Las autoridades indonesias investigaban el martes la actuación de la policía en la estampida en un estadio que mató a 131 personas, incluyendo decenas de niños, en uno de los peores desastres de la historia del fútbol. Ante el creciente enfado por la tragedia, la policía trataba de determinar a los responsables del desastre en la ciudad de Malang que, según testigos, comenzó cuando los agentes dispararon gases lacrimógenos contra las atestadas gradas para evitar una invasión de campo.
El jefe policial de la provincia de Java Oriental, Nico Afinta, ofreció disculpas por las fallas de seguridad que causaron la tragedia. Los aficionados del Arema FC instalaron el lunes un centro improvisado en Malang para recibir denuncias legales y dijeron que presentarán una querella contra los agentes a quienes acusan de provocar numerosas muertes al actuar indiscriminadamente contra los espectadores.
La policía describió el incidente como “un motín” en el que murieron dos agentes. Los supervivientes los acusan de actuar desproporcionadamente. “Si hubo un motín, deberían haber disparado (el gas lacrimógeno) al campo, no a las gradas”, dijo a la AFP Danny Agung Prasetyo, coordinador del grupo de aficionados del Arema.
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“Muchas de las víctimas estaban en las gradas. Entraron en pánico por el gas”, añadió. La cifra de muertos subió a 131, informó este martes a la AFP una autoridad local de salud. Las seis víctimas adicionales (el balance anterior era de 125) murieron por heridas sufridas en el incidente.
Un seguidor dijo que aficionados de Arema realizarían una gran manifestación si para el fin de semana no se han identificado sospechosos. El jefe de la policía local fue reemplazado el lunes, nueve agentes fueron suspendidos y otros 19 están bajo investigación, indicó el portavoz de la policía nacional, Dedi Prasetyo.
El gobierno indonesio suspendió la liga nacional y creó una comisión de investigación de la tragedia cuyos trabajos deberían completarse en dos o tres semanas. Las gradas del estadio Kanjuhuran estaban repletas de miles de jóvenes seguidores del Arema FC que animaban a su equipo ante sus archirrivales Persebaya Surabaya.
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Pero los fanáticos locales invadieron la cancha tras la derrota 2-3, la primera en casa en más de dos décadas para el Arema en este derbi de la isla de Java Oriental. La policía respondió dando patadas y golpeando a los seguidores con porras, según testigos y grabaciones, lo que llevó a más aficionados a saltar al campo.
Desde que aparecieron los primeros detalles de la estampida el fin de semana han aumentado los llamados a una investigación independiente. “No hay una instrucción de disparar gas lacrimógeno y no hay una instrucción de cerrar los portones”, declaró el martes en conferencia de prensa Albertus Wahyurudhanto, miembro de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
El enfado de los aficionados quedó plasmado en los alrededores del estadio, donde había un vehículo policial quemado y se leían pintadas con lemas como “Gas lacrimógeno contra lágrimas de madres” o “Nuestros amigos murieron aquí”.
“Muchos peligros”
Las vigilias deben continuar el martes en Malang. En la víspera, jugadores y aficionados del Arema se congregaron en el estadio para dejar flores y rezar por las víctimas. Entre los muertos había 32 niños, el más joven de 3 o 4 años, dijo a la AFP un responsable del Ministerio de Empoderamiento de la Mujer y Protección de la Infancia.
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, calificó la tragedia como un “día oscuro” para el fútbol. Las normas de seguridad de FIFA prohiben el uso de gas por parte de la policía o vigilantes en los estadios. La superstrella brasileña Pelé expresó sus condolencias y dijo que “la violencia no combina con el deporte”.
La violencia en el fútbol es un problema persistente en Indonesia que ya llevó a prohibir el acceso a los seguidores del Persebaya Surabaya. Sin embargo, los aficionados dicen que no son culpables. Las autoridades indonesias indicaron que se vendieron más entradas de las debidas y, según testigos, algunas puertas del estadio estaban cerradas.
Los aficionados más fuertes pudieron escalar los portones para huir del tumulto, mientras los más vunerables fueron aplastados cuando cayó el gas. “Las puertas estaban cerradas, por eso alguna gente empujaba. Algunos se ponían en una esquina” para escapar del aplastamiento, dijo un superviviente de 16 años a la AFP. “En las gradas había gente que fue golpeada directamente. Lo vi con mis ojos”, añadió.
Para algunos, un desastre así era previsible. “Podías ver y sentir que algo malo podía pasar. Es el tipo de miedo que tienes cuando viajas a un partido aquí”, comentó a la AFP Pangeran Siahaan, comentarista de fútbol indonesio. “Hay muchos peligros cada vez que vas a un estadio de fútbol en Indonesia”, agregó.
Fuente: AFP.