Los iraníes volvieron salir el viernes a las calles en todo el país para denunciar la muerte de manifestantes en la represión de las protestas desencadenadas por el fallecimiento de la joven Mahsa Amini. Mahsa Amini murió el 16 de setiembre, tres días después de haber sido detenida en Teherán por la policía de la moral por la presunta infracción del estricto código de vestimenta impuesto a las mujeres en la República Islámica de Irán.

Al eslogan inicial de “Mujer, Vida, Libertad” se añadieron, a lo largo de manifestaciones, consignas contra el régimen islámico, fundado en 1979. El movimiento de indignación se ha visto luego atizado por la brutal represión, que según la oenegé Iran Human Rights (IHR), radicada en Oslo, ha dejado hasta ahora al menos 160 muertos, incluyendo una veintena de menores.

Las oenegés temen que la represión se intensifique con los homenajes a las primeras víctimas del movimiento, al término del tradicional duelo de 40 días. El miércoles, miles de personas acudieron a Saghez, la ciudad de origen de Mahsa Amini, en la provincia de Kurdistán, para este fin del luto.

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El jueves se registraron incidentes cerca de Joramabad (oeste), donde una multitud se congregó ante la tumba de Nika Shahkarami, de 16 años, que falleció hace 40 días, según videos verificados. “Mataré a cualquiera que haya matado a mi hermana”, gritaron los manifestantes en un video publicado por HRANA, un grupo de defensa de los derechos humanos radicado en Estados Unidos.

Disparos en Zahedan

Otros incidentes ocurrieron el jueves después del funeral de un manifestante de 35 años, Ismail Mauludi, en Mahabad (oeste), donde las fuerzas de seguridad abrieron fuego y mataron a tres personas, según el grupo de derechos humanos Hengaw. “Muerte al dictador”, gritaron los manifestantes, apuntando al ayatolá Alí Jamenei, según imágenes de un video verificado por la AFP y compartido en las redes sociales.

En ese video también se veían las oficinas del gobernador de Mahabad en llamas. Otros dos manifestantes murieron en Baneh, también en el oeste, cerca de la frontera con Irak, según Hengaw. En total, ocho manifestantes en cuatro provincias (Kurdistán, Azerbaiyán Occidental, Kermanshah y Lorestán) fueron abatidos entre la noche del miércoles y el jueves, según Amnistía Internacional.

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La ciudad de Zahedan (sudeste), en una de las regiones más pobres de Irán, es escenario de disturbios desde el 30 de setiembre, provocados por la violación de una muchacha imputada por un policía. Esos enfrentamientos dejaron al menos 93 muertos, según la oenegé IHR.

Este viernes, las fuerzas de seguridad abrieron el fuego contra manifestantes de esa ciudad, según HRANA e IHR, que publicaron videos en los que se ve a personas huyendo de las balas. Por la noche, el Consejo de Seguridad de Sistán-Baluchistán, la región donde se halla Zahedan, afirmó que una persona murió por disparos “no identificados” y que otras catorce, entre las que figuran miembros de las fuerzas de seguridad, resultaron heridas en esos “disturbios”.

Previamente, las autoridades iraníes destituyeron a dos altos cargos de la seguridad de esa ciudad, entre ellos el jefe de policía, tras publicarse un informe que apunta “negligencias por parte de ciertos oficiales” que condujeron a la muerte de civiles “inocentes”.

¿Más represión?

Los analistas señalan que las autoridades buscan formas de sofocar las protestas sin basarse exclusivamente en su aplastamiento masivo, para tratar de contener la indignación popular. “Por el momento, parecen probar otras técnicas -como los arrestos e intimidaciones, cortes calibrados de internet o incluso matando a algunos manifestantes”, dijo a AFP Henry Rome, especialista de Irán en el Washington Institute.

“Pero dudo de que las fuerzas de seguridad hayan descartado la posibilidad de una represión mucho más violenta”, estimó. De su lado, los dirigentes iraníes siguen atribuyendo las protestas a los “enemigos” de Irán. El Ministerio de Inteligencia y los Guardianes de la Revolución, el ejército ideológico de Irán, acusaron a la CIA y a sus “aliados” del Reino Unido, de Israel y de Arabia Saudita de “conspirar” contra la República Islámica.

Tumba de Masha Amini

Cientos de personas se han reunido este miércoles junto a la tumba de Masha Amini, en el cementerio de Aichi, en la ciudad iraní de Saqqez, para protestar contra el gobierno más de un mes después de que la joven muriera cuando se encontraba bajo custodia policial tras ser detenida por incumplir el código de vestimenta islámico.

Los manifestantes han honrado así la memoria de la joven, que se ha convertido en un símbolo de las protestas contra la represión de las autoridades iraníes, y han coreado eslóganes como “Alí (Jamenei) es derrocado”, “muerte al dictador” y “todos somos Masha”, entre otros.

Las fuerzas de seguridad han bloqueado varias carreteras que llevan al cementerio, si bien los presentes han llegado a pie hasta la zona en la que se encuentra la tumba, donde ha tenido lugar también una ceremonia religiosa, según informaciones de la cadena de televisión Iran International. A pesar de las amenazas recibidas desde que murió Amini, su familia ha anunciado que también asistirá a las protestas de este miércoles.

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Por su parte, el Centro para la Cooperación de los Partidos del Kurdistán en Irán ha instado en un comunicado a reunirse con vestimentas típicas kurdas “junto a las tumbas de los mártires” a lo largo de esta tarde, además de “llenar plazas y calles” en señal de protesta.

Grupos de activistas han convocado protestas en varios puntos del país, entre ellos la calle Shariati de Teherán, la capital, y sus principales plazas para conmemorar que han pasado 40 días desde que Amini falleció, un periodo de tiempo relevante según la tradición iraní.

Las autoridades han informado de que a lo largo de la mañana ya se han registrado protestas en Teherán, donde los trabajadores de una de las principales refinerías han organizado una huelga que ha finalizado poco después, según informaciones de la agencia IRNA.

Ataque armado en Zahedán

Dos miembros de la Guardia Revolucionaria de Irán han muerto este martes después de ser tiroteados por hombres armados no identificados en la ciudad iraní de Zahedán, de mayoría suní, situada en el este del país, según ha informado el cuerpo en un comunicado.

El coronel de la Guardia Revolucionaria iraní Mehdi Molashahi, así como el agente Javad Kija se dirigían a casa después de terminar su turno de trabajo cuando hombres armados abrieron fuego desde un automóvil, según ha recogido la agencia de noticias Tasnim, afín a la ideología del Ejército iraní.

Por el momento, se desconoce la identidad de las personas involucradas, así como su motivación o procedencia. Las autoridades iraníes han informado de que han abierto una investigación para identificar a los autores, tal y como ha recogido la agencia de noticias ISNA.

La Policía de Irán informó la pasada semana de la detención de al menos 57 manifestantes tras una serie de protestas en Zahedán. El pasado 1 de octubre las manifestaciones en la provincia costaron la vida al jefe de Inteligencia de la Guardia Revolucionaria en la provincia, identificado como Alí Musavi.

Tras su muerte, el presidente iraní, Ebrahim Raisi, asignó al ministro del Interior, Ahmed Vahidi, una investigación “exhaustiva” los disturbios, que se saldaron con más de 60 muertos, tras la violación de una niña baluchí de 15 años por parte del jefe de la Policía de Chabahar.

Ataque a mezquita en Shiraz

Al menos 15 personas han fallecido y otras 40 han resultado heridas como consecuencia de un ataque armado contra la mezquita de Shah Cheragh de la ciudad de Shiraz, ubicada en el sureste de Irán. Según ha detallado un responsable de Seguridad, Asuntos Políticos y Sociales de la gobernación de Fars, Ismail Mohebipour, el suceso se ha producido mientras los fieles realizaban sus oraciones, informa la agencia de noticias ISNA.

El propio Mohebipour ha incidido en que la situación ya está controlada por las autoridades de seguridad, que han logrado detener a dos de los tres presuntos autores del tiroteo. Fuentes de seguridad consultadas por la mencionada agencia han apuntado que los supuestos autores del ataque serían takfiris, adjetivo con el que se designa a los musulmanes que acusan a otros de apostasía, negando así la condición de verdaderos fieles a aquellos con muestras de fe diferentes a las propias.

Este suceso se ha producido en un día en que varias ciudades de Irán han sido de nuevo escenario de numerosas movilizaciones en contra del Gobierno, justo en la jornada en que se cumplen 40 días de la muerte de la joven kurda Masha Amini bajo custodia policial.

“No quedará sin respuesta”

Horas más tarde de conocerse el suceso, el presidente de Irán, Ebrahim Raisi, ha lanzado un comunicado en el que traslada sus condolencias a las familias de los fallecidos y heridos, víctimas de un ataque perpetrado por “los enemigos de la revolución islámica”.

Según el mandatario iraní, aquellos que van en contra de Irán solo saben vengarse de su “desesperación” intentando instaurar “la violencia y el terror” en la nación asiática. “Este mal definitivamente no quedará sin respuesta, y las agencias de seguridad y aplicación de la ley (...) darán una respuesta instructiva a sus autores e ideólogos”, ha aseverado el presidente Raisi.

Más de 50 detenidos

La Policía de Irán ha informado de la detención de al menos 57 manifestantes tras una serie de protestas que se ha desatado en las últimas horas en la ciudad iraní de Zahedán, de mayoría suní, situada en el este del país. El comandante de Policía de la provincia de Sistán y Baluchistán, Ahmed Tameri, ha confirmado el balance de detenidos, al tiempo que ha especificado que las operaciones policiales continúan para frenar a los manifestantes, a quienes ha llamado “matones y alborotadores”.

“Todos aquellos que destruyan la propiedad pública serán identificados y arrestados. La seguridad de las personas es la línea roja de la Policía, que se mantiene firme en la realización de esta importante misión”, ha agregado, según ha recogido la agencia de noticias ISNA.

Después de la oración del viernes en una de las mezquitas de la ciudad, un grupo de más de 100 personas se ha reunido en las calles de Zahedán, capital de la provincia de Sistán y Baluchistán gritando consignas como “Muerte a Jamenei” o “Muerte al dictador”.

Las últimas protestas del pasado 1 de octubre costaron la vida al jefe de Inteligencia de la Guardia Revolucionaria en la provincia, identificado como Alí Musavi, según confirmó la agencia de noticias estatal Tasnim, también afín a la ideología del Ejército iraní.

Tras su muerte, el presidente de Irán, Ebrahim Raisi, asignó al ministro del Interior, Ahmed Vahidi, una investigación “exhaustiva” sobre estos disturbios, que se saldaron con más de 60 muertos, tras la violación de una niña baluchí de 15 años por parte del jefe de la Policía de Chabahar. Por su parte, Amnistía Internacional cifró los muertos, según sus recuentos, en 82, en unas protestas en las que las fuerzas de seguridad iraníes utilizaron balas, perdigones metálicos y gases lacrimógenos para dispersar a la multitud.

Fuente: AFP.

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