los helados y los Corvettes. Pero como millonario ofreció a su nieta una boda casi principesca en la Casa Blanca. Y poco importa si la prensa se agita. La mantiene alejada de su familia.
Con su segunda esposa Jill Biden, madre de su hija Ashley y profesora universitaria, Joe Biden se refugia casi todos los fines de semana en su casa de Wilmington (Delaware). Este ferviente católico, pero defensor del derecho al aborto, sólo sale de casa para ir a misa. Se deshace en alabanzas hacia el difunto Beau, pero quiere ser un padre comprensivo con Hunter, que ha sufrido numerosas adicciones y es blanco de los republicanos que le acusan de haber realizado negocios turbios en Ucrania y China.
- Afganistán, Ucrania -
En el verano de 2021, el relativo estado de gracia del que gozaba Biden se esfumó por la caótica retirada de Afganistán y más tarde por un aumento histórico de la inflación. Desde entonces su índice de popularidad es bajo. Los estadounidenses constatan el andar rígido y los momentos de confusión del presidente. Los tranquilizadores informes médicos de noviembre de 2021 y febrero de 2023 no cambian las cosas.
A Biden le cuesta contagiar su optimismo, a pesar de algunos éxitos innegables, como su liderazgo occidental tras la invasión rusa de Ucrania y sus reformas económicas gigantescas, para hacer frente a China. Y eso que al principio solo controlaba el Congreso por una cortísima mayoría y ahora conserva únicamente el Senado.
También tiene que lidiar con una Corte Suprema ultraconservadora, herencia de su predecesor, que en 2022 dinamitó el derecho constitucional al aborto. Pero resiste, como se vio en noviembre de 2022, cuando el Partido Republicano no le infligió la derrota aplastante que se esperaba en las elecciones de medio mandato. Ahora se vuelve a subir al ring electoral para “salvar el alma de Estados Unidos”, o al menos intentar cumplir esa promesa.
Los candidatos declarados
Su rival Donald Trump, el gobernador de Florida Ron DeSantis y un exembajador son algunos de los que podrían cerrarle el paso a Joe Biden en su carrera por la Casa Blanca.
- Donald Trump -
¿Se repetirá el duelo electoral de 2020 entre Joe Biden y Donald Trump? A pesar de su inculpación histórica, el expresidente Trump parece adelantar a los demás candidatos en posibilidades para la nominación republicana. Y por tanto podría ser elegido por su partido para enfrentarse de nuevo a Biden en noviembre de 2024. El exempresario de 76 años dio la sorpresa al ganar las elecciones en 2016.
Ahora, pese a las investigaciones de las que es objeto sobre asuntos financieros, sus supuestas presiones electorales en Georgia en 2020 o la forma en la que gestionó los archivos de la Casa Blanca, Trump está en campaña electoral y denuncia “una caza de brujas”.
- Ron DeSantis -
Muchos republicanos también depositan sus esperanzas en una posible candidatura del gobernador de Florida Ron DeSantis, quien con solo 44 años se considera la estrella en ascenso del ala más conservadora del partido. En 2018 este exoficial de la marina fue elegido por un estrecho margen al frente de este estado del sur de Estados Unidos tras ser apoyado por Trump, cuyas ideas comparte.
Desde entonces se ha distanciado y ganado popularidad multiplicando los lemas ultraconservadores sobre educación o inmigración. “Para mí, la lucha acaba de comenzar”, dijo a principios de noviembre después de ser reelegido por mayoría abrumadora como jefe de su estado, alimentando la especulación. Sin embargo, no se espera un anuncio formal antes del verano.
- Mike Pence -
Después de años de lealtad inquebrantable a Trump, su exvicepresidente Mike Pence cambió de tono como consecuencia del asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021 por parte de simpatizantes del magnate. Este cristiano evangélico de 63 años, opositor al aborto, parece decidido a presentarse a la Casa Blanca. El exlocutor de radio recorre así el país, multiplicando los discursos en estados que probablemente marcarán la diferencia durante las primarias republicanas.
- Nikki Haley, Tim Scott -
La exgobernadora de Carolina del Sur y exembajadora de Estados Unidos ante la ONU Nikki Haley es la única mujer que se ha embarcado en estas primarias republicanas. Sin haber negado nunca el balance de Donald Trump, Haley criticó abiertamente su cruzada poselectoral sobre un presunto fraude que nunca se demostró.
El senador Tim Scott, también de Carolina del Sur, sueña abiertamente con ser el primer presidente republicano negro. En noviembre pasado, el congresista de 57 años contó que su abuelo votó por Barack Obama. “¡Ojalá hubiera vivido lo suficiente para ver a otro presidente de color y que esta vez fuera un republicano!”.
- Los otros -
La escritora Marianne Williamson y el sobrino de “JFK” Robert Kennedy Junior son los dos únicos candidatos que han entrado en la carrera por la nominación demócrata contra Joe Biden. Pero sus posibilidades parecen extremadamente escasas. Del lado republicano también están en la carrera el exgobernador Asa Hutchinson y los empresarios Vivek Ramaswamy y Perry Johnson, sin que sus expectativas sean muy prometedoras.
Fuente: AFP.