Las deficiencias tecnológicas y de diseño que cuestionan el uso de bitcoin como medio de pago y también como inversión más allá de la especulación parecen abocar a la criptomoneda a la irrelevancia, según señalan dos funcionarios del Banco Central Europeo (BCE) en un artículo de opinión publicado en el ‘blog’ de la institución.
Ulrich Bindseil, director general de la división de Pagos e Infraestructuras de Mercado del BCE, junto con Jürgen Schaaf, asesor de la alta dirección en la misma área de actividad, defienden que, si bien para los defensores de bitcoin, la aparente estabilización muestra un respiro en el camino hacia nuevas alturas, “lo más probable es que sea un último suspiro inducido artificialmente antes del camino hacia la irrelevancia”
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“Esto ya era previsible antes de que FTX quebrara y enviara el precio de bitcoin muy por debajo de los 16.000 dólares”, advierten, recordando que la criptomoneda de referencia llegó a cambiarse por unos 69.000 dólares hace un año.
En su opinión, a pesar de que fue creado para superar el sistema monetario y financiero existente, comercializándose como una moneda digital descentralizada global, “el diseño conceptual y las deficiencias tecnológicas de bitcoin lo hacen cuestionable como medio de pago”, ya que las transacciones reales son “engorrosas, lentas y costosas”, por lo que nunca se ha utilizado de manera significativa para transacciones legales del mundo real.
No es adecuado como inversión
Asimismo, advierten de que bitcoin tampoco es adecuado como inversión, ya que no genera flujo de caja ni dividendos y no puede utilizarse productivamente ni proporciona beneficios sociales, por lo que su valoración de mercado se apoya únicamente en la especulación. En este sentido, recuerdan que las burbujas especulativas se basan en el flujo de dinero nuevo, subrayando que los grandes inversores de bitcoin “tienen los incentivos más fuertes para mantener la euforia”.
A pesar del “criptoinvierno” en curso, las inversiones de capital de riesgo en la industria de las criptomonedas y la cadena de bloques totalizaron 17.900 millones de dólares (17.284 millones de euros) a mediados de julio, apuntan. Asimismo, recuerdan que estos grandes inversores también financian a los cabilderos que defienden su caso ante legisladores y reguladores, señalando que, solo en Estados Unidos, el número de ‘lobbistas’ de criptomonedas casi se ha triplicado, pasando de 115 en 2018 a 320 en 2021.
De hecho, señalan el efecto de caja de resonancia por el que los legisladores a veces han facilitado la afluencia de fondos a las criptomonedas al apoyar los supuestos méritos de Bitcoin y ofrecer una regulación que da la impresión de que los criptoactivos son solo otra clase de activos, a pesar de que los riesgos de estos “son indiscutibles” entre los reguladores.
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“La regulación actual de las criptomonedas está parcialmente moldeada por conceptos erróneos”, afirman, al tiempo señalan que persiste la creencia de que hay que dar espacio a la innovación a toda costa, a pesar de que, hasta ahora, la tecnología DLT/Blockchain sobre la que se apoya bitcoin “ha creado un valor limitado para la sociedad, sin importar cuán grandes sean las expectativas para el futuro”.
A este respecto, advierten también de que la supuesta sanción regulatoria de las criptomonedas ha tentado a la industria financiera convencional para facilitar a los clientes el acceso a bitcoin, señalando que “la entrada de las instituciones financieras sugiere a los pequeños inversores que las inversiones en bitcoin son sólidas”.
Contaminador
Por otro lado, los autores apuntan que bitcoin es un contaminador sin precedentes por su elevado consumo de energía, ya que se calcula que la minería de bitcoin consume tanta electricidad al año como Austria, mientras que también produce montañas de desechos de hardware.
“Todo el sistema Bitcoin genera tantos desechos electrónicos como los Países Bajos”, critican, recordando que tal ineficiencia del sistema no es un defecto, sino una característica. De este modo, los funcionarios del BCE consideran que, dado que bitcoin no parece ser adecuado como sistema de pago ni como forma de inversión, no debe tratarse como tal en términos normativos y, por lo tanto, no debe legitimarse.
Del mismo modo, advierten de que la industria financiera debe tener cuidado con el daño a largo plazo de promover las inversiones de bitcoin, a pesar de las ganancias a corto plazo que podrían obtener, ya que el impacto negativo en las relaciones con los clientes y el daño reputacional para todo el sector podría ser enorme una vez que los inversores de bitcoin hayan sufrido más pérdidas.
Fuente: AFP.