El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, aseguró este lunes que tiene la intención de demarcar nuevas tierras indígenas “lo antes posible”, proceso que se estancó durante el mandato de su antecesor, el ultraderechista Jair Bolsonaro.
“Le pedí al Ministerio de Asuntos Indígenas que me muestre todas las tierras listas para ser demarcadas. Deben ser demarcadas lo antes posible, antes de que otros se las apropien (...) falsificando documentos”, dijo Lula durante una asamblea de líderes indígenas en el estado de Roraima (norte).
“Debemos legalizar rápidamente todas las tierras cuyos estudios (para la delimitación) estén listos o prácticamente listos, para que los indígenas puedan ocupar su territorio”, insistió el mandatario de izquierda. Es común que en la Amazonía brasileña individuos usurpen tierras para deforestarlas y luego reclamarlas oficialmente usando documentos falsos.
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La aprobación de nuevas tierras indígenas “nos ayudará a cuidar el clima, de lo contrario la humanidad desaparecerá por nuestra irresponsabilidad”, aseguró Lula, de 77 años, que gobernó el país entre 2003 y 2010.
“Los indígenas no están ocupando tierras de otros, están solo luchando para recuperar lo que era suyo y los invasores les quitaron desde 1500″, año de la llegada de los primeros colonizadores portugueses a Brasil, agregó el jefe de Estado. En Brasil viven unos 800.000 indígenas, la mayoría en reservas ambientales que ocupan el 13,75% del territorio nacional, de acuerdo con el último censo, de 2010.
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Poco antes de iniciar su mandato (2019-2022), Bolsonaro había prometido “no ceder ni un centímetro más” a las tierras indígenas, y el proceso de aprobación de nuevas reservas quedó paralizado por cuatro años. Bajo su presidencia, la deforestación anual promedio en la Amazonía también aumentó 75% respecto a la década anterior.
De regreso al poder en enero, Lula movilizó a las agencias de protección ambiental, relanzó un programa nacional de protección de la selva y reunió apoyo internacional para reactivar el Fondo Amazonía. Pero las cifras oficiales revelan que el gobierno tiene un gran desafío por delante.
La deforestación en la Amazonía en febrero (322 km2) aumentó 62% respecto a febrero de 2022, un récord para ese mes del año. Organizaciones ambientalistas por ahora se muestran pacientes con las nuevas autoridades, mientras aguardan los datos de la temporada seca, que empieza en julio, cuando la deforestación suele aumentar.
Fuente: AFP.