Las autoridades instaladas por Moscú en varias regiones de Ucrania anunciaron la celebración urgente, entre el 23 al 27 de septiembre, de referendos de anexión a Rusia, en plena contraofensiva ucraniana. Los territorios separatistas prorrusos de Donetsk y Lugansk, en la región del Donbás (este de Ucrania) así como las regiones de Jersón (sur) y Zaporiyia (sudeste), todos ocupados por el ejército ruso, anunciaron esas votaciones, pocos días antes de que el país entre en su octavo mes de guerra.
Su integración en Rusia representaría una gran escalada del conflicto, ya que Moscú podría justificar su intervención en el hecho de defender su propio territorio de las fuerzas de Kiev. Los referendos siguen el modelo empleado por Rusia para anexionarse la península ucraniana de Crimea en 2014, un movimiento denunciado por la comunidad internacional.
“Parodia”
Tanto Washington como Berlín y París denunciaron la futura consulta y aseguraron que la comunidad internacional nunca aceptaría los resultados, mientras que la OTAN consideró que las consultas suponen una “escalada adicional” del conflicto. El presidente francés, Emmanuel Macron, los calificó de “parodia” y dijo que la invasión de Rusia supone una vuelta “a la era del imperialismo”.
Ucrania respondió prometiendo “liquidar” la “amenaza” rusa. Por la noche, en su discurso diario a la nación, su presidente Volodimir Zelenski restó importancia a las consultas y agradeció “a todos los amigos y socios de Ucrania por su masiva y firme condena a las intenciones de Rusia de organizar otro seudoreferéndum”. Estas consultas llevaban varios meses preparándose, pero su calendario parece haberse acelerado por la contraofensiva ucraniana, que obligó al ejército ruso a retirarse en el noreste del país.
Chantaje y revés ruso
Fue el jefe del “parlamento” autoproclamado de Lugansk, Denis Miroshnichenko quien anunció en primer lugar que se celebraría la consulta, a lo largo de cuatro días a partir del viernes. Poco después, la agencia de prensa oficial de Donetsk anunció un calendario idéntico, seguido del jefe de la administración de ocupación de Jersón, Vladimir Saldo, y un responsable prorruso hizo lo propio para la región de Zaporiyia.
“Ucrania va a solucionar la cuestión rusa. La amenaza sólo puede liquidarse por la fuerza”, escribió en Telegram el jefe de la administración presidencial ucraniana, Andrii Yermak, denunciando “chantaje” por parte de Moscú motivado por “miedo a la derrota”. El ministro ucraniano de Exteriores, Dmitro Kuleba, aseguró que Kiev va a “seguir liberando sus territorios, diga lo que diga Rusia”.
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Estos anuncios se producen después de que Rusia haya sufrido espectaculares reveses militares desde principios de septiembre, especialmente la retirada de Járkov, en el noreste de Ucrania, tras el avance de las tropas de Kiev, que se benefician de suministros de armas y material militar occidentales.
La diplomacia rusa advirtió al embajador de Francia en Moscú de que consideraba “inaceptable” esos envíos de armamento. El ejército ucraniano ha lanzado también una contraofensiva en la región de Jersón, menos fulgurante, pero en la que está obteniendo avances. Y también ataca en la región de Lugansk, que Rusia conquistó íntegramente en la primavera boreal, tras sangrientos combates.
Arma nuclear
El martes por la mañana el expresidente ruso Dmitri Medvedev y actual número dos del Consejo de Seguridad ruso, instó a celebrar lo más rápidamente los referendos de anexión de las regiones de Lugansk y Donetsk. Los referendos en el Donbás “son de gran importancia (....) para restablecer la justicia histórica”, dijo Medvedev en Telegram. Moscú considera a Ucrania como históricamente rusa.
“Violar territorio de Rusia es un crimen, y si es cometido, ello permite utilizar todas las fuerzas de legítima defensa”, advirtió. Para la analista rusa independiente Tatiana Stanovaya, “Putin va a celebrar ya esos referendos para tener el derecho de utilizar el arma atómica para defender el territorio ruso”.
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Al recibir este martes las cartas credenciales de nuevos embajadores en Rusia antes de la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York, Putin prometió proseguir su política “soberana” y denunció la voluntad de “hegemonía” de Estados Unidos. En la Asamblea de la ONU, la nueva primera ministra británica, Liz Truss, anunció que su gobierno igualará o superará los 2.300 millones de libras esterlinas (2.600 millones de dólares) que planea dar a Ucrania este año.
Durante la reunión de Naciones Unidas también se celebró una cumbre copresidida por Estados Unidos, España, Senegal y el Consejo Europeo, para abordar la inseguridad alimentaria mundial derivada de la invasión. Rusia y Ucrania son importantes productores de cereales y la guerra ha afectado gravemente a las exportaciones, disparando los precios y golpeando con especial dureza a los países en desarrollo.
Fuente: AFP.