Rusia intensificó este sábado su ofensiva en Ucrania, anunciando el uso, por primera vez, de un misil hipersónico, mientras que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, declaró que era hora de que Moscú accediera a “conversar” seriamente de paz.
El ministerio de Defensa ruso aseguró que la víspera había utilizado misiles hipersónicos “Kinjal” para destruir un almacén subterráneo de armas en el oeste de Ucrania, algo inédito según la agencia estatal Ria Novosti. Este tipo de misiles, muy manejable, desafía todos los sistemas de defensa antiaérea, según Moscú.
Rusia nunca había informado previamente del uso de este misil balístico en ninguno de los dos conflictos donde es parte beligerante, Ucrania y Siria. El presidente Zelenski, por su parte, consideró que “las negociaciones sobre la paz y la seguridad de Ucrania son la única oportunidad que tiene Rusia de minimizar el daño causado por sus propios errores”.
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“Es hora de reunirnos. Es hora de conversar. Es hora de restaurar la integridad territorial y la justicia para Ucrania”, reiteró el jefe de Estado en un vídeo filmado de noche en una calle desierta y publicado en Facebook. “De lo contrario, las pérdidas para Rusia serán tales que tardará varias generaciones en recuperarse”.
Desde que se inició la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero, Kiev y Moscú ya han celebrado varias rondas de negociaciones, en persona y por videoconferencia. La cuarta se abrió el lunes. El jefe de la delegación rusa habló el viernes por la noche de una “reconciliación” de posiciones sobre la cuestión de un estatus neutral para Ucrania --similar al de Suecia y Austria-- y avances en la desmilitarización del país. No obstante, también dijo que había “matices” que discutir sobre las “garantías de seguridad” requeridas para Ucrania.
Pero un miembro de la delegación ucraniana, el asesor de la presidencia Mikhailo Podoliak, advirtió que las “declaraciones de la parte rusa son solo el inicio de sus exigencias”. “Nuestra posición no ha cambiado: alto el fuego, retirada de las tropas (rusas) y fuertes garantías de seguridad con fórmulas concretas”, tuiteó.
“El infierno”
Sobre el terreno, el ministerio de Defensa ruso declaró que habían destruido centros de radio e inteligencia en las afueras de Odesa, en Velikodolinske y Veliki Dalnik. Ucrania, por su parte, admitió el sábado que había perdido “temporalmente” el acceso al mar de Azov, a pesar de que Rusia controla de facto toda la costa desde principios de marzo y del cerco de la estratégica ciudad portuaria de Mariúpol.
Además, el ejército ruso aseguró el viernes que había logrado entrar y combatir en el centro de la ciudad junto a tropas de la “república” separatista de Donetsk. Según un asesor del ministerio del Interior ucraniano, Vadim Denisenko, citado por la agencia Interfax-Ucrania, la situación es “catastrófica” en Mariúpol. “Se está luchando por Azovstal”, una gran fábrica de acero en las afueras de la ciudad. “Una de las acerías más grandes de Europa se está arruinando de facto”, lamentó.
Las autoridades ucranianas acusaron a la fuerza aérea rusa de bombardear “deliberadamente” el teatro de Mariúpol el miércoles, lo que Rusia ha negado. En un refugio antiaéreo bajo este edificio se encontraban “más de mil” personas, principalmente “mujeres, niños y ancianos”, según informó el ayuntamiento de este puerto del mar de Azov.
Zelenski dijo el sábado que habían sido rescatados de los escombros más de 130 supervivientes. “Algunos lamentablemente sufren heridas graves. Pero, en este momento, no tenemos información sobre el número de posibles muertos”, indicó, y precisó que “continúan las operaciones de rescate”.
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Las familias que han podido huir de la ciudad explicaban que los cadáveres yacían durante días en las calles, y que por la noche se refugiaban en los sótanos, con temperaturas bajo cero, hambre y sed. “Ya no es Mariúpol, es un infierno”, dijo Tamara Kavunenko, de 58 años. “Las calles están llenas de cadáveres de civiles”, agregó.
Según Zelenski, gracias a los corredores humanitarios establecidos en el país, más de 180.000 ucranianos han podido escapar de los combates, incluidas más de 9.000 personas de Mariúpol. “Pero los ocupantes siguen bloqueando la ayuda humanitaria, especialmente en áreas sensibles. Es una táctica bien conocida. (...) Es un crimen de guerra”, advirtió.
Según la Fiscalía General de Ucrania, una periodista ucraniana de la televisión Hromadske fue secuestrada por las fuerzas rusas en Berdiansk, un balneario en el mar de Azov y “se encuentra en paradero desconocido”. Desde el 24 de febrero, más de 3,2 millones de ucranianos han emprendido el camino del exilio, casi dos tercios de ellos a Polonia, a veces solo una etapa antes de continuar su éxodo.
Según un recuento del 18 de marzo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUR), al menos 816 civiles han muerto en el país y más de 1.333 han resultado heridos, si bien el organismo cree que el balance real es mucho más alto.
Emergencia humanitaria
Las necesidades humanitarias son “cada vez más urgentes”, con más de 200.000 personas sin agua en la región de Donetsk y una “grave escasez” de alimentos, agua y medicinas, dijo el viernes Matthew Saltmarsh, portavoz de ACNUR.
El alcalde de Mikolaiv (sur) indicó en Facebook que varios pueblos de los alrededores ya estaban ocupados por los rusos y que su ciudad había sido atacada intensamente. “El día fue difícil”, lamentó Oleksandr Senkevich. Según medios ucranianos, el ejército ruso llevó a cabo un ataque a gran escala y mató al menos a 40 soldados en su cuartel general.
Hasta ahora, las autoridades ucranianas no han ofrecido un balance global de fallecidos en el país. Los bombardeos continuaron el viernes en Kiev y Járkov (noroeste), la segunda ciudad más grande del país, donde han muerto al menos 500 personas desde el comienzo de la guerra.
La capital se ha vaciado de al menos la mitad de sus 3,5 millones de habitantes. Según el ayuntamiento, allí han muerto 222 personas, incluidos 60 civiles. En cuanto a las bajas militares, Zelenski mencionó la muerte de “alrededor de 1.300″ militares ucranianos el 12 de marzo, mientras que Moscú informó de casi 500 muertos en sus filas el 2 de marzo.
Las armas de las que Rusia presume
Rusia está empleando en su ofensiva contra Ucrania parte de su nueva generación de misiles, calificados por Moscú como “invencibles”, “hipersónicos”, de alcance ilimitado o invisibles al radar, cuatro años después de que fueran presentados por Vladimir Putin.
Los misiles hipersónicos Avangard (“vanguardia” en ruso) de Rusia son capaces de cambiar de rumbo y altitud a velocidades muy altas, lo que los hace “prácticamente invencibles” según Putin, quien compara el avance científico y militar de su desarrollo “con la creación del primer satélite artificial de la Tierra”, el famoso Sputnik.
Probados con éxito en diciembre de 2018, su velocidad alcanzó “Mach 27″, o 27 veces la velocidad del sonido, y golpeó un objetivo ubicado a unos 6.000 km de distancia, según el ministerio de Defensa ruso. Esos misiles fueron puestos en servicio en diciembre de 2019.
Kinjal, “daga” hipersónica
Usados por primera vez el viernes por el ejército ruso, los misiles hipersónicos Kinjal (“daga” en ruso) permitieron la destrucción de un almacén subterráneo de armas en el oeste de Ucrania. Este tipo de misiles, muy manejables, pueden sortear a los sistemas de defensa antiaérea, según Moscú. Durante las pruebas, alcanzaron todos sus objetivos a una distancia de hasta 1.000 a 2.000 km. Equipan los aviones de guerra MiG-31. Según los expertos, el uso de armamento hipersónico en Ucrania no tiene precedentes.
Sarmat, del polo norte al polo sur
Se supone que el misil balístico pesado intercontinental Sarmat de quinta generación evade las defensas antimisiles. Con un peso de más de 200 toneladas, es más eficiente que su predecesor --el misil Voevoda con un alcance de 11.000 km-- y “prácticamente no tiene límites en términos de alcance”, según Putin, que asegura que sirve incluso para “apuntar a objetivos atravesando tanto el polo norte como el polo sur”.
Peresvet, láser de combate
Las características técnicas de los sistemas láser de combate Peresvet (“muy claro” en ruso) se clasifican como secretos. Han estado listos para el combate desde diciembre de 2019, según el ministerio de Defensa.
Poseidón, dron submarino gigante
El Poseidón, un dron submarino de propulsión nuclear, es capaz de viajar a más de un kilómetro de profundidad, a una velocidad de 60 a 70 nudos, siendo invisible para los sistemas de detección, según una fuente del complejo militar-industrial ruso, citada por la agencia oficial TASS. Las primeras pruebas con este aparato se llevaron a cabo en la primavera de 2020 desde el submarino Belgorod. Putin insiste en su “alcance ilimitado”.
Burevestnik, “pájaro de tormenta”
Nuevamente con “alcance ilimitado”, siempre según el presidente ruso, y capaces de superar casi todos los sistemas de intercepción, el ejército ruso está desarrollando los misiles de crucero Burevestnik (“pájaro de tormenta” en ruso) de propulsión nuclear. Sus características técnicas están catalogadas como secretas.
Zircon, el misil marino “invisible”
El primer lanzamiento oficial del misil hipersónico Zircon (llamado así por un mineral utilizado en joyería) data de octubre de 2020. Vuela a “Mach 9″ para alcanzar objetivos marítimos y terrestres. A fines de diciembre de 2021, Putin anunció un primer disparo de prueba con éxito de una salva de Zircon. Se han realizado otras pruebas desde octubre de 2020 en el Ártico ruso, en particular desde la fragata “Almirante Gorshkov” y un submarino sumergido.
Fuente: AFP.