El presidente electo de Brasil, el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, completó este jueves un gabinete compuesto por casi un tercio de mujeres, algunas en puestos clave como la ecologista Marina Silva al frente de Medio Ambiente, y la indígena Sonia Guajajara en la inédita cartera de Pueblos Originarios.
Lula, quien ya había gobernado entre 2003 y 2010, anunció en total 16 nuevos nombres que completan su gabinete de 37 ministros, integrado por 26 hombres y 11 mujeres. “Estoy feliz porque nunca antes en la historia de Brasil hubo tantas mujeres ministras, y nunca tuvimos una indígena ministra de los Pueblos Originarios”, dijo Lula en un acto en Brasilia.
El gabinete de Lula, que asume el primero de enero, tendrá más representación femenina incluso que el de su inmediata sucesora y correligionaria, Dilma Rousseff (2011-2016), que llegó a tener diez ministras simultáneamente. Silva, de 64 años, ya fue ministra de Medio Ambiente durante los dos mandatos anteriores de Lula, pero rompió con su mentor en el 2008 acusándolo de no apoyarla suficientemente en la defensa de la Amazonía.
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La tres veces candidata presidencial (2010, 2014, 2018) se reconcilió con el dirigente izquierdista para unirse a su campaña y vencer al mandatario saliente de extrema derecha Jair Bolsonaro, un defensor de la minería y la agricultura en la mayor selva tropical del planeta.
Guajajara, de 48 años, y reconocida este año por la revista Time como una de las 100 personas más influyentes del mundo, fue una feroz crítica del gobierno de Bolsonaro, que según ella desató una “agenda de destrucción” en la selva amazónica y los pueblos indígenas de Brasil.
Diputada electa en octubre, Guajajara comandará el Ministerio de los Pueblos Originarios, primera cartera en Brasil dedicada enteramente a los indígenas, una promesa de campaña de Lula que marca una ruptura con el período Bolsonaro. Al frente de Planificación fue nombrada otra mujer influyente: la senadora centrista Simone Tebet, que quedó tercera en la primera vuelta de las elecciones presidenciales y dio su su apoyo crucial a Lula en el balotaje del 30 de octubre.
Mayor desafío en la Amazonía
Para WWF, la inclusión de Silva “demuestra la seriedad” de Lula en su promesa “de acabar con la deforestación en Brasil”. “Es el mejor nombre para restablecer la gobernanza ambiental del país” y “recuperar la imagen de Brasil”, celebró la ONG Observatorio del Clima. No tendrá una tarea fácil, especialmente para reducir la deforestación.
El ambiente está “mucho más crispado en la Amazonía”, donde deberá enfrentar el papel creciente del crimen organizado en la devastación y a miembros de la agroindustria más “radicalizados”, resistentes al diálogo tras el “descontrol deliberado” durante el gobierno Bolsonaro, indicó la ONG.
Transición concluida
Con las designaciones de este jueves, Lula concluye el andamiaje de su tercer gobierno, tras 20 días de intensas negociaciones entre los diferentes partidos de su coalición. En la plana principal nombró al frente de Hacienda al exministro y exalcalde de San Pablo Fernando Haddad; al diplomático y exministro Mauro Vieira en Relaciones Exteriores, al exjuez federal Flavio Dino en Justicia y Seguridad y a José Múcio Monteiro en Defensa.
Este jueves, Lula también designó a otras mujeres para los ministerios de Turismo y Deportes. Ya había anunciado a Nisia Trindade como primera mujer al mando de la cartera de Salud; a Cida Gonçalves en el Ministerio de la Mujer; a Anielle Franco, hermana de la concejal negra asesinada Marielle Franco, para la cartera de Igualdad Racial, y a la cantante Margareth Menezes en Cultura. Los bancos públicos Caixa Económica Federal y Banco de Brasil también recaerán en una mujer, adelantó Lula.
Sonia Guajajara, líder indígena
Después de cuatro años de luchar contra el gobierno de Brasil, la líder indígena Sonia Guajajara se unirá a él, buscando deshacer el legado de “destrucción” del presidente saliente Jair Bolsonaro como ministra del entrante mandatario izquierdista Lula. Incluida este año en la lista de la revista Time de las 100 personas más influyentes del mundo, Guajajara fue designada el jueves como titular del ministerio de los Pueblos Originarios, recién creado por el presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva.
Guajajara, de 48 años, ha estado entre los críticos más feroces del gobierno de ultraderecha de Bolsonaro, que según ella desató una “agenda de destrucción” en la selva amazónica y los pueblos indígenas de Brasil. Prometió poner a su nuevo jefe bajo la lupa cuando asuma el cargo el 1º de enero, para garantizar que Lula cumpla sus promesas de reanudar la protección de las tierras indígenas y restablecer las políticas ambientales desmanteladas bajo el mandato de Bolsonaro.
La exlíder de la Asociación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB) fue una firme aliada de Lula durante la campaña electoral, apareciendo junto a él en mítines con tocados de plumas y atuendos tradicionales. En octubre, fue electa diputada por San Pablo, un puesto que dejará para trabajar en el Ejecutivo.
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Contar con el apoyo de una líder indígena muy respetada reforzó las credenciales de Lula como candidato favorable a la protección medioambiental, después de que la deforestación en la Amazonía se disparara 60% durante el mandato de Bolsonaro.
Pero Guajajara, a quien sus amigos llaman “guerrera”, también ha combatido las políticas de Lula en el pasado, criticando su política medioambiental durante sus anteriores mandatos (2003-2010). Viajó por el mundo denunciando el enorme complejo hidroeléctrico de Belo Monte en el estado amazónico de Pará (norte), una obra controvertida que avanzó pese a las advertencias de activistas de que sería catastrófica para el medio ambiente y los pueblos indígenas.
Desarrolló habilidades para el activismo y la comunicación en las redes sociales, como cuando otorgó el “Premio motosierra de oro” a la legisladora de la bancada ruralista Katia Abreu por la destrucción medioambiental.
“Desafió las estadísticas”
Guajajara nació como Sonia Bone de Sousa Silva Santos el 6 de marzo de 1974, en la reserva indígena Arariboia de la selva amazónica. Sus padres, pertenecientes a la etnia Guajajara, no sabían leer. Guajajara dejó su casa a los diez años para ir a la escuela en la ciudad más cercana, Amarante, en el estado de Maranhao (norte), trabajando como empleada doméstica y niñera cuando no estaba en clase.
A los 15, ganó una beca de la agencia gubernamental de asuntos indígenas Funai para asistir a la escuela secundaria en el estado de Minas Gerais, en el sureste del país. Luego obtuvo títulos universitarios en enseñanza y enfermería. “Desafió las estadísticas”, dijo el activista de izquierda Guilherme Boulos sobre Guajajara, en el perfil publicado por la revista Time.
“Desde una edad temprana, luchó contra las fuerzas que han estado tratando de exterminar las raíces de su comunidad durante más de 500 años”, agregó. Guajajara rápidamente emergió como líder con proyección internacional y fue invitada a un foro de las Naciones Unidas sobre pueblos indígenas en el 2008.
Obtuvo prominencia nacional cuando Boulos la eligió como su compañera de fórmula en las elecciones presidenciales del 2018 por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), una escisión del Partido de los Trabajadores de Lula. Obtuvieron solo el 0,6% de los votos, pero Guajajara se convirtió en la primera indígena brasileña en postularse a un cargo ejecutivo federal.
Marina Silva y lucha medioambiental
Nacida en el corazón de la Amazonía, Marina Silva es una figura emblemática de la lucha contra el cambio climático en Brasil y su nombramiento en el futuro gobierno de Lula consagra la importancia que el izquierdista pretende otorgar a este desafío global.
Silva, de 64 años, fue nombrada este jueves ministra de Medio Ambiente, cargo que ya ocupó durante los anteriores mandatos de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), pero rompió con su mentor en el 2008 acusándolo de no apoyarla suficientemente en la defensa de la mayor selva tropical del planeta.
Tres veces candidata presidencial (2010, 2014, 2018), se reconcilió con Lula recientemente, para vencer al mandatario saliente de extrema derecha Jair Bolsonaro. A cambio de su apoyo, esta diputada federal negra obtuvo una serie de promesas, en especial la creación de una autoridad nacional de seguridad climática encargada de verificar las acciones que buscan reducir los gases de efecto invernadero.
“La cuestión climática ahora es una prioridad estratégica del más alto nivel”, dijo en una entrevista a Folha de San Pablo, antes de viajar a la COP27 de Egipto en noviembre para adelantar la agenda climática del gobierno de Lula, que entrará en funciones el 1º de enero.
Precisamente en ese foro, Lula prometió acabar con la deforestación en la Amazonía en el 2030, después de que esta se disparara 60% bajo el mandato de Bolsonaro. Su designación como ministra “es una demostración clara de la seriedad del objetivo anunciado (por Lula) durante la campaña de acabar con la deforestación en Brasil”, dijo este jueves en un comunicado la ONG ambientalista WWF-Brasil.
La apariencia frágil de esta exempleada doméstica esconde una fuerza interior que le permitió superar una infancia en la pobreza, graves problemas de salud y hacer frente al machismo y racismo presentes en la vida política de Brasil.
Del analfabetismo al activismo
Maria Osmarina Marina Silva Vaz tuvo un ascenso muy particular. Nació en 1958 en el estado de Acre, en el corazón de la Amazonía brasileña. Tres de sus 11 hermanos murieron en la infancia y ella perdió a su madre a los 15 años. A los 11, caminaba 14 km diarios para ayudar a su padre a explotar los árboles de caucho y recoger su látex. “Me levantaba a las cuatro de la mañana y cortaba ramas para hacer fuego. Preparaba café y una ensalada de banana con huevo. Ese era nuestro desayuno”, narra en su sitio oficial.
Con numerosos problemas de salud, ha sobrevivido a tres hepatitis y cinco crisis de paludismo. En su adolescencia, decidió entrar en un convento y aunque la vida religiosa no le convenció, descubrió le Teología de la Liberación, movimiento de la izquierda católica conocido por su lucha contra la pobreza y las violaciones de los derechos humanos. Eso le permitió estudiar: pasó de ser analfabeta a obtener su primer título universitario (en Historia) a los 26 años, luego de haber trabajado como empleada doméstica para pagar sus estudios.
Ambientalista y evangélica
Se estrenó en la política al lado del sindicalista Chico Mendes, emblemático defensor de la Amazonía asesinado en 1988. Elegida consejera municipal de Río Branco, capital de Acre, se convirtió después en la senadora más joven en la historia de Brasil, con 36 años.
Quedó tercera en las elecciones presidenciales del 2010 y 2014, pero fue octava en los comicios del 2018 ganados por Bolsonaro. Como muchos brasileños, esta madre de cuatro hijos abandonó el catolicismo para entrar en las filas del protestantismo evangélico. En julio declaró que “nunca” abortaría, pero defendió que el tema sea debatido por la sociedad bajo la óptica de la salud pública.
Y aunque en el pasado dijo ser contraria al matrimonio homosexual debido a sus creencias religiosas, en el 2018 prometió en su programa de gobierno “garantizar el respeto y el ejercicio pleno de la ciudadanía a las personas LGBTIs”.
Fuente: AFP.