Al menos 168 personas murieron este domingo en enfrentamientos entre grupos rivales en Darfur, una región del oeste de Sudán devastada por décadas de guerra, indicó Adam Regal, portavoz de la Coordinación General para los Refugiados y Desplazados de Darfur.
La violencia estalló en Krink, a unos 80 km de Geneina, capital de Darfur del Oeste, el viernes, cuando ocho personas murieron, precisó el portavoz. Regal indicó además al menos 98 personas resultaron heridas en los combates y advirtió que el balance podría ser mucho mayor. “Al menos 168 personas murieron el domingo y 98 heridas”, dijo Regal.
Un líder tribal de la minoría Massalit, no musulmana, afirmó haber visto múltiples cuerpos en las aldeas de la región de Krink. El domingo, el Comité Internacional de la Cruz Roja pidió a las autoridades que garanticen que los heridos pueden llegar a los hospitales de forma segura.
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Médicos del Comité Central de Doctores de Sudán advirtieron de condiciones de salud “catastróficas” en Darfur del Oeste y que varios hospitales fueron atacados en la violencia. Por su parte, el representante especial de la ONU, Volker Perthes, condenó las matanzas y pidió una investigación.
El último estallido de violencia se produjo después de que hombres armados de una tribu árabe atacaran pueblos de la minoría Massalit en represalia por el asesinato de dos miembros de su tribu el pasado jueves, según la Coordinación General para los Refugiados y Desplazados de Darfur.
En los últimos meses, decenas de personas han muerto y cientos de casas han sido incendiadas en Darfur, según Naciones Unidas y fuentes médicas. En 2003, Darfur fue escenario de un conflicto entre rebeldes de una minoría étnica y el gobierno, de mayoría árabe, que acabó con la vida de 300.000 personas y obligó a 2,5 millones de habitantes a abandonar sus hogares, según datos de Naciones Unidas.
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Fuente: AFP.
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Crisis humanitaria sin precedentes agobia a Sudán
Sudán, donde la hambruna acecha tras casi un año de guerra, sufre “uno de los peores desastres humanitarios que se recuerdan”, advirtió un funcionario de la ONU, que lamentó la “inacción” de la comunidad internacional ante un conflicto que ha provocado 8 millones de desplazados.
“Desde cualquier punto de vista -la magnitud de las necesidades humanitarias, la cantidad de personas desplazadas y amenazadas por el hambre-, Sudán es uno de los peores desastres humanitarios que se recuerdan”, declaró este miércoles Edem Wosornu ante el Consejo de Seguridad en nombre de Martin Griffiths, jefe de la oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios (OCHA).
“En Sudán se está produciendo una parodia humanitaria, tras un velo de desatención e inacción internacional”, para “desesperación” de la población, dijo.
Los combates, que se libran desde el 15 de abril de 2023 entre el ejército del general Abdel Fattah al Burhane y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FPR) del general Mohamed Hamdane Daglo, antiguo número dos del gobierno, han dejado miles de muertos y más de ocho millones de desplazados, según la ONU.
A principios de marzo, el Consejo de Seguridad pidió un alto el fuego “inmediato” durante el Ramadán y el acceso sin trabas de la ayuda humanitaria. Pero “desde entonces, lamento decir que no ha habido grandes avances sobre el terreno”, alertó Wosornu.
Estados Unidos también anunció otros 47 millones de dólares en ayuda humanitaria. Esos fondos se destinarán a vecinos de Sudán, como Chad y Sudán del Sur, para permitirles acoger a los refugiados sudaneses, declaró la diplomática estadounidense Julieta Valls Noyes durante una reunión con el primer ministro chadiano.
Casi 18 millones de sudaneses se enfrentan a una grave inseguridad alimentaria (fase 3 y superior en la escala de clasificación de inseguridad alimentaria de la CIF, que tiene 5 fases), una cifra récord para un periodo de cosecha. Son 10 millones más que en la misma época del año pasado. Más de 730.000 niños sufren desnutrición aguda.
La semana pasada, Griffiths advirtió en una nota enviada al Consejo de Seguridad que 5 millones de sudaneses “podrían caer en una inseguridad alimentaria catastrófica en algunas partes del país en los próximos meses”.
“Si queremos evitar que Sudán se convierta en la peor crisis alimentaria del mundo, los esfuerzos coordinados (...) son urgentes y esenciales”, insistió el miércoles Carl Skau, director adjunto del Programa Mundial de Alimentos, subrayando el “alto riesgo” de que los sudaneses caigan en la fase 5 de la CIP (hambruna) a partir de mayo con el inicio de la temporada de escasez.
La desnutrición “ya le está costando la vida a los niños”, afirmó Wosornu.
“Nuestros socios humanitarios estiman que en las próximas semanas o meses, unos 222.000 niños podrían morir de desnutrición”, insistió, refiriéndose también al riesgo de que menores debilitados mueran de enfermedades evitables, en un momento en que más del 70% de los centros sanitarios ya no funcionan.
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Los combates siguen asolando Sudán, pese a tregua
Los combates seguían causando estragos en la capital de Sudán, Jartum, este martes, pese a la tregua de una semana iniciada en la víspera entre el ejército y los paramilitares para permitir el paso de civiles y de ayuda humanitaria. “Tiros esporádicos de artillería” se oyen en Jartum, explicó este martes temprano un vecino de la capital a la AFP.
Justo después de que empezara la tregua, el lunes a las 19:45 GMT, varios habitantes de Jartum ya habían indicado que los combates y los bombardeos aéreos no habían cesado. Los mediadores de la tregua, Riad y Washington, aseguraron que se establecería “un mecanismo de vigilancia del alto el fuego” con representantes de los dos bandos y de Estados Unidos y Arabia Saudita. De momento, no comentaron nada sobre la puesta en marcha del alto el fuego ni sobre las posibles violaciones.
Desde el 15 de abril, la guerra entre el ejército, dirigido por el general Abdel Fatah al Burhan, y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), lideradas por el general Mohamed Hamdan Daglo, ha dejado un millar de muertos en este país, uno de los más empobrecidos del mundo, y más de un millón de desplazados y refugiados.
Ambos bandos se habían mostrado dispuestos a respetar el alto el fuego, pero el lunes la ONU denunció “combates y movimientos de tropas, pese a que los dos bandos se comprometieron a no intentar sacar ventaja militar antes de que la tregua entrase en vigor”. “Más allá de los anuncios oficiales, Sudán sigue estando bombardeado y millones de civiles están en peligro”, advirtió en Twitter Karl Schembri, del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC), denunciando “más de un mes de promesas rotas”.
“Tenemos hambre”
Por sexta semana consecutiva, los cinco millones de capitalinos iniciaron su jornada en medio de un calor asfixiante y sin agua, electricidad ni telecomunicaciones. “La guerra ha hecho que esta ciudad sea inhabitable: todo ha sido destruido”, denunció Thouraya Mohammed, que esperaba poder aprovechar la tregua para llevar a su padre al médico.
La tregua debía servir para reactivar los servicios en los hospitales y reabastecer al país de una ayuda humanitaria que, según la ONU, necesitan 25 de sus 45 millones de habitantes. “Todos tenemos hambre, los niños, los viejos, todo el mundo sufre por la guerra. Ya no nos queda agua”, explicó Suad al Fateh, una residente de Jartum.
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El sindicato de médicos anunció este martes que había tenido que cerrar otro hospital de las afueras de Jartum a causa de los combates. “Varias veces, combatientes de las FAR atacaron a pacientes al personal sanitario disparando en los pasillos del hospital”, explicó el sindicato, quien también criticó a los oficiales de alto rango del ejército, los cuales, según el sindicato, llevan a cabo “una campaña de mentiras y rumores” contra los médicos, que son objeto de “amenazas”.
Antes de entrar en conflicto, por sus puntos de vista opuestos sobre si se debe integrar a las FAR en el ejército regular, los generales Al Burhan y Daglo llevaron a cabo juntos un golpe de Estado para expulsar a los civiles del poder en octubre de 2021.
De momento, el ejército controla el aire, pero tiene a pocos efectivos en el centro de la capital, mientras que las FAR ocupan terreno en Jartum. Muchos habitantes acusan a sus combatientes de haber saqueado sus casas o de haberlas ocupado para establecer sus cuarteles. Si la guerra continúa, advirtió la ONU, otro millón de sudaneses podrían huir a países vecinos.
Sin agua ni electricidad
Las infraestructuras pagaron un alto precio. Casi todos los hospitales de Jartum y Darfur ya no pueden operar, y los médicos denuncian los bombardeos aéreos o de artillería a centros de salud. La mayoría de los cinco millones de habitantes de la capital, encerrados en sus casas, no tienen agua ni electricidad, y los grupos humanitarios piden corredores para llevar víveres, medicamentos y combustible.
El domingo, el jefe de asuntos humanitarios de la ONU, Martin Griffiths, volvió a exigir que se garantice “el suministro seguro de ayuda humanitaria”, pues más de 25 de los 45 millones de sudaneses la necesitan. Si la guerra continúa, advirtió la ONU, otro millón de sudaneses podrían huir a países vecinos.
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Antes de entrar en conflicto abierto, los generales Al Burhan y Daglo llevaron a cabo juntos un golpe de Estado para expulsar a los civiles del poder en octubre de 2021. El viernes, el general Burhan destituyó al general Daglo de su puesto de adjunto en el Consejo de soberanía, a quien reemplazó por Malik Agar, un antiguo rebelde, y también nombró a tres de sus apoyos más leales en el alto mando del ejército.
El sábado, Agar afirmó que desea “parar la guerra y sentarse a la mesa de negociaciones”, pero puso como condición que las FAR sean integradas en el ejército regular, que es el motivo de disputa entre los dos generales que provocó el conflicto.
Fuente: AFP.
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Crisis en Sudán: masiva huida de extranjeros en medio de los combates
El éxodo masivo de extranjeros se aceleraba este lunes en Sudán, sacudido por feroces combates entre el ejército y un grupo paramilitar que abocaron el país al borde “del precipicio”, advirtió el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
Las explosiones, los bombardeos y los disparos no han dejado de resonar desde hace diez días en la capital sudanesa, Jartum, y otras zonas, provocando centenares de muertos. Sin embargo, las capitales extranjeras lograron negociar con los dos beligerantes la evacuación de su personal diplomático y de ciudadanos de sus países.
Esta espiral “corre el riesgo de una conflagración catastrófica dentro de Sudán que podría envolver a toda la región y más allá”, aseguró este lunes Guterres. Pese a esta advertencia, el emisario de la ONU en Sudán, Volker Perthes, permanecerá en este país del este de África, a diferencia de numerosos diplomáticos y otros ciudadanos extranjeros.
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En total, se evacuó a más de 1.000 ciudadanos de la Unión Europea (UE), según el jefe de la diplomacia del bloque, Josep Borrell. España anunció la salida de 100 personas, españoles, pero también latinoamericanos. Estados Unidos evacuó en helicópteros a su personal diplomático, menos de 100 personas.
China y varios países árabes también evacuaron a cientos de sus nacionales. Unos 700 empleados de la ONU, embajadas y de organizaciones internacionales “fueron evacuados hacia Puerto Sudán”, una ciudad a orillas del mar Rojo, indicó Naciones Unidas. Un libanés que salió de la capital en un autobús contó a la AFP que pudo irse tan solo con “una camiseta y un pijama”. “Es todo lo que me queda tras 17 años” en Sudán, lamentó.
En Jartum, “estábamos en estado de sitio”, afirmó. Los más de 5 millones de capitalinos no tienen desde hace días agua ni electricidad. Y la comida empieza a faltar. “Teníamos miedo de enfermar o resultar heridos en los combates”, agregó el hombre, de pie entre un grupo de familias evacuadas. “La guerra nos cayó encima sin advertencia”, y ahora “todo está destruido”.
Los enfrentamientos, que se desarrollan principalmente en Jartum y Darfur, en el oeste de este país de 45 millones de habitantes, estallaron el 15 de abril entre el ejército del general Abdel Fatah al Burhan, gobernante de facto de Sudán desde el golpe de 2021, y su rival, el general Mohamed Hamdan Daglo, líder de las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR).
“Temo por su futuro”
Más de 420 personas murieron y 3.700 resultaron heridas hasta ahora, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Temo por su futuro (de los sudaneses)”, escribió en Twitter el embajador noruego Endre Stiansen. Los habitantes de Jartum sólo tienen una idea en mente: abandonar la ciudad, que se hunde en el caos.
El sindicato de médicos sudaneses lanzó el lunes un llamado urgente en Facebook: “Varios barrios de Jartum están siendo bombardeados, hay civiles muertos y unos cincuenta heridos graves, todos los médicos que estén cerca deben acudir lo más rápido posible”.
Los dos bandos se acusan mutuamente de haber atacado las cárceles para liberar a cientos de presos, saquear casas y fábricas. También se han registrado enfrentamientos en torno a bancos, que fueron vaciados. En un país donde la inflación ya es de tres dígitos en tiempos normales, el precio del arroz o de la gasolina está por las nubes.
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Lo que es un problema ya que la gasolina es clave para poder escapar de los enfrentamientos: se necesita mucho carburante para llegar a Egipto --1.000 km al norte-- donde miles de sudaneses esperan poder refugiarse. “A medida que huyen los extranjeros, que pueden hacerlo, se agrava el impacto de la violencia en una situación humanitaria ya crítica en Sudán”, advirtió la ONU.
Atrapadas en el fuego cruzado, sus agencias y muchas otras organizaciones humanitarias han suspendido sus actividades en el país. Cinco trabajadores humanitarios, entre ellos cuatro de la ONU, murieron y, según el sindicato de médicos, casi tres cuartas partes de los hospitales están fuera de servicio.
El hambre amenaza
En tanto, los encarnizados combates entre las fuerzas de los dos generales en el poder no dan tregua. Los tiroteos se intensifican en la capital y sus alrededores. Aviones de combate sobrevuelan la zona mientras van avanzando los blindados paramilitares.
La disputa entre Burhan y Daglo surgió de los planes de integrar las FAR al ejército regular, un requisito clave del acuerdo para restaurar la democracia en Sudán tras el golpe militar que depuso al gobernante autocrático Omar al Bashir en abril de 2019. El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, advirtió el lunes que la presencia del grupo ruso Wagner amenaza con agravar este conflicto.
Fuente: AFP.
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Crisis militar en Sudán alcanza 413 muertos y 3.551 heridos
Los sangrientos enfrentamientos entre las fuerzas de dos generales rivales en Sudán entraron el sábado en su segunda semana, dejando ya cientos de muertos y miles de heridos, sin que se logre implementar una tregua reclamada internacionalmente. Los combates callejeros decayeron la noche del viernes en algunas partes de Jartum, la capital, pero se reanudaron el sábado por la mañana con ráfagas de disparos, ignorando los anuncios de un alto el fuego.
Al menos 413 personas murieron y 3.551 resultaron heridas desde que estallaron los choques el 15 de abril entre fuerzas leales al jefe del ejército, Abdel Fatah al Burhan, y su subalterno Mohamed Ahmed Daglo, líder del grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), según la Organización Mundial de la Salud.
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El ejército anunció el viernes que había “acordado un alto el fuego de tres días” para “permitir a la población celebrar el Aíd al Fitr y facilitar la llegada de servicios humanitarios”, como lo pidieron el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, y el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.
El Aíd marca el fin del mes sagrado musulmán del Ramadán. Daglo dijo en un comunicado por internet que había “discutido la actual crisis” con Guterres y que estaba “enfocado en la tregua humanitaria, pasaje seguro y protección de los trabajadores humanitarios”. Dos treguas acordadas previamente en la semana no lograron detener los enfrentamientos.
Atención médica en el suelo
Los combates se libran principalmente en Jartum y en la región de Darfur (oeste), donde la situación es “catastrófica”, según indicó el viernes Cyrus Paye, un médico de la oenegé Médicos Sin Fronteras (MSF). “Hay tantos pacientes que no queda más que atenderlos en el suelo, en los pasillos, porque simplemente no hay suficientes camas”, relató, citado en un comunicado de la oenegé.
En la capital, Jartum, los habitantes ven cómo se van agotando las reservas de comida y sufren de escasez de agua, electricidad y combustible. El Aíd es para pasar “con dulces y pasteles, con niños felices y gente visitando familiares”, comentó a la AFP un habitante de la ciudad, Sami al Nour. Por el contrario, ha habido “tiroteos y la pestilencia de la sangre a nuestro alrededor”.
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En la ciudad de Omdurman, situada justo al lado de Jartum, el ejército acusó a las FAR de liberar a “un gran número de reclusos” de una prisión. El grupo paramilitar rechaza las acusaciones. Las tropas regulares también acusaron a las FAR de bombardear el aeropuerto y el palacio presidencial de la capital.
“En el Aíd de este año, nuestro país sangra: la destrucción, la desolación y el ruido de balas prevalecen sobre la alegría”, dijo el viernes Burhan en una alocución televisiva, en la cual se mostró en uniforme militar y entre dos banderas sudanesas. Como resultado de la violencia, entre 10.000 y 20.000 personas, la mayoría mujeres y niños, han cruzado la frontera hacia Chad, indicó el jueves el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
A la espera de evacuaciones
Varios países como Estados Unidos, Corea del Sur y Japón desplazaron tropas a países cercanos para ayudar en la evacuación. Pero el Departamento de Estado estadounidense admitió el viernes que la situación de los combates hacía demasiado riesgosa una evacuación de Jartum.
Posteriormente, las FAR dijeron estar listas para abrir “parcialmente (...) todos los aeropuertos” de Sudán para realizar las evacuaciones. El ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, detalló en una rueda de prensa en Berlín que 60 españoles están atrapados en el país, junto a otros 20 ciudadanos de países de América Latina. Las organizaciones humanitarias tuvieron que suspender su ayuda, fundamental en un país donde más de un tercio de la población pasa hambre en tiempos normales.
El estallido de violencia fue la culminación de las profundas divisiones entre el ejército y las FAR, cuyos líderes se unieron en abril de 2019 para derrocar al autocrático Omar al Bashir tras masivas protestas. En octubre de 2021, los dos hombres encabezaron un golpe contra el gobierno civil instalado tras la salida de Bashir y pusieron fin a una transición apoyada por la comunidad internacional.
Fuente: AFP.