Al menos diez personas murieron en Indonesia después de que la marea arrastrara a un grupo que meditaba en una playa en la madrugada del domingo, informó la policía.
El grupo de 23 personas estaban tomados de la mano meditando en la playa de Payangan, en la provincia de Java Oriental, poco después de la medianoche.
“Estaban muy cerca del mar y no pudieron salvarse cuando llegó la marea y los arrastró”, indicó el comandante de la policía local Hery Purnomo a la cadena TVOne.
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Hasta el momento se han recuperado diez cuerpos del mar y 12 personas fueron rescatadas con vida. Todavía se desconoce el paradero de un hombre de unos 40 años.
No hay detalles sobre el ritual que estaba realizando el grupo en esta región de mayoría musulmana, indicó Purnomo, que explicó que la meditación estaba dirigida por un gurú que sobrevivió y que está siendo interrogado.
Los medios locales informaron que algunas de las víctimas, originarias de pueblos aledaños, eran parientes. Las marejadas son habituales en las playas de Indonesia, donde faltan medidas de seguridad.
El año pasado dos turistas nacionales murieron tras ser arrastrados por el oleaje en una playa del distrito de Malang, en Java Oriental. En el 2019, cinco personas que estaban de vacaciones en una playa en la provincia de Lampung murieron tras ser arrastradas por las marejadas.
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Paraguaya hizo “ritual” para el empate de la Albirroja contra Colombia
La usuaria de X @obrienhllnd, compartió el ritual que realizó durante el partido Paraguay versus Colombia. La paraguaya señaló que “situaciones desesperadas requieren de medidas desesperadas” y publicó la fotografía del ritual del papel y hielo, que realizó en contra de los jugadores de la selección cafetera.
La joven en un papel escribió los nombres de los jugadores colombianos: Camilo Vargas, Daniel Muñoz, Carlos Cuesta, Jhon Lucumí, Johan Mojica, Jefferson Lerma, Richard Ríos, Jhon Arias, James Rodríguez, Luis Díaz, Jhon Durán, Néstor Lorenzo, David Espina, Santiago Arias, Kevin Castaño, Marino Hinestroza, Jhon Córdoba, Yerry Mina, Juan Portilla, Cristian Borja, Rafael Borré, Juan Quintero, Álvaro Montero y Jáminton Campaz.
Además de los nombres, agregó el mensaje: “Que no ataquen, no defiendan, el arquero no ataje, hagan penales sus defensores, sus atacantes no acierten el arco, su técnico no sepa qué hacer, y que sus mejores jugadores no hagan”. En la sección de comentarios, la paraguaya explicó que colocó en la heladera su carta o hechizo, luego de los 2 goles de Colombia. Tras el ritual, el partido acabó 2 a 2 y la compatriota aseguró que no volverá a realizar este tipo de encantamientos, por miedo a las consecuencias energéticas.
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Ritual del papel y hielo
El ritual de congelar el nombre de una persona en un papel es una práctica espiritual para bloquear energías negativas. Esta creencia se basa en que el hielo actúa como un escudo contra influencias indeseadas o malas, protegiendo a quien realiza el ritual. Asociado con la purificación y la calma, el hielo simboliza la protección, por ello este elemento es el protagonista de este “hechizo” de magia blanca.
¿Cómo se realiza? Se escribe en un papel el nombre de la persona o situación que se desea bloquear, se dobla con la intención de “encerrar” la energía negativa y luego se coloca en un recipiente con agua. Luego, dicho envase se coloca en la heladera, visualizando que el hielo sella y bloquea las malas energías. El papel puede quedar congelado el tiempo que se considere necesario, hasta que se sienta que la energía negativa acabó.
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Cuatro grupos están interesados en comprar TikTok en EE. UU.
- Washington, Estados Unidos. AFP.
El presidente de Estados Unidos Donald Trump dijo ayer domingo que su administración está en conversaciones con cuatro grupos interesados en comprar la red social TikTok. “Estamos tratando con cuatro grupos diferentes. Y mucha gente lo quiere, y depende de mí”, dijo a bordo del Air Force One, el avión presidencial. “Los cuatro son buenos”, agregó, sin dar detalles.
El 19 de enero entró en vigor una ley que exige a la compañía china ByteDance, propietaria de TikTok, vender la red social bajo amenaza de prohibirla en Estados Unidos. Washington asegura que se trata de una cuestión de seguridad nacional y teme que el gobierno chino use la plataforma para espiar a los estadounidenses o influir en la opinión pública.
Tras la aprobación de la ley, TikTok suspendió brevemente su actividad en Estados Unidos, pero Trump decidió suspender su aplicación durante dos meses y medio. Entre los posibles compradores están las compañías Microsoft y Oracle, una iniciativa promovida por el magnate Frank McCourt, así como un grupo que incluye a MrBeast, uno de los creadores de contenido con más seguidores del mundo.
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Comentario en Indonesia
Un tribunal indonesio condenó el lunes a una mujer trans a más de dos años de prisión por un comentario sobre Jesucristo en un video en directo en TikTok, indicó la fiscalía. Ratu Thalisa fue condenada a dos años y diez meses por un tribunal de la ciudad de Medan, en la isla de Sumatra, en virtud de una ley de incitación al odio en línea, dijo a AFP Dapot Dariarma, un funcionario de la fiscalía.
Según los medios, en una transmisión en vivo en octubre en TikTok, Ratu, que vende productos de belleza, hablaba con una foto de Jesucristo diciéndole que tenía que cortarse el pelo. “Esta sentencia de prisión es un ataque espantoso a la libertad de expresión de Ratu Thalisa”, dijo en un comunicado Usman Hamid, el director de Amnistía Internacional en el país.
Indonesia, un archipiélago de 280 millones de habitantes, tiene numerosas minorías religiosas, incluidos cristianos, hindúes y budistas, que con frecuencia son blanco de grupos islamistas radicales.
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Asia celebró el 20.º aniversario de devastador tsunami
- Por Dessy Sagita con Sally Jensen en Ban Nam Khem.
Entre llantos, miles de personas recordaron ayer jueves en varios países de Asia a los más de 220.000 fallecidos en el devastador tsunami originado en el océano Índico hace 20 años, uno de los peores desastres naturales de la historia. El 26 de diciembre de 2004, un terremoto de magnitud 9,1 en el oeste de Indonesia generó olas de hasta 30 metros que embistieron los litorales de más de una decena de países, desde Indonesia hasta Somalia.
Un total de 226.408 personas murieron, según EM-DAT, una base de datos de desastres mundiales. En la provincia indonesia de Aceh, donde el tsunami dejó más de 100.000 muertos, una sirena sonó en la Gran Mezquita Baiturrahman de Banda Aceh para dar comienzo a las conmemoraciones en toda la región.
“Pensé que era el juicio final”, declaró Hasnwati, un profesor de 54 años que utiliza un solo nombre, en la mezquita de Indonesia golpeada por el tsunami. “En una mañana de domingo en que nuestra familia reía junta, de repente llegó el desastre y todo se acabó. No lo puedo describir con palabras”, expresó.
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En la fosa común de Siron, donde unas 46.000 personas fueron enterradas, familiares de las víctimas recitaban emocionados oraciones islámicas a la sombra de los árboles que crecieron desde entonces. Khyanisa, un ama de casa indonesia de 59 años, perdió a su madre y a su hija y las buscó en vano con la esperanza de que siguieran vivas.
“Hubo un momento en que me di cuenta de que se habían ido. Sentí que me dolía el pecho, grité”, contó. “Mis hijos, esposa, padre, madre, todos mis hermanos fueron arrastrados”, lamentó Bahaduddin Zainun, un pescador indonesio de 70 años. “Otros vivieron la misma tragedia. Tenemos los mismos sentimientos”.
Dolor compartido
Para recordar el dolor de ese día, se efectuarán ceremonias conmemorativas o religiosas en sitios costeros de los países más afectados. En Sri Lanka, que registró más de 35.000 muertos, sobrevivientes y familiares de las víctimas subieron a un tren de pasajeros que descarriló por el golpe del tsunami, matando a 1.000 personas.
Como en cada aniversario, el restaurado Ocean Queen Express se detiene en Peraliya, un tranquilo pueblo situado a unos 90 kilómetros al sur de la capital, Colombo, para recordar la tragedia. “Todo esto me trae recuerdos muy duros”, declaró Tekla Jesenthu, que perdió a su hija de dos años cuando las olas golpearon la zona. “No quiero pensar ni hablar de ello. Duele demasiado”. “Los monumentos no los traerán de vuelta”, agregó.
En Tailandia, donde murieron más de 5.000 personas, se prevén varios homenajes para acompañar la ceremonia organizada por el gobierno. Cerca de la mitad de las personas que fallecieron en el país eran turistas extranjeros que pasaban las fiestas de fin de año en las soleadas playas de la región. Familiares de las víctimas tendieron entre lágrimas flores y arreglos en Ban Nam Khem, el sitio más golpeado de Tailandia, junto a una pared curva con la forma de una ola de tsunami, decorada con los nombres de las víctimas.
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Napaporn Pakawan, de 55 años, perdió a su hermana mayor y a una sobrina en la tragedia. “Me siento desolada. Vengo todos los años”, comentó a AFP. Una vigilia con velas en la playa de Khao Lak, organizada por la embajada de Suecia en Tailandia, atrajo a un centenar de personas, la mayoría del país escandinavo, uno de los más afectados en proporción a su población.
“En Suecia, todo el mundo conoce a alguien que se vio afectado o que perdió a alguien”, explicó Anna Elf, de 50 años. Unas 300 personas murieron en Somalia, más de un centenar en las Maldivas y decenas en Malasia y Birmania. El tsunami llegó sin ninguna alerta de las autoridades y dio poco tiempo para evacuar las zonas costeras, pese al intervalo en la hora del impacto en los distintos países. En la actualidad, una compleja red de estaciones de monitoreo redujo sustancialmente el tiempo de aviso.
Lo que ocurrió en el 2004
Supervivientes y familiares de víctimas conmemoran este jueves el 20.º aniversario del terremoto, seguido de un tsunami, ocurrido en el océano Índico que dejó más de 220.000 muertos en cerca de quince países. Un sismo de magnitud 9,1 frente a la costa oeste de la isla indonesia de Sumatra provocó unas enormes olas que asolaron Indonesia, Sri Lanka, India, Tailandia y otros nueve países del océano Índico. A continuación, las claves de este devastador tsunami.
Olas de 30 metros de altura
La ruptura ocurrida a lo largo de una falla, una de las más largas jamás observada, unos segundos antes de las 07h59 hora local del 26 de diciembre de 2004, provocó una de las catástrofes naturales más letales de la historia. El origen del sismo está relacionado con la ruptura de la zona de subducción entre dos placas, la placa índica y la microplaca Andamán, en unos 1.200 km.
El terremoto generó olas de más de 30 metros de altura y liberó una energía equivalente a 23.000 veces la potencia de la bomba atómica lanzada en Hiroshima. La magnitud del sismo se evaluó en un principio en 8,8, pero luego el Instituto Geológico de Estados Unidos (USGS) la situó en 9,1, y su profundidad, en 30 km. El epicentro se situó a 160 km al oeste de la costa de Sumatra. El vasto archipiélago indonesio tiene una actividad sísmica y volcánica frecuente ya que está ubicado en el “cinturón de fuego del Pacífico”.
Terrible balance humano
En total, el tsunami causó 226.408 muertos, según EM-DAT, una base de datos mundial sobre catástrofes. La zona más afectada fue el norte de la isla de Sumatra, donde más de 120.000 personas murieron. En este país el balance ascendió a 165.708 fallecidos. Las enormes olas atravesaron el océano Índico y azotaron Sri Lanka, India y Tailandia horas después.
Las olas se desplazaban a casi 800 km/h cuando alcanzaron el máximo de su velocidad. Esto es dos veces más rápido que un tren de alta velocidad. Más de 35.000 personas murieron en Sri Lanka y 16.389 perdieron la vida en India. En Tailandia hubo 5.000 muertos, la mitad de ellos turistas extranjeros. Además, 3.000 personas fueron declaradas desaparecidas. Las olas también alcanzaron África, matando a 300 personas en Somalia, y a más de un centenar en Maldivas.
Millones de desplazados
El tsunami implicó el desplazamiento de más de 1,5 millones de personas y movilizó unos 14.000 millones de dólares en ayuda de emergencia de la comunidad internacional, según Naciones Unidas. Cientos de miles de edificios fueron destruidos y comunidades enteras se quedaron sin hogar. La localidad indonesia de Banda Aceh, en el extremo norte de Sumatra, tuvo que ser prácticamente reconstruida. Más de 100.000 casas fueron reconstruidas solo en la provincia indonesia de Aceh, según el gobierno.
El tsunami también obligó a las comunidades costeras del Índico a rendir cuentas sobre su nivel de preparación frente a tales catástrofes. En el momento del tsunami no existía ningún sistema de alerta en la región. Según los expertos, la ausencia de un sistema de alerta coordinado en 2004 agravó el impacto de la catástrofe.
Ahora, unas 1.400 estaciones en el mundo permiten que la alerta de tsunami se envíe tan solo unos minutos después de que este se forme. Según los especialistas, hoy el mundo está mejor preparado que nunca, gracias a los millones de dólares invertidos en sistemas de alerta por tsunami. Sin embargo, nunca se podrán evitar totalmente las consecuencias de un tsumani de envergadura, advierten.
Fuente: AFP.
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Tsunami: 20 años de la peor catástrofe natural del siglo XXI
Este jueves cumple 20 años la mayor catástrofe natural del siglo XXI: el tsunami del 26 de diciembre de 2004 en el océano Índico, un oleaje desencadenado por un terremoto submarino de magnitud 9,1 que dejó más de 220.000 muertos repartidos en 14 países del mundo --casi 170.000 víctimas mortales solo en Indonesia--, daños materiales por valor de unos 13.000 millones de euros y llegó a convertirse en el catalizador de transformaciones políticas impensables en las regiones afectadas.
El ejemplo más nítido de esto último ocurrió en el epicentro de la catástrofe, la provincia indonesia de Aceh, una región empobrecida y asolada por tres décadas de un conflicto armado entre las guerrillas del Movimiento por una Aceh Libre (GAM, por sus siglas en inglés) y el Gobierno indonesio que dejó más de 15.000 muertos desde 1976 hasta la llegada del tsunami. Un año después, motivados por la terrible adversidad, GAM y Gobierno alcanzaron un acuerdo de paz en Helsinki (Finlandia).
El informe publicado en 2006 por la Coalición para la Evaluación del Tsunami (TEC, por sus siglas en inglés) --constituida con la colaboración de 50 agencias de Naciones Unidas, ONG y Cruz Roja-- relató los diferentes impactos de la tragedia en cada país afectado. India tuvo que reconstruir buena parte de su sector pesquero, mientras que en Tailandia y Maldivas el turismo fue el ámbito más afectado. El denominador común en casi todos ellos fue la constitución de nuevos sistemas de alerta temprana, si bien activistas indonesios han avisado de que estos esfuerzos, veinte años después, siguen siendo insuficientes.
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Olas a 800 kilómetros por hora
“Una de las estadísticas más difíciles de asumir es que la provincia de Aceh fue alcanzada por olas de hasta 50 metros de altura”, explicó en una evaluación posterior la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) que “inundaron la provincia desde la costa hasta tres kilómetros al interior”.
Olas que llegaron a desplazarse a 800 kilómetros por hora alcanzaron Banda Aceh a los veinte minutos del comienzo del seísmo, registrado a las 07:58 de la mañana del jueves, hora local. Durante la hora y media siguiente alcanzaron Sri Lanka (35.300 muertos) y Tailandia (8.200 muertos). El estado de Tamil Nadu, en el sur de India, recibió el impacto dos horas después del inicio del terremoto, con un coste de más de 16.200 muertos. El oleaje acabó llegando unas siete horas después a Sudáfrica, a 8.000 kilómetros del epicentro: allí murieron dos personas.
En las comunidades más afectadas, recuerda la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), una tercera parte de los fallecidos eran menores de edad a consecuencia de un terremoto que llegó a romper la falla de mayor longitud jamás registrada, abarcando una distancia estimada de 1.500 kilómetros, más larga que el estado norteamericano de California.
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Transformación de la alerta
“Antes de 2004 existía el convencimiento de que solo con instalar un sistema capaz de detectar el peligro acababas con el problema. Después de 2004 nos dimos cuenta de que eso solo era el principio”, explica el director ejecutivo del Centro de Desastres del Pacífico (PDC), Ray Shirkhodai, antes de recordar que el primer aviso de tsunami llegó a las comunidades a través de un fax en día festivo (el 26 de diciembre es Boxing Day, que celebran antiguas colonias del Imperio Británico) “por lo que igual no había gente en la oficina cuando llegó”.
“Recuerde que el tsunami ocurrió en 2004, por lo que el acceso a Internet no estaba tan ampliamente disponible. Y la difusión de esa información a través de la web, en particular para la gestión de desastres, estaba en tela de juicio debido a su velocidad y poca fiabilidad en ese momento”, añade.
La situación ha mejorado, a rasgos generales. Tailandia ha instalado dos estaciones de detección de tsunamis: una en 2006 a unos 965 kilómetros de Phuket y otra en 2017 a unos 340 kilómetros de Phuket y dentro de la zona económica exclusiva. El sistema malasio cuenta 83 sirenas desplegadas en todo el país que se activan junto con el servicio de mensajes SMS y alertas de los medios cuando se identifica una amenaza.
El responsable del PDC reconoce avances en los sistemas de alerta y difusión de amenazas gracias al desarrollo de las telecomunicaciones, pero avisa que, más de dos décadas después, los sistemas de alerta temprana para riesgos múltiples siguen estando fuera del alcance de la mayoría de la población mundial.
De hecho, activistas de Banda Aceh denuncian que “el gobierno de Indonesia no está haciendo lo suficiente para educar a la próxima generación”, en opinión Irma Lisa, residente de una comunidad que perdió al 90 por ciento de sus residentes en el tsunami. “Algunas escuelas están ubicadas muy cerca del mar, pero la preparación para desastres está completamente ausente, no sólo en sus planes de estudio, sino incluso en sus actividades extracurriculares”, hace saber en declaraciones a BenarNews.
Ahmad Dadek, director de la Agencia de Planificación del Desarrollo de Aceh, se muestra de la misma opinión. “Nuestro riesgo de desastres sigue siendo alto, pero nuestro índice de resiliencia (la capacidad de recuperación post-catástrofe) sigue siendo bastante bajo”, avisa al mismo medio.
El peligro más grande, coinciden todos, es la incapacidad de las autoridades para concienciar a la población de que esta catástrofe puede volver a ocurrir. “El aspecto más aterrador”, añade el senador tailandés, Ratchaneekorn Thongthip, “es la falta de concienciación y preparación de la gente: incluso con las boyas de advertencia en su sitio, todo depende de que la gente entienda cuándo prepararse cuándo prepararse para posibles señales de advertencia”.
El caso es que los cimientos para ello existen: la economía de Banda Aceh ha estado creciendo constantemente entre un 4 % y un 5 % anual en los últimos cinco años. La provincia recibió casi 30.000 visitantes extranjeros en 2023, frente a los 2.632 del año anterior en medio de las restricciones de viaje por la Covid-19, en un nuevo gesto de recuperación ante adversidades que tienen, al menos, un carácter igualador. “Antes del tsunami”, explica al Straits Times el superviviente Munawir Saputra, “los ricos vivían en una casa de ladrillo y los pobres en la casa de madera: hoy todos vivimos en una de las primeras.
Fuente: Europa Press.