El avance de la inteligencia artificial general (IAG), considerado inevitable por Silicon Valley, traerá cambios de una magnitud jamás vista hasta ahora en el mundo, aseguran observadores. ¿Pero estamos listos? La IAG, definida como inteligencia artificial con habilidades cognitivas humanas, en oposición a la inteligencia artificial más limitada, como la del ChatGPT que acapara titulares, podría liberar a las personas de tareas nimias y marcar el comienzo de una nueva era de creatividad.
Pero un cambio de paradigma tan profundo también podría amenazar puestos de trabajo y plantear problemas sociales insuperables, advierten expertos. Los avances tecnológicos previos, desde la invención de la electricidad hasta internet provocaron poderosos cambios sociales, dijo Siqi Chen, director ejecutivo de la startup Runway, con sede en San Francisco.
“Lo que estamos viendo ahora es la inteligencia en sí misma... Esta es la primera vez que podemos crear inteligencia en sí misma y aumentar su volumen en el universo”, indicó Chen a la AFP. El cambio, como resultado, será “de una magnitud mayor a cualquier otro cambio tecnológico que hayamos tenido en la historia”, sentenció.
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Y un cambio tan emocionante y aterrador es un “arma de doble filo”, dijo Chen. El ejecutivo considera que la IAG podría utilizarse para luchar contra el cambio climático, por ejemplo, pero advirtió también que es una herramienta que debería ser dirigida por los humanos tanto como sea posible.
El lanzamiento de ChatGPT a fines del año pasado fue un enorme paso hacia la concreción de la idea largamente soñada de la IAG. OpenAI, la compañía detrás del software generativo que produce ensayos, poemas y códigos de programación a pedido, lanzó esta semana una versión aún más poderosa de la tecnología que lo opera: GPT-4.
OpenAI asegura que la nueva tecnología no solo podrá procesar textos sino también imágenes y producir contenido más complejo, como denuncias jurídicas o videojuegos. Como tal, “exhibe un desempeño a nivel humano” en algunos criterios, dijo la compañía.
Adiós al trabajo pesado
El éxito de OpenAI, respaldado por Microsoft, ha desencadenado una especie de carrera armamentista en Silicon Valley a medida que los gigantes tecnológicos buscan llevar sus herramientas generativas de IA al próximo nivel, aunque aún temen que los chatbots se descarrilen. Los asistentes digitales dotados con IA de Microsoft y Google ya pueden resumir reuniones, redactar correos electrónicos, crear sitios web, diseñar campañas publicitarias y más. Esto nos da una idea de lo que la IAG será capaz de hacer en el futuro.
“Pasamos demasiado tiempo consumidos por trabajo pesado”, dijo Jared Spataro, vicepresidente corporativo de Microsoft. Con inteligencia artificial, Spataro quiere “redescubrir el alma del trabajo”, dijo durante una presentación de Microsoft el jueves. La inteligencia artificial también puede reducir costos, sugieren algunos.
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El arquitecto paisajista británico Joe Perkins señaló en Twitter que usó GPT-4 para un proyecto de programación por el cual un desarrollador “muy bueno” le quería cobrar unos 6000 dólares, con un plazo de dos semanas para hacerlo. “GPT-4 me entregó lo mismo en tres horas, por apenas 0,11 dólares”, tuiteó. “Realmente alucinante”.
Pero eso plantea la cuestión de la amenaza para los empleos. Incluso Chen reconoce que la tecnología algún día podría construir una startup como la suya, o incluso una versión mejor. “¿Cómo me ganaré la vida y cómo evitaré quedarme en la calle?”, se preguntó. Pero dijo esperar que surjan soluciones.
Cuestiones existenciales
Una inteligencia artificial omnipresente genera dudas sobre la autenticidad de varias creaciones a medida que canciones, imágenes, obras de arte y otros contenidos sean producidos por software y no por personas. ¿Rechazarán los humanos la educación tal como la conocemos y confiarán más en software que piense por ellos? ¿En quién se puede confiar para que la IA sea imparcial, precisa y adaptable a diferentes países y culturas?
La AGI “probablemente está llegando más rápido de lo que podemos procesarla”, dijo Sharon Zhou, cofundadora de una empresa de AI generativa. La tecnología plantea una pregunta existencial para la humanidad, dijo Zhou a la AFP. “Si va a haber algo más poderoso que nosotros y más inteligente que nosotros, ¿qué significa eso para nosotros?”, preguntó. “¿Y nos domina, o la dominamos?”.
OpenAI dijo que planea desarrollar la IAG gradualmente con el objetivo de beneficiar a toda la humanidad, pero ha admitido que el software tiene fallas de seguridad. La seguridad es un “proceso”, dijo el jefe del área científica de OpenAI, Ilya Sutskever, en una entrevista con el MIT Technology Review. Sería “muy deseable” que las empresas “propongan algún tipo de proceso que permita lanzamientos más lentos de modelos con estas capacidades sin precedentes”, añadió.
Pero por ahora, dijo Zhou, la tendencia no es reducir la velocidad. “El poder se concentra en torno a aquellos que pueden construir estas cosas. Y ellos toman las decisiones en torno a esto, y tienden a hacerlo rápido”. Sostuvo que hasta el orden internacional está en riesgo.
“La presión entre Estados Unidos y China ha sido inmensa”, dijo Zhou, para quien la carrera por la IA evoca la era de la Guerra Fría. “Existe definitivamente el riesgo de que si un país desarrolla más rápido la IAG entonces domine”, añadió. Zhou cree que la filosofía actual es “no paremos porque no podemos perder”.
Fuente: AFP.