El gobernador del estado brasileño de Espíritu Santo ha confirmado este sábado la muerte de la profesora Flávia Amboss Merçon de 38 años, que resultó herida después de que un hombre abriese fuego contra dos escuelas del municipio de Aracruz, por lo que el número de víctimas mortales ya asciende a cuatro.
“Lamentablemente la tragedia en Aracruz aún no ha terminado. Con profundo pesar confirmamos la muerte de otra víctima, la profesora Flávia Amboss Merçon, de apenas 38 años. Nuestro abrazo solidario a familiares y amigos”, ha escrito el gobernador Renato Casagrande en su perfil de Twitter.
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Tras el tiroteo se ha contabilizado la muerte de tres docentes de la Escuela Primaria y Secundaria Estatal Primo Bitti y de una alumna de la escuela privada Centro Educacional Praia de Coqueiral, mientras la cifra de heridos asciende a doce.
El adolescente, y exalumno de la primera escuela, que ha confesado ser el autor de los disparos ha sido detenido este sábado por las autoridades, tras lo que ha declarado que usó un arma de su padre y llevaba planeando el ataque dos años.
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Fuente: Europa Press.
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Uvalde empezó a enterrar a los 19 niños asesinados en tiroteo
Por François PICARD
La pequeña localidad texana de Uvalde, cerca de la frontera con México, comenzó el martes a enterrar a los 19 niños asesinados en el tiroteo en una escuela primaria que conmocionó a Estados Unidos la semana pasada, uno de los peores de los últimos años en el país.
El cuerpo de Amerie Jo Garza, de 10 años, llegó en un ataúd plateado y fue transportado a la Iglesia Católica del Sagrado Corazón por seis portadores del féretro que llevaban camisas blancas con claveles rojos.
Los dolientes, algunos vestidos con el color púrpura de la Escuela Primaria Robb al otro lado de la calle, escenario de la masacre el 24 de mayo, se reunieron frente a la iglesia antes del funeral en medio de una fuerte presencia policial.
Otra niña, Maite Yuleana Rodríguez, también de 10 años, también iba a ser enterrada el martes, con más ceremonias programadas para las próximas semanas, incluidas las de las dos maestras fallecidas. Todos fueron asesinados cuando el martes pasado Salvador Ramos, de 18 años, abrió fuego en un aula antes de ser abatido por la policía.
En medio del duelo, en Uvalde también había ira por la respuesta de la policía, muy criticada por haber tardado en abatir al pistolero. Una “decisión errónea”, admitió el director del Departamento de Seguridad Pública de Texas, Steven McCraw.
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“Pueden decirme ‘Oh, cometimos un error. Tomamos la decisión equivocada’. Pero no me van a devolver a mi bisnieta”, dijo Rubén Mata Montemayor, de 78 años, bisabuelo de una de las víctimas.
“Dejar de vender armas”
Diecinueve agentes se quedaron en el pasillo de la escuela sin intervenir durante casi tres cuartos de hora, mientras Ramos seguía atrincherado en un aula. La policía finalmente entró y mató al joven armado.
Cuando el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, visitó Uvalde el fin de semana, los gritos de “¡Hagan algo!” resonaron entre la multitud.
El tiroteo, el último de una epidemia de violencia armada en Estados Unidos, se produjo menos de dos semanas después de que 10 personas murieran en un ataque en una tienda de Buffalo por parte de un joven que tenía como objetivo a los afroamericanos, y provocó llamados desesperados a favor de una reforma de las armas.
El presidente “debe aprobar leyes para que podamos proteger a los niños de las AR-15″, el arma semiautomática usada en la escuela Robb, reclamó por ejemplo Robert Robles, de 73 años.
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Ricardo García, de 47 años y quien trabajaba en el hospital de Uvalde el día del drama, contó que no logra “sacar de su cabeza el llanto de las madres a las que se les anunciaba la noticia fatal”. “Hay que dejar de vender armas, punto”, sentenció.
“Seguir presionando”
Si bien los tiroteos masivos sacuden a la opinión pública y generan demandas momentáneas de cambio, la regulación de armas enfrenta una fuerte resistencia por parte de la mayoría de los republicanos y algunos demócratas de los estados rurales.
El lunes, Biden prometió “seguir presionando” por una regulación más estricta de las armas de fuego.
“Creo que las cosas se han vuelto tan graves que todo el mundo se está volviendo más racional al respecto”, dijo el presidente demócrata.
Un grupo bipartidista de legisladores trabajó durante el fin de semana para buscar posibles áreas de acuerdo.
Según lo trascendido, buscan legislar para aumentar la edad para la compra de armas o para permitir que la policía retire las armas de las personas consideradas de riesgo, pero no en una prohibición total de los rifles de alta potencia como el arma utilizada tanto en Uvalde como en Buffalo, Nueva York.
Pero pasar de las palabras a los actos será difícil por la estrecha mayoría de los demócratas en el Congreso.
Mientras Estados Unidos aún llora por la masacre de Uvalde, el ataque escolar más mortífero desde que 20 niños y seis adultos fueron asesinados en Newtown, Connecticut en 2012, una docena de tiroteos masivos (de más de cuatro muertes) fueron reportados en todo el país el fin de semana largo por el Día de los Caídos.
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Según el sitio web Gun Violence Archive, se registraron al menos 132 muertes por armas y 329 heridos en todo el país desde el sábado 28 hasta el lunes 30 por la noche.
En Uvalde, una ciudad mayoritariamente latina de 15.000 habitantes, muchos clamaban por cambios.
“Si un niño ni siquiera puede tomar un sorbo de vino porque es demasiado joven, ¿saben qué? Es demasiado joven para comprar un arma de fuego”, dijo Pamela Ellis, quien viajó desde Houston para dar sus condolencias.
Fuente: AFP.
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Masacre de Uvalde: Primeros y escalofriantes testimonios de niños sobrevivientes
En la víspera de la visita del presidente Joe Biden, surgieron este sábado los primeros testimonios de niños sobrevivientes de la masacre de Uvalde, que describen el horror en esta escuela de Texas, en el sur de Estados Unidos, donde un joven pistolero mató a 19 estudiantes y dos profesores.
El día anterior, las autoridades de Texas habían hecho su mea culpa, admitiendo que la policía había tomado una “decisión errónea” al no entrar rápidamente al centro educativo luego de ser alertados.
El martes, la policía tardó alrededor de una hora en poner fin a la masacre, a pesar de varias llamadas de niños que pedían una intervención. Los 19 agentes que se encontraban en el lugar esperaban la intervención de una unidad especializada de la policía de fronteras.
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En el interior, un grupo de alumnos estaba encerrado en un aula con el tirador, Salvador Ramos, de apenas 18 años y equipado con un rifle semiautomático y chaleco táctico.
Al entrar en la aula, Ramos cerró la puerta y se dirigió a los niños: “Vais a morir todos”, antes de abrir fuego, relató el viernes un sobreviviente, Samuel Salinas, de 10 años, al canal ABC.
“Creo que me estaba apuntando”, confesó el niño, pero una silla entre él y el tirador bloqueó la bala.
Tirado en el piso del aula cubierta de sangre, Samuel Salinas, para no ser blanco de los disparos, se hizo el muerto.
“Mantener la calma”
De su lado, Miah Cerrillo, de 11 años, trató de escapar de la misma manera a la atención de Salvador Ramos. La niña se cubrió con la sangre de un compañero, cuyo cadáver estaba junto a ella, explicó a la cadena CNN, en un testimonio no filmado. Acababa de ver al adolescente matar a su maestra, después de decirle “buenas noches”.
Otro estudiante, Daniel, contó al periódico Washington Post que mientras las víctimas esperaban a que la policía viniera a rescatarlos, nadie gritó. “Estaba asustado y estresado, porque las balas casi me pegan”, dijo.
Su maestra, que resultó herida en el ataque pero sobrevivió, les susurró a los estudiantes que “mantuvieran la calma” y “quedaran quietos”.
Una niña, también herida de bala, había pedido amablemente a su maestra que llamara a la policía, diciendo que “sangraba mucho”, relató Daniel, que ya no puede dormir solo y tiene pesadillas.
Los niños que sobrevivieron “están traumatizados y tendrán que vivir con eso toda la vida”, subrayó su madre, Briana Ruiz.
Samuel Salinas también afirmó que tenía pesadillas, en las que veía al tirador. La idea de volver a la escuela, o incluso volver a ver a los compañeros de clase, sigue siendo aterradora. “No tengo muchas ganas”, confesó, y añadió que quería “quedarse en casa” y “descansar”.
Biden el domingo
Estos testimonios solo acentuaron la polémica en torno a la reacción policial. Presionado por los reporteros para que explicaran su muy criticado tiempo de respuesta, Steven McCraw, director del Departamento de Seguridad Pública de Texas, sostuvo el viernes que las fuerzas del orden creían que “era posible que no hubiera más sobrevivientes”.
Sin embargo, la policía recibió numerosas llamadas de varias personas desde las dos aulas afectadas, incluida una de un niño a las 12:16, más de media hora antes de la intervención policial a las 12:50, advirtiendo que “entre ocho y nueve estudiantes estaban vivos”, admitió McCraw.
El domingo, el presidente de Estados Unidos y su esposa Jill Biden acudirán a Uvalde, para “compartir el luto” de los habitantes de esta pequeña localidad consternada por una de las peores masacres con arma de fuego de los últimos años en el país.
Este tiroteo, descrito en la prensa estadounidense como el “nuevo Sandy Hook”, en referencia a la espantosa masacre en una escuela primaria de Connecticut en 2012, ha despertado los traumas de Estados Unidos por incidentes similares con armas de fuego.
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Los rostros de las víctimas muy jóvenes, de entre 9 y 11 años, retransmitidos repetidamente por televisión, y los testimonios de sus seres queridos devastados han conmovido al país, reavivando una ola de llamados a una mejor regulación de las armas de fuego, algo que aún no ha sido posible acordar en el Congreso por las profundas divisiones.
Biden, que ha denunciado regularmente la “epidemia” de violencia armada, hasta ahora no ha logrado aprobar legislación alguna importante para controlar la venta y uso de armas por civiles.
Fuente: AFP