El médico forense Diego Duarte, quien examinó el cuerpo de Fernando Báez Sosa, indicó que la inspección confirmó que la sucesión de golpes que recibió el joven en zonas sensibles como la cabeza y el rostro provocaron su muerte, por lo tanto, a pesar de las prácticas de reanimación y la posterior derivación al hospital, fue imposible evitar su muerte. “Él llegó muerto al hospital”, señaló este miércoles en comunicación con “Show de noticias”, emitido por GEN/Nación Media.
Las declaraciones del forense formaron parte de la séptima jornada del juicio por el homicidio del joven de 18 años, hijo de paraguayos, que fue agredido por un grupo de rugbiers a la salida del boliche Le Brique de Villa Gesell, en la provincia de Buenos Aires. Los golpes y patadas que le propinaron ocasionaron su muerte el 18 de enero del 2020. A tres años del suceso, la justicia argentina determinará si otorgará o no la cadena perpetua a los ocho imputados.
Duarte se quebró en pleno juicio mientras relataba con lo que se encontró el equipo forense que inspeccionó el cuerpo de Fernando. “Cuando uno tiene hijos se pone en el lugar de los padres de Fernando y obviamente en el lugar de los otros padres, uno no cría hijos para ese fin y no se puede entender este desenlace”, manifestó.
La marca del calzado
Afirmó que a lo largo de su trayectoria, nunca tuvo un caso similar a este e indicó que en las provincias no están acostumbrados a ver casos que hayan antecedido a hechos de violencia tan graves. “No hay muchos casos en los que se vea en un paciente la marca de una zapatilla, eso es por la presión, por un golpe suficientemente fuerte para generar una impronta sobre su piel”, explicó.
En el rostro de Fernando quedó impregnada la marca del calzado de uno de los agresores y todo indica que es producto de las patadas de Máximo Thomsen, uno de los imputados. El médico indicó que la causa de muerte del joven fue un sangrado generalizado que se produjo dentro del cerebro producto de los golpes sucesivos que recibió.
“Son lesiones incompatibles con la vida, traumatismos muy importantes que han producido derrames dentro del mismo”, detalló y agregó: “Al tener varios vasos sangrando y justo en centros específicos como el de la respiración, era irreversible el cuadro, ni siquiera estando en el hospital creo que podría sobrevivir”.
RCP no provocó su muerte
Una de las afirmaciones que se manejaba desde la defensa de los imputados es que una mala práctica de la reanimación cardiopulmonar (RCP) fue lo que produjo la muerte de Fernando Báez; sin embargo, el médico forense descartó totalmente este hecho.
“Está comprobado científicamente que no fue así, yo sé que de por ahí quieren buscarle otro causal de muerte, pero lo que digo es que aunque Fernando hubiese llegado al hospital y lo hubieran intubado, tampoco iba a sobrevivir, él murió por un traumatismo de cráneo, tuvo un excelente RCP y se recurrió a todos los medios necesarios para que él pueda sobrevivir, pero no fue así”, aseveró.
Duarte confirmó que el joven llegó sin signos de vida al hospital y que su muerte se produjo en el lugar de los hechos. “Ojalá se haga justicia y se tome conciencia, que la sociedad pueda ver como un precedente y que cese la violencia por parte de los grupos”, instó el médico, quien también es de origen paraguayo, puesto que sus padres son oriundos de Encarnación.
Este miércoles 11 de enero, se desarrolla la octava jornada del juicio, llevada adelante en el tribunal de Dolores y darán su testimonio los peritos que analizaron el ADN de la sangre impregnada en las ropas y calzados. Los procesados por este hecho son Ciro Pertossi, Matías Benicelli, Blas Cinalli, Lucas Pertossi, Ayrton Viollaz, Máximo Thomsen, Blas Cinalli y Luciano Pertossi, representados por el abogado Hugo Tomei.