El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que busca devolver a Brasil protagonismo internacional, inició el sábado una visita a Portugal, desde donde irá a España, tras un reciente viaje a China marcado por comentarios controvertidos sobre la guerra en Ucrania.
En su primer viaje a Europa desde su regreso al poder en enero, el ícono de la izquierda latinoamericana optó por realizar una visita de Estado de cuatro días a la antigua potencia colonial de la que Brasil se independizó en 1822. El exobrero metalúrgico, de 77 años, que gobernó Brasil de 2003 a 2010, quiere volver a poner a su país en el centro de la geopolítica mundial, tras el relativo aislamiento diplomático que marcó la gestión de su predecesor ultraderechista Jair Bolsonaro (2019-2022).
En un delicado juego de equilibrista para mejorar la imagen de su país en temas ambientales y erigirse en posible mediador de paz, viajó en febrero a Estados Unidos, donde se reunió con el presidente Joe Biden. Pero pareció trastabillar, cuando tras reunirse este mes con su par chino, Xi Jinping, instó a Estados Unidos a dejar de “alentar la guerra” en Ucrania, que resiste desde hace más de un año a una invasión rusa, e instó a la Unión Europea (UE), aliada de Kiev, a “comenzar a hablar de paz”.
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Estados Unidos no tardó en acusar a Lula de “hacerse eco de la propaganda rusa y china, sin tener en cuenta los hechos”. El líder brasileño también reafirmó que las responsabilidades de la guerra desencadenada por la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022 son compartidas entre los dos países.
Y el lunes recibió en Brasilia al canciller ruso, Serguéi Lavrov, quien “agradeció” a Brasil por su “contribución” en la búsqueda de una solución al conflicto y por “su excelente comprensión de la génesis de esta situación”. Bajo la intensidad de las críticas, Lula cambió de tono el martes y condenó la “violación de la integridad territorial de Ucrania” por parte de Rusia.
En Portugal, miembro fundador de la OTAN y uno de los primeros países europeos en suministrar carros de combate a Kiev, la ambigüedad de Brasilia no causó buena impresión. “La posición de Brasil en Naciones Unidas siempre ha sido la misma: al lado de Portugal, Estados Unidos y la OTAN. (...) Dicho esto, es muy simple: si Brasil cambia de posición, esto no le incumbe a Portugal, que mantendrá su posición”, declaró a principios de esta semana el presidente conservador Marcelo Rebelo de Sousa.
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Chico Buarque y Revolución de los Claveles
Este espinoso tema seguramente será abordado el sábado cuando Lula se reúna con su homólogo y luego con el primer ministro portugués, el socialista Antonio Costa. En esta cumbre luso-brasileña, la primera en siete años, se firmarán una docena de acuerdos bilaterales, principalmente en los sectores de la energía, la ciencia, la educación y el turismo.
El lunes, después de un encuentro con empresarios cerca de Oporto (norte), Lula participará en la entrega de la máxima distinción de la literatura de lengua portuguesa, el Premio Camoens, al célebre cantante y autor brasileño Chico Buarque. Este artista, conocido por su compromiso con la izquierda y contra la dictadura militar brasileña (1964-1985), había sido anunciado como ganador en 2019, pero Bolsonaro se negó a firmar los documentos necesarios para que se le entregara oficialmente el premio.
Antes de volar a Madrid el martes, Lula pronunciará un discurso ante el Parlamento portugués durante una sesión previa a las conmemoraciones del 49 aniversario de la Revolución de los Claveles, que puso fin a 48 años de dictadura de derecha y a 13 años de guerras coloniales del país europeo en África.
Fuente: AFP.