Los franceses votaban este domingo para elegir presidente, con el mandatario saliente, el centrista Emmanuel Macron, y la ultraderechista Marine Le Pen como favoritos de una ajustada primera vuelta tras una atípica campaña. El lanzamiento de la ofensiva rusa en Ucrania el 24 de febrero ocultó la campaña electoral, pero el efecto sobre los precios de la energía la devolvió al primer plano, sobre todo por la inquietud sobre el poder adquisitivo.

El inicio de la guerra impulsó a Macron, pero en la recta final de la campaña su principal rival, Le Pen, progresó en los sondeos, hasta rozar la victoria ante Macron si ambos pasan al balotaje del 24 de abril. En el plano internacional, frente a Macron y sus esfuerzos de mediación entre Kiev y Moscú, Le Pen propone entre otros abandonar el comando integrado de la OTAN, el órgano de la Alianza Atlántica que fija la estrategia militar.

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Por eso el resultado será seguido de cerca en el mundo, porque una eventual victoria de la ultraderechista podría asestar un nuevo revés a la Unión Europea (UE) y a las alianzas internacionales de esta potencia económica y nuclear. De los diez candidatos restantes, el izquierdista Jean-Luc Mélenchon es el único con alguna opción de impedir el domingo que ambos consigan su boleto para la segunda vuelta, reforzado por su imagen de “voto útil” de una izquierda atomizada.

A nivel internacional, este nieto de españoles y que en su día fue presentado por el diario conservador Le Figaro como un “Chávez francés”, propone salir de la OTAN en pos de “alianzas altermundialistas” y quiere que Francia sea un país “no alineado”.

Unos 48,7 millones de electores están convocados para elegir entre 12 candidatos a la presidencia. Foto: AFP.

Participación

Unos 48,7 millones de electores están convocados para elegir entre 12 candidatos a la presidencia. Los centros de votación abrieron sus puertas a las 8:00 (6:00 GMT) en Francia metropolitana para un escrutinio que empezó la víspera en los territorios de ultramar y en el extranjero. Los resultados se conocerán a partir de las 20:00 locales, cuando cierren los últimos colegios electorales.

Sin ningún candidato obtiene la mayoría absoluta en la primera vuelta, los dos más votados se enfrentarán en balotaje el 24 de abril. La participación era una de las principales preocupaciones en los últimos días de campaña. El ministro del Interior comunicará los primeros datos al mediodía. En Pantin, cerca de París, Michèle Monnier, de 77 años, ahora jubilada y que fue vigilante en una escuela, votó temprano.

“Las mujeres de mi época lucharon por votar, así que sean cuales sean las elecciones, votaré”, dijo al salir de la panadería. La primera vuelta no está exenta de sorpresas como en 2002, cuando el ultraderechista Jean-Marie Le Pen, padre de Marine, se calificó contra todo pronóstico para el balotaje junto al conservador Jacques Chirac, que acabó logrando su reelección. La abstención de la primera ronda entonces alcanzó el récord de 28,4% para una presidencial. Otra de las incógnitas es saber si se batirá ese máximo, como creen muchos politólogos. En 2017, un 22,2% de los electores no votaron en la primera vuelta.

“Frente republicano”

Marine Le Pen, de 53 años, y Emmanuel Macron, de 44 años, ya se disputaron las llaves del Elíseo en 2017 que consiguió el centrista con dos tercios de los votos. Pero aunque el escenario parezca repetirse cinco años después, el país no es el mismo. El coronavirus irrumpió en Francia a principios de 2020, confinó a millones de personas y dejó atrás una primera mitad de mandato de Macron marcada por las protestas sociales. La guerra en Ucrania apareció cuando los franceses empezaban a respirar.

Macron jugó así la baza de un presidente estable en tiempos de crisis y reformista; Le Pen se presentó como la defensora del poder adquisitivo, con una imagen menos radical al evitar poner el foco en sus temas predilectos: migrantes, islam, seguridad.

Sin cambiar los fundamentos de la extrema derecha, según los observadores, la candidata de Agrupación Nacional (RN) prefirió intentar capitalizar el descontento de las clases populares con la política de su rival de La República en Marcha (LREM). Los temas más radicales de la ultraderecha quedaron en manos del polemista Eric Zemmour, que con sus explosivas declaraciones contra los inmigrantes y los musulmanes dominó parte de la campaña, poniendo en dificultad a Le Pen y a la candidata de la derecha Valérie Pécresse.

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El mandatario, que entró tarde en campaña por la gestión de la pandemia y su intento de mediación entre Kiev y Moscú, alertó en la recta final contra el “peligro extremista”. Los expertos dudan si el cordón sanitario en torno a la extrema derecha funcionará como en 2017 y 2022. Para el director de la Fundación Jean-Jaurès, Gilles Finchelstein, el tradicional “frente republicano” de partidos no bastará para aislar a Le Pen en la segunda vuelta, ya que, aunque este sistema no ha desaparecido, está desgastado.

Los candidatos socialista Anne Hidalgo, ecologista Yannick Jadot y comunista Fabien Roussel ya dijeron que llamarán a votar contra la extrema derecha si Le Pen pasa al balotaje. Valérie Pécresse del partido Los Republicanos (LR) no dará en cambio consigna de voto. En Francia, la atención también estará puesta en el alcance de la esperada debacle de los partidos tradicionales: la derecha de los expresidentes Chirac (1995-2007) y Nicolás Sarkozy (2007-2012) y los socialistas de François Hollande (2012-2017) y François Mitterrand (1981-1995).

Fuente: AFP.

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