En la apertura de los alegatos finales del juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa, la Fiscalía argentina sostuvo el pedido de pena de prisión perpetua para los ocho acusados; además, el fiscal Manuel Dávila acusó a dos testigos de la defensa, Juan Pedro Guarino y Nicolás Colazo, por “falso testimonio” y pidió al Tribunal de Dolores que se forme una causa aparte.
“Me voy a referir a Pedro Guarino y Tomás Colazo, que todos hemos visto a Tomás; ellos mismos se ubicaron al exhibir los videos, atrás del auto, parados, apoyados cada uno a un lado, donde a dos o tres metros se estaba produciendo este ataque”, dijo Dávila, solicitando de ese modo el desarrollo de una causa contra los mismos.
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“Inmutados quedaron, no se acordaron de nada de qué fue lo que pasó. Por lo tanto, no tengo dudas de que estas personas por omisión, mintieron, por lo que se va solicitar en este acto se forme causa por separado por delitos de falso testimonio”, apuntó.
Recordando, el 10 de febrero del 2020 Juan Pedro Guarino y Alejo Milanesi dejaron la cárcel de Dolores luego de tres semanas de encierro tras ser arrestados junto con los otros ocho hoy imputados por el crimen de Fernando. Se había sospechado de ellos porque presentaban lesiones que podían ser compatibles con golpes.
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Finalmente, la fiscal Verónica Zamboni había decidido no imputarlos por el hecho con un pedido de sobreseimiento porque no había pruebas suficientes para acusarlos. Con respecto a Tomás Colazo es denominado como el “rugbier número 11″, que presenció la golpiza a Báez Sosa, pero nunca quedó detenido.
Al momento de la agresión, Colazo tenía 17 años y por ser menor de edad nunca fue imputado. No obstante, apareció en la selfie que los hoy acusados se tomaron luego del fallecimiento de Fernando y en los videos presentados por la defensa de la familia Báez Sosa se lo identifica como parte del grupo, a un costado; no precisamente agrediendo, pero sí presente al momento de los hechos.