El presidente estadounidense Joe Biden anunció un nuevo paquete de asistencia militar para Ucrania, donde decenas de civiles fueron evacuados de la acería Azovstal, el último foco de resistencia en la ciudad suroriental de Mariúpol. Biden explicó que la ayuda, estimada en 150 millones de dólares, está compuesta por municiones de artillería, radares y otros equipos, pero advirtió que los fondos estaban a punto de agotarse, e instó al Congreso a autorizar más.
Anteriormente, la administración estadounidense ya había enviado armamento por valor de más de 3.400 millones de dólares para respaldar a Ucrania en esta guerra que ha causado ya miles de muertos y millones de desplazados. El conflicto fue objeto de debate en el Consejo de Seguridad de la ONU que, por primera vez desde el comienzo de la invasión, adoptó una resolución unánime de apoyo para buscar “una solución pacífica” en Ucrania.
La declaración, redactada por Noruega y México, indica que el Consejo de Seguridad, del que Rusia es miembro permanente, “manifiesta su profunda preocupación sobre el mantenimiento de la paz y la seguridad en Ucrania”. La organización internacional y la oenegé Cruz Roja están jugando un importante papel en el despliegue de corredores humanitarios en la ciudad de Mariúpol que han permitido la evacuación de unos 500 civiles de la acería Azovstal.
La viceprimera ministra ucraniana, Iryna Vereshchuk, indicó que “50 mujeres, niños y ancianos” pudieron escapar el viernes y que tratarán de continuar las evacuaciones el sábado. El Ministerio de Defensa ruso confirmó después la salida de 50 civiles, entre ellos 11 niños, de este complejo industrial donde también están atrincheradas los últimos resistentes ucranianos en esta estratégica ciudad del mar de Azov.
“Estamos evacuando gente tanto como podemos”, dijo el presidente ucraniano Volodimir Zelenski en una videoconferencia organizada por el centro de reflexión Chatham House de Londres. Rusia había anunciado el jueves una tregua de tres días a partir del jueves para facilitar la evacuación de civiles, pero según Vereshchuk, las tropas rusas “violaron constantemente” el cese el fuego, por lo cual la evacuación es “sumamente lenta”.
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El regimiento ucraniano Azov, que defiende el lugar, acusó a las tropas rusas de haber disparado contra un vehículo que participaba en la evacuación, matando a un soldado e hiriendo a seis.
Mariúpol, “completamente destruida”
El control de Mariúpol es estratégico para Rusia, ya que crearía una conexión entre las zonas separatistas prorrusas del este y la península de Crimea, anexada por Moscú en 2014. Sofocar el último reducto de resistencia en Mariúpol sería además una victoria mayor para Moscú, más de diez semanas después de la invasión de Ucrania.
Según analistas, esa conquista sería bienvenida antes del 9 de mayo, cuando Rusia celebra con un gran desfile militar en la plaza Roja de Moscú su victoria ante la Alemania nazi en 1945. Los separatistas del sudeste de Ucrania informaron que derribaron los letreros en ucraniano y en inglés de Mariúpol, reemplazándolos por señalética en ruso. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, afirmó que la ciudad está “completamente destruida” por los bombardeos rusos y que no queda nada que tomar, salvo la acería.
Presencia rusa “para siempre” en el sur de Ucrania
Las fuerzas ucranianas informaron que las tropas rusas tienen casi totalmente rodeada Severodonetsk, en la región oriental del Donbás, y que tratan de tomarla desde varios puntos. Un importante cargo de la Cámara Alta del parlamento ruso visitó este viernes Jersón --hasta ahora la única ciudad importante de Ucrania tomada por las tropas de Moscú-- y afirmó que Rusia permanecerá “para siempre” en el sur del país.
“No habrá retorno al pasado. Vamos a vivir juntos, a desarrollar esta rica región, rica de su patrimonio histórico, del pueblo que vive aquí”, dijo Andrei Turchak, primer adjunto del presidente del Consejo de la Federación (cámara alta del Parlamento ruso), citado en un comunicado del gobernante partido Rusia Unida.
Olga Babich, una residente de un pueblo del sudeste que huyó hacia Zaporiyia (a 230 km de Mariùpol), dijo a la AFP que había bombardeos todo el día y contó que en su éxodo trajo con ella a sus gatos. “No podía dejarlos. Son tan pequeños y son seres vivos”, explicó. Este viernes Vereshchuk anunció que 41 personas - incluyendo 11 mujeres- fueron liberadas en un intercambio de prisioneros con Rusia.
Discrepancias sobre embargo al petróleo ruso
Los países occidentales sostienen una dura presión sobre Rusia, sujeta a una serie de sanciones sin precedentes. En lo que sería su medida más dura hasta ahora, la Comisión Europea propuso que los 27 países miembros de la UE prohíban gradualmente las importaciones de petróleo ruso.
Pero el primer ministro nacionalista húngaro, Viktor Orban, se opone al embargo y acusó a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, de “atacar” la unidad del bloque. Hungría es totalmente dependiente del petróleo ruso y un embargo equivaldría a “una bomba nuclear sobre su economía”, dijo Orban.
Además del impacto en el mercado energético, la guerra y las sanciones suponen un duro choque para los precios de los alimentos, ya que tanto Ucrania como Rusia son importantes productores de granos. Los agricultores ucranianos arriesgan sus vidas para trabajar en terrenos sembrados de explosivos.
“Cada día, desde el inicio de la guerra, hemos estado encontrando y destruyendo munición sin explotar”, explicó a la AFP Dmitro Polishcuk, uno de los oficiales de un equipo de zapadores en la localidad de Grygorivka.
Fuente: AFP.