Ante la creciente cantidad de focos de incendios a nivel nacional, el Gobierno argentino decretó la “Emergencia Ígnea” por el plazo de un año para el “combate de incendios, la restauración las de zonas afectadas y la prevención de nuevos focos”.
Esta semana, Argentina sufre una histórica ola de calor esta semana, con temperaturas máximas que rondan hasta los 43 grados, que han derivado en cortes de luz y aumentan la amenaza de incendios en áreas ya muy afectadas por la sequía.
El martes pasado, en Buenos Aires, los termómetros alcanzaron 41,1 grados, la segunda temperatura más alta registrada desde que empezaron a realizarse mediciones, en 1906. Solo la supera la alcanzada el 29 de enero de 1957, cuando fue de 43,3 grados.
El COVID estalla
En plenas vacaciones de verano, Argentina figura como el país de América Latina con mayor número de nuevos contagios de COVID-19. Pero sin una mayor incidencia en la mortalidad, las playas se han llenado de turistas ansiosos por dejar atrás los malos tiempos de la cuarentena.
Mar del Plata, tradicional destino de veraneo sobre la costa atlántica, vive por estos días una frenética temporada, con multitudes en las playas, las discotecas y también en las filas para hacerse hisopados. “La gente quiere salir después de dos años de pandemia. Es como un desquite. La gente se está soltando. El COVID está llegando a su etapa final, y la gente tiene que disfrutar, tiene que vivir”, lanza a la AFP a la orilla del mar Andrés Gazzola, un estudiante de medicina de 25 años.
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Argentina tuvo en 2020 uno de los confinamientos más prolongados del mundo. En 2021 abrió tímidamente las escuelas, aunque no las universidades, y reactivó algunos sectores económicos. Recién en noviembre pasado abrió sus fronteras.
Ahora, en la playa atestada de sombrillas hay tanto familias que se esfuerzan por permanecer en burbuja como grupos de jóvenes que proclaman el fin del COVID. “La pandemia se terminó”, dice entre risas Lara Serra. “Esto está lleno de gente. Es todo lo que los adolescentes quieren”, declara entusiasmada su amiga Renata Pendino.
Discotecas, restaurantes y hoteles se afanan por recuperarse de los malos tiempos en los que por muchos meses se mantuvieron cerrados. Días en los que la ciudad quedó tan solitaria que los lobos marinos paseaban por las plazas. “Los boliches (locales nocturnos) explotan. Hay un clima lindo, festivo, más allá de la pandemia que se vivió. Hay una energía de pasarla bien”, resume Emiliano Guzmán, un joven que vino desde la ciudad de San Juan.
Récord de casos
Pero a pocos metros de la playa, la fila para hisoparse aumenta. El porcentaje de pruebas que dan positivo en Mar del Plata crece día a día y supera el 62%, según las autoridades sanitarias, más que el promedio nacional de 50% y muy por encima del 10% que recomienda la Organización Mundial de la Salud.
Patricia Bogdanowicz, infectóloga y pediatra en el Hospital de Clínicas de Buenos Aires, alerta sobre el relajamiento en los cuidados, especialmente entre los jóvenes vacunados. “Lo que no tienen en cuenta es que la gran cantidad de casos de COVID-19 ha puesto en vilo al aparato productivo, a servicios sanitarios completos que no funcionan por la cantidad de médicos, paramédicos y enfermeros aislados”, señaló a la AFP.
Con 45 millones de habitantes, Argentina acumula más de 6,6 millones de casos de COVID-19, de los cuales 1,1 millón se registraron desde el 1 de enero, y ha superado las 117.600 muertes. Cada día rompe récord de contagios. El miércoles fueron 131.082 con 75 fallecidos. La ocupación de camas de terapia intensiva ronda el 40%. En junio pasado, cuando el récord había sido de 42.000 casos en un día, hubo entre 500 y 600 muertes diarias por varias semanas. Casi el 75% de la población tiene dos dosis de la vacuna y de estos el 18% ha recibido una tercera de refuerzo.
“Es difícil controlar a la población argentina, es muy difícil decirle que cumpla medidas restrictivas. El clima está muy politizado frente a la pandemia y si uno intenta medidas es posible que se generen manifestaciones en contra, que a su vez son situaciones de mayor contagio”, dijo a la AFP el médico infectólogo Luis Cámera, asesor del presidente Alberto Fernández.
Recuperar la economía
La temporada vacacional fue promovida muy intensamente por el gobierno, que intenta reactivar la economía luego de una caída de 9,9% en 2020 y un rebote de 10% en 2021. Para esta temporada lanzó el programa previaje, un incentivo financiero para el consumo en los lugares turísticos de Argentina. A ese plan, adhirieron 4,5 millones de personas.
Y aunque los contagios se multiplican, el gobierno no solo rechaza imponer nuevas restricciones sanitarias, sino que ha flexibilizado las normas de aislamiento para evitar la parálisis. “En lugar de (la ocupación de) las camas de terapia intensiva nos preocupan el ausentismo laboral”, declaró recientemente la ministra de Salud, Carla Vizzotti.
La Unión Industrial Argentina pidió esta semana al gobierno tomar medidas para frenar el aumento, que alcanza el 7,5% del personal, de trabajadores que no acuden a trabajar por haber sido contacto estrecho con un caso positivo. También entre el personal de salud se ha reportado mayor falta de trabajadores debido a los aislamientos por COVID-19.
Fuente: AFP.