Expertos consultados por Europa Press han destacado el legado que ha dejado Benedicto XVI, fallecido este sábado 31 de diciembre a los 95 años de edad, desde el punto de vista intelectual, con un “interesante” magisterio a través de homilías y encíclicas, como por su visión del ministerio petrino, su renuncia y su batalla legal contra los abusos.
En este sentido, el catedrático de Derecho Eclesiástico del Estado de la Universidad Complutense de Madrid Rafael Palomino ha puesto de relieve que Ratzinger estuvo al frente del Dicasterio para la Doctrina de la Fe y que este fue “el comienzo del final de todo el problema de los abusos”. “Da el banderazo de salida a la tolerancia cero”, ha señalado Palomino en declaraciones a Europa Press.
Además, ha remarcado que “tenía una sintonía muy grande” a nivel doctrinal con Juan Pablo II por lo que, por una parte fue una “continuación” de su pontificado, pero, por otro lado, desde el punto de vista intelectual, considera que “colocó al mundo católico en una situación nueva”, al tratarse de un profesor de una universidad pública alemana que, con su teología “moderniza y presenta de nuevo el cristianismo”. “Estamos llamados a dar continuidad a ese pensamiento”, ha apuntado.
También ha recordado su renuncia al pontificado, “un gesto tremendamente honrado” para Palomino, pues aunque no era la primera vez que se producía en la historia, considera que es algo significativo en un momento en el que “nadie renuncia a nada”.
Por su parte, el profesor de Teología dogmática en la Universidad de Navarra y biógrafo de Joseph Ratzinger Pablo Blanco ha puesto de relieve el “interesante legado” que ha dejado Benedicto XVI por el “magisterio que ha dejado tanto en homilías” como en sus “tres encíclicas sobre la esperanza y sobre el amor”.
Además, ha subrayado que deja una “determinada visión del ministerio papal” pues, tras ocho años dirigiendo la Iglesia, “pensaba que no tenía suficientes fuerzas físicas y dio el testigo al siguiente papa, Francisco, para que siguiera en esa línea de reforma y purificación”. “Es un gesto que aún tenemos que digerir, de cómo el ministerio es un verdadero servicio”, ha precisado.
También ha destacado su “limpieza” de los abusos en la Iglesia para extirparlos “desde la raíz”, un trabajo que, según ha indicado, “ya empezó Juan Pablo II y que continúa Francisco”, y por el que, a su juicio, “quizá tuvo que pagar un alto precio”.
Mientras, el jurista, catedrático emérito y profesor de honor de la Universidad Complutense de Madrid Rafael Navarro-Valls ha afirmado que el pontificado de Benedicto XVI tiene “un fondo de paradoja” porque ha sido un papa “extraordinariamente afable” pero, al mismo tiempo, “el ecosistema mediático, un torbellino de noticias contra él, hizo que su pontificado sea ciertamente explosivo”.
Si bien, ha destacado que “tuvo la rara cualidad de convertir en diálogo las dificultades” como en el incidente de Ratisbona, que supuso una crisis con el Islam pero que “aceleró el proceso de conversaciones” con los musulmanes, o el caso Williamson “que produjo una crisis con los judíos” pero que, al mismo tiempo, “aceleró la primera visita del papa a la sinagoga de Roma”.
PONTIFICADO LLENO DE “MINAS”
“Su pontificado fue excepcional. Sin embargo, estuvo lleno de minas que fueron explotando, una tras otra, a las cuales hizo frente con una valentía excepcional”, ha resumido.
También pasará a la historia, a su juicio, “por ser el segundo papa que renunció al pontificado”; por ser “el papa que con mayor vigor introdujo la búsqueda de la santidad en el núcleo mismo de su mensaje”, y por iniciar “una batalla legal contra los abusos sexuales en la Iglesia”.
Fuente: Europa Press