El presidente de Perú, Pedro Castillo, debió regresar apresuradamente en automóvil al país desde Ecuador para evitar ser destituido por el Congreso, luego de que el mal tiempo le impidiera volver en avión. En un país donde los presidentes son removidos con frecuencia, Castillo se arriesgaba a infringir la Constitución si no retornaba a Perú antes de la medianoche del viernes (5:00 GMT del sábado).

A esa hora vencía el permiso dado por el Parlamento al mandatario izquierdista para su visita al vecino a Ecuador, donde encabezó un gabinete binacional con su homólogo Guillermo Lasso en la ciudad de Loja, a 264 km por carretera de la frontera peruana. Sobrepasar el plazo le habría dado un pretexto a los opositores que controlan el Legislativo para proceder a destituir a Castillo, pues la carta magna peruana no contempla excepciones por causas meteorológicas.

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Como el avión presidencial no pudo despegar por el mal tiempo, Castillo tuvo que emprender en automóvil un trayecto de cinco horas para llegar a tiempo a la frontera peruana. Una hora antes de que venciera el plazo Castillo llegó al puesto fronterizo de Tumbes, según medios locales, lo que lo libró de enfrentar una nueva moción de “vacancia presidencial” (destitución), la tercera en sus nueve meses en el poder.

Las mociones de “vacancia” se han vuelto costumbre en Perú y causaron la caída de los mandatarios Pedro Pablo Kuczynski (derecha) en 2018 y Martín Vízcarra (centro) en 2020, lo que mantiene al país sumido en la inestabilidad. Desde diciembre de 2017, los legisladores peruanos han presentado al Congreso seis mociones de vacancia, dos de ellas contra Castillo.

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