Rusia se comprometió este martes a reducir la actividad militar en torno a Kiev tras las “significativas” conversaciones mantenidas en Estambul, donde los negociadores ucranianos pidieron garantías internacionales para la seguridad del país.

El negociador ucraniano David Arakhamia consideró incluso que ahora existen condiciones “suficientes” para una cumbre entre el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, y el de Rusia, Vladimir Putin. Arakhamia pidió “un mecanismo internacional de garantías donde los países garantes actúen de forma análoga al capítulo 5º de la OTAN”, que estipula que el ataque contra un país miembro de la alianza es un ataque contra todo el pacto.

Tras la reunión en Turquía, el viceministro de Defensa ruso, Alexánder Fomín, dijo que “las negociaciones sobre un acuerdo de neutralidad y el estatuto no nuclear de Ucrania entran en una dimensión práctica”. En consecuencia, prosiguió, Rusia decidió reducir de manera “radical” su actividad militar en torno a Kiev, la capital del país, y en Chernígov (norte).

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El jefe de la delegación rusa, Vladimir Medinksi, aseguró que las negociaciones fueron “significativas”. Tras los anuncios del martes, las bolsas europeas se dispararon, con alzas de más de 3% en Berlín y París, y los precios del petróleo cayeron un 5%, en tanto que el rublo subió un 10% frente al dólar.

Ataque en Mikolaiv

Hace ya más de un mes que Putin ordenó la entrada de tanques en Ucrania, con la esperanza de paralizar o derrocar al gobierno democrático de Kiev. Los combates ya han obligado a más de 10 millones de personas (cerca de un cuarto de la población) a abandonar sus hogares y, según Zelenski, dejaron al menos 20.000 muertos. Pero los anuncios del martes ofrecieron algo de esperanza. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que discutiría este martes los “últimos acontecimientos” con los líderes de Reino Unido, Francia, Alemania e Italia.

En Ucrania, los combates continúan en muchas regiones. El gobierno anunció que siete personas murieron por un bombardeo ruso contra un edificio del gobierno regional en Mikolaiv, una ciudad portuaria del sur. En tanto que, Ucrania afirma haber recuperado territorio en los últimos días, incluida la ciudad de Irpin, en las afueras de Kiev. También ha reanudado las evacuaciones de zonas del sur asediadas por las fuerzas rusas.

Expulsión de “espías”

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dio inicio a las conversaciones de Estambul, en el palacio de Dolmabahce, reconociendo las “legítimas preocupaciones” de ambas partes, pero instándolas a “poner fin a esta tragedia”. El oligarca ruso y propietario del Chelsea, Roman Abramovich, objeto de sanciones occidentales, también estaba presente, en tanto que intermediario.

Desde el inicio del conflicto, Putin exige la “desmilitarización y desnazificación de Ucrania”, así como la imposición de un estatus de neutralidad para el país y el reconocimiento de que el Donbás (una región separatista prorrusa del este de Ucrania) y la península de Crimea (anexada por Rusia en 2014) ya no forman parte de Ucrania. Los países occidentales impusieron duras sanciones económicas en respuesta a la invasión y varias multinacionales han retirado sus negocios de Rusia.

Rusia replicó afirmando que solo aceptará el pago del gas que vende a la Unión Europea (UE) en rublos, una decisión calificada de “inaceptable” por el G7 de economías avanzadas. “Nadie va a entregar gas gratis. No es posible. Y solo se puede pagar en rublos”, insistió Peskov este martes.

Rusia también dijo que iba a expulsar a diez diplomáticos de Estonia, Letonia y Lituania, en respuesta a la expulsión de diplomáticos rusos por el conflicto. Pero la escalada de expulsiones se prosiguió este martes: Bélgica anunció que decidió expulsar a 21 diplomáticos rusos sospechosos de espionaje, Países Bajos a 17 e Irlanda a cuatro.

Mariúpol

Las fuerzas ucranianas contraatacan en el norte y luchan por mantener el control de la ciudad portuaria de Mariúpol, en el sur. Las fuerzas rusas han rodeado esa ciudad y la bombardean de manera constante e indiscriminada, dejando atrapadas a unas 160.000 personas con escasa comida, agua y medicinas. Al menos 5.000 personas han muerto hasta ahora en Mariúpol, según un alto funcionario ucraniano que estimó que el número real de víctimas podría acercarse a las 10.000.

Zelenski dijo que el asedio ruso constituía un “crimen contra la humanidad, que está ocurriendo en directo ante los ojos del mundo”. El Ministerio de Exteriores ucraniano calificó la situación de “catastrófica”, afirmando que el asalto ruso por tierra, mar y aire había convertido en “polvo” una ciudad en la que vivían 450.000 personas.

Visita instalaciones nucleares

Las potencias occidentales dicen tener pruebas de crímenes de guerra cometidos en Ucrania, investigados por la Corte Penal Internacional. La fiscal general de Ucrania, Iryna Venediktova, dijo el lunes que había pruebas de que las fuerzas rusas han utilizado bombas de racimo prohibidas en Odesa y Jersón, en el sur. Biden ha expresado su “indignación moral” por el desarrollo de la guerra y el pasado fin de semana llegó a sugerir que Putin “no puede seguir en el poder”, aunque luego negó que busque un cambio de régimen.

El conflicto también ha suscitado temores sobre la seguridad nuclear después de que Rusia se apoderara de varias instalaciones, entre ellas la antigua central Chernóbil, donde se produjo el peor desastre nuclear del mundo, en 1986. El jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el argentino Rafael Grossi, visitó el martes Ucrania para hablar de la “seguridad y protección” de las instalaciones nucleares del país.

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Fuente: AFP.

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