La vicepresidenta argentina Cristina Kirchner, enjuiciada por presunta corrupción, recibió este sábado el respaldo de manifestaciones en plazas de todo el país, con epicentro frente a su domicilio en Buenos Aires y donde hubo incidentes por el intento policial de frenar a la multitud con vallas.

La convocatoria, lanzada por redes sociales, congregó a miles que se manifestaron pacíficamente en las principales ciudades del país para rechazar el pedido de la Fiscalía de 12 años de cárcel para Kirchner y su inhabilitación política. La decisión de la alcaldía de Buenos Aires, a cargo del opositor de derecha Horacio Larreta, de cercar con vallas el domicilio de Kirchner despertó una espontánea convocatoria al lugar que fue escenario de vigilias y manifestaciones desde el lunes, cuando la Fiscalía elevó su acusación.

La policía reprimió con camiones hidrantes y gas lacrimógeno, pero los manifestantes perseveraron y consiguieron llegar hasta la puerta para ver a su líder que por la noche les dirigió un discurso. “Ha habido demasiada sangre en Argentina para que sigan amenazando con tiro, bala, gas lacrimógeno, gas pimienta a los que piensan diferente”, dijo Kirchner a los miles que acudieron a alentarla.

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La exmandataria (2007-2015) atribuyó la situación al “odio” al peronismo y pidió a la oposición “que deje de competir entre sí a ver quien odia más y quién les pega más a los peronistas”. “Es increíble el grado de cinismo y perversión de no asumirse y hacerse cargo de lo que quieren: exterminar al peronismo”, sostuvo Kirchner, para quien el juicio que la involucra es una persecución en su contra y un ataque a su espacio político.

Kirchner, una peronista de centro-izquierda de 69 años, fue acusada junto a otras doce personas por los delitos de asociación ilícita y administración fraudulenta agravadas en una causa sobre supuesta corrupción en la licitación de obras públicas cuando ejercía la presidencia entre 2007 y 2015.

Apoyo

“Vinimos a apoyarla porque sabemos que la están persiguiendo y quieren que algunas voces se silencien, por eso estamos en paz esperando que la policía retire las vallas”, dijo a la AFP Gimena Martínez, una militante que llegó hasta el domicilio de Kirchner desde San Martín, en el oeste de Buenos Aires. Para Damián Rigo, de 51 años, la decisión de la alcaldía de colocar vallas “fue una provocación”.

“Es un símbolo: mientras la justicia quiere encarcelar a Kirchner, Larreta la encarceló en su casa y eso no lo vamos a permitir”, afirmó. Prácticamente durante toda la semana el lugar ha sido centro de movilizaciones y actos de respaldo a la vicepresidenta. “A Cristina la cuida el pueblo”, “Cristina es Perón”, rezaban algunos de los carteles que portaban los manifestantes entre cientos de banderas argentinas.

Al atardecer, un grupo enardecido derribó las vallas y fue reprimido con agua, gases y golpes de bastón por la policía que había montado un cordón en el perímetro. El presidente Alberto Fernández consideró que “el operativo, lejos de aportar a la tranquilidad, generó un clima de inseguridad e intimidación”.

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El mandatario consideró “imperioso que cese el hostigamiento a la vicepresidenta @CFKArgentina y garantizar el derecho a la libre expresión y manifestación de los ciudadanos y ciudadanas”, según expresó en Twitter. Funcionarios, diputados, dirigentes políticos, sindicales y sociales se sumaron a la convocatoria en Recoleta. Por la noche el alcalde Larreta dijo en conferencia de prensa que la policía “actuó con firmeza, con determinación y con profesionalismo” y dio cuenta de 12 gentes policiales heridos por piedras.

También se quejó de que “lo que inicialmente era una expresión de apoyo, se convirtió en un acampe permanente” de manifestantes que altera la paz del vecindario, uno de los más exclusivos de la capital argentina. En contraste con los incidentes en Recoleta, otras manifestaciones de apoyo a Kirchner transcurrieron pacíficamente, entre ellas las realizadas en Tucumán (noroeste), Córdoba (centro), Rosario (centro) y Mar del Plata, al sur de Buenos Aires.

Fuente: AFP.

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