China informó el martes de 6.886 casos de COVID-19 en todo el país, de los cuales más de 4.400 se detectaron en Shanghái, epicentro del peor brote desde que empezó la pandemia. Las estanterías de algunos supermercados de la ciudad quedaron totalmente vacías, mientras los residentes se apresuraban a abastecerse antes de que cerraran.

Millones de personas vivieron un segundo día de confinamiento después de que las autoridades dividieran en dos la ciudad y los residentes de la mitad este quedaran confinados en sus casas durante cuatro días y sometidos a test obligatorios. Esta capital económica de China, de unos 25 millones de habitantes, registró una estampida hacia los supermercados.

“Después de no poder comprar nada esta mañana, me volví a dormir y lo único que soñé fue con comprar comida en el supermercado”, escribió un usuario en Weibo, una red social china similar a Twitter. “Nunca habría pensado que la sociedad actual tendría que preocuparse por comprar alimentos”, añadió.

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En un intento de mantener la economía de Shanghái en funcionamiento, las autoridades evitaron los confinamientos estrictos que aplican en otras ciudades chinas y optaron esta vez por restricciones localizadas y progresivas. La zona confinada el lunes es el extenso distrito de Pudong, en el este, que incluye el principal aeropuerto internacional y un centro financiero.

El confinamiento durará hasta el viernes, y luego se aplicará en Puxi, una zona más poblada del oeste, donde se encuentra la zona histórica del Bund, junto al río. Adrian Sim, un residente de Shanghái, dijo a la AFP que no había lugares disponibles para recoger la comida comprada por internet y que los supermercados de su barrio estaban llenos de gente cuando. “La gente que veías en la calle llevaban la compra”, explicó este hombre de 41 años.

Situación “bastante mala”

Varios centros de exposiciones de Shanghái fueron reconvertidos en centros de cuarentena con camas alineadas unas junto a otras. Una residente de Shanghái de apellido Wang dijo a la AFP que estaba en un centro de cuarentena en Pudong desde el sábado tras dar positivo.

“Las condiciones del centro de cuarentena improvisado en el que estoy son bastante duras”, afirmó, explicando que hay unas 2.500 camas de campaña agrupadas en la sala principal. “Las condiciones de los baños no son lo suficientemente buenas, se limpian dos veces al día, pero hay demasiada gente [usándolos]. La situación es bastante mala”, aseguró.

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Los aeropuertos, las estaciones de tren y los puertos marítimos internacionales de la ciudad siguen funcionando y los principales fabricantes fueron autorizados a reanudar la actividad tras un breve parón, informaron medios estatales.

China logró contener en gran medida el coronavirus durante los dos últimos años aplicando una política de tolerancia cero, que implica confinamientos masivos de ciudades y provincias, incluso si el número de casos es reducido. Pero la variante ómicron está resultando más difícil de erradicar.

Fuente: AFP.

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