El papa Francisco, sentado a los pies de la virgen de Fátima, reina de la paz, consagró a Rusia y Ucrania al inmaculado corazón de María. Esto tras la celebración de penitencia en la basílica de San Pedro, en el Vaticano, donde unas 3.500 personas dentro del templo y otras 5.000 personas en la plaza de San Pedro pudieron ser partícipes de la petición de cese de la guerra y paz para la humanidad. También fue transmitido por Vatican Media y fue seguido por varios países del mundo.
El sumo pontífice brindó minutos de silencio para invocar la protección y encomendar la paz a la virgen de Fátima, considerada la reina de la paz, quien en su última aparición, el 13 de julio de 1917 en Fátima, la virgen había pedido la consagración de Rusia a su inmaculado corazón, afirmando que si no se concedía esta petición, Rusia extendería “sus errores por todo el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia”, y así lo hizo el papa Francisco como otros papas que lo antecedieron.
Tras el acto de penitencia, el santo padre impartió la bendición y se acercó a la imagen de la virgen María, imagen de Nuestra Señora de Fátima para el acto de consagración a su corazón inmaculado a Rusia y Ucrania y para encomendar la paz a toda la humanidad.
“Madre de Dios y madre nuestra, nosotros en esta hora de tribulación recurrimos a ti, tú eres nuestra madre nos amas y nos conoces, nada de lo que nos preocupa se te oculta, madre de misericordia muchas veces hemos experimentado tu ternura providente tu presencia que nos devuelve la paz siempre nos llevas a Jesús, príncipe de la paz”, dijo el sumo pontífice mirando a la virgen María, imagen de la virgen de Fátima.
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“Hemos desatendido los compromisos asumidos como comunidad de naciones y estamos traicionando los sueños de paz de los pueblos, esperanza de los jóvenes. Hemos enfermado de avidez, hemos encerrado en intereses nacionalistas, nos hemos dejado endurecer por la indiferencia y nos hemos dejado paralizar por el egoísmo alimentando la agresividad, suprimiendo vidas y acomodando armas olvidándonos de que somos custodios de nuestro prójimo y de nuestra casa común”, añadió el papa mirando fijamente a la reina de la paz.
“Estrella del mar, no nos dejes naufragar en la tormenta de la guerra, que tu arca sea la nueva alianza e inspire proyectos y caminos de reconciliación a tu tierra del cielo, vuelve a traer la armonía de Dios al mundo de la venganza de la guerra, reina del rosario despierta en nosotros la necesidad de orar y de amar, reina de la familia humana muestra a los pueblos la senda de la fraternidad, reina de la paz obtén para el mundo la paz y mientras el ruido de las armas que tu oración nos disponga la paz, que tus manos maternas acaricien a los que sufren bajo el peso de las bombas”, oró.
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