Malik Faisal Akram, un británico de 44 años fue identificado como el hombre que murió tras la toma de rehenes en una sinagoga en Texas. Los cuatro rehenes fueron liberados ilesos el pasado sábado por la noche en ese estado del sur estadounidense tras 10 horas de secuestro. La policía no aclaró si el equipo de asalto mató a Akram o si él se suicidó.

Biden aseguró que el incidente fue “un acto de terrorismo” relacionado con “alguien que fue detenido hace 15 años y ha estado en la cárcel durante 10 años”, aparentemente confirmando versiones de prensa según las cuales el secuestrador exigía la liberación de la científica paquistaní Aafia Siddiqui, condenada por terrorismo a 86 años de prisión.

Biden prometió además “oponerse al antisemitismo y al aumento del extremismo en este país”, en declaraciones a periodistas durante un acto en Filadelfia. Paralelamente, la ministra de Exteriores de Reino Unido, Liz Truss, también calificó el episodio como un “acto de terrorismo y antisemitismo” en un comentario en Twitter.

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No hay “ningún indicio” de que alguien más esté implicado en el ataque cometido en la pequeña localidad texana de Colleyville, 40 kilómetros al noroeste de Dallas, según el comunicado de la oficina del FBI en esa ciudad. El texto no añadió detalles sobre Akram ni sus motivos. Entre los rehenes se encontraba un respetado rabino local, Charlie Cytron-Walker.

Tras el final del enfrentamiento en la noche del sábado, el agente especial del FBI Matt DeSarno dijo a periodistas en Colleysville que la investigación tendría “un alcance global”. “Hemos estado en contacto con múltiples pistas del FBI que incluyen Tel Aviv y Londres”, añadió.

“Ninguna implicación”

Siddiqui es la primera mujer de la que Estados Unidos sospecha vínculos con Al Qaida y su causa es célebre en Pakistán y en los círculos yihadistas del sur de Asia. Fue detenida en Afganistán en 2008. Dos años después fue condenada por un tribunal de Nueva York por el intento de asesinato de oficiales estadounidenses en ese país. Actualmente está recluida en una prisión de Fort Worth, Texas.

En una declaración a la cadena CNN, el abogado de Siddiqui dijo que ella “no tiene absolutamente ninguna implicación” en la situación de los rehenes y condenó el incidente. DeSarno no confirmó las demandas del sospechoso, pero precisó que estaban “centradas en un asunto que no era específicamente una amenaza para la comunidad judía”.

Un vivo de Facebook

En un momento dado, el enfrentamiento involucró a unos 200 agentes de la ley locales, estatales y federales que se concentraron alrededor de la Congregación Beth Israel en Colleyville. Una transmisión en vivo de la página de Facebook de la congregación durante el servicio matinal del sabbat parecía capturar la voz del hombre hablando en voz muy alta, aunque no mostraba la escena en el interior del centro religioso.

En esa transmisión podía escucharse a un hombre diciendo: “Pon a mi hermana al teléfono” y “voy a morir”. También expresó: “Hay algo que está mal con Estados Unidos”. ABC News informó que el secuestrador estaba armado y afirmó tener bombas en varios lugares. Esto no ha sido confirmado.

Uno de los rehenes fue liberado al principio del enfrentamiento. Tras horas de lo que, según la policía, fueron extensas negociaciones con el sospechoso, un equipo SWAT de élite irrumpió en la sinagoga. Los periodistas que se encontraban en las inmediaciones reportaron haber oído un fuerte estallido -probablemente una granada de fragmentación utilizada como distracción- y disparos.

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“Horrorosa”

Ellen Smith, una miembro de la congregación que creció yendo a esa sinagoga, declaró a CNN que la situación era “impactante y horrorosa”. Pero dijo que “no es sorprendente” que la crisis se produzca en una comunidad judía. “Últimamente han aumentado los casos de antisemitismo, pero desde que los judíos caminan por la Tierra, hemos sido perseguidos”, dijo.

El incidente despertó preocupación entre la comunidad judía y en el gobierno de Israel, cuyo primer ministro Naftali Bennett aseguró supervisar “de cerca” la situación. Las sinagogas de varias ciudades de Estados Unidos aumentaron la seguridad tras el atentado, aunque las autoridades dijeron que no creían que el incidente formara parte de una amenaza global.

Fuente: AFP.

Etiquetas: #Texas#sinagoga

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