Dividido entre el miedo y la esperanza, Chile elige presidente este domingo en una segunda vuelta inédita por la confrontación de dos opciones opuestas -que prometen avanzar hacia un Estado de bienestar o el continuismo neoliberal-, a la espera de un estrecho resultado.

Más de 15 millones de chilenos están llamados a votar desde las 11H00 GMT. Quién sucederá al mandatario Sebastián Piñera el 11 de marzo de 2022 se deberá conocer unas tres horas después del cierre de las mesas electorales a las 21H00 GMT.

Codo a codo en los sondeos, el abogado ultraderechista José Antonio Kast, de 55 años, contrario al aborto y al matrimonio igualitario, se enfrenta al joven diputado de izquierda Gabriel Boric, de 35 años, la edad mínima para postular a la presidencia en Chile.

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“Somos nuevas generaciones que entran a la política con las manos limpias, el corazón caliente pero con la cabeza fría”, afirmó Boric, de la alianza Apruebo Dignidad (que reúne al Frente Amplio y al Partido Comunista), tras emitir su voto en la austral Punta Arenas, su ciudad natal, a unos 3.000 km al sur de Santiago.

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Al votar en la localidad rural de Paine, donde vive, en las afueras de Santiago, Kast auguró “una elección estrecha” y planteó la posibilidad de que se pueda definir en los Consejos Electorales, encargados de analizar los votos posteriormente.

Consultado por la prensa, el candidato de la ultraderecha afirmó que el resultado podría definirse por una diferencia de unos 50.000 votos. Boric afirmó que acataría el resultado “sea cual sea”. Tres encuestas previas, de la brasileña AtlasIntel, y las chilenas Cadem y Pulso Ciudadano, muestran un estrecho margen entre los dos candidatos, con una pequeña ventaja para Boric.

“Tenemos esperanza; tenemos la convicción de que vamos a entrar en otra etapa en Chile, una etapa donde de verdad necesitamos nosotros probar el concepto del Estado de bienestar”, dijo a la AFP Sebastián Vera, profesor de historia de 35 años, que acudía a votar.

Nataly Hidd, una funcionaria pública de 32 años, teme por lo que pueda pasar en el país. “Es que las manifestaciones van a ser sí o sí (...) salga quien salga van a haber manifestaciones”, dice.

El país atraviesa profundos cambios desde 2019, cuando surgieron multitudinarias protestas -algunas muy violentas- en reclamo de una mayor igualdad y derechos sociales.

Ese proceso desencandenó en la elección el año pasado a favor de redactar una nueva Constitución para reemplazar la promulgada durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). La Convención que redacta el nuevo texto -dominada por representantes de izquierda-, debería concluir su trabajo a mediados del próximo año, bajo la mirada del nuevo mandatario.

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Dos modelos opuestos

Candidato por el Partido Republicano, Kast oferta mantener el modelo neoliberal impuesto por Pinochet, que le dio a Chile estabilidad social y económica pero que hace dos años fue fuertemente cuestionado en las calles.

Boric, apoyado por toda la centroizquierda en la segunda vuelta, propone avanzar hacia un Estado de bienestar, con una serie de derechos básicos asegurados. “Es muy importante que todos participen. Hoy se apaga la voz de los candidatos y se escucha la voz de la gente”, dijo Piñera tras emitir su voto.

Los primeros resultados de las votaciones de chilenos en Australia, Nueva Zelanda, Corea y Japón dieron una rotunda victoria a Boric, según actas consulares. “Los dos candidatos representan proyectos muy diferentes y están apoyados por partidos muy diferentes en los extremos”, señala a la AFP la doctora en Ciencias Políticas María Cristina Escudero, de la Universidad de Chile.

Nunca antes desde el retorno a la democracia, en 1990, se enfrentan en un balotaje candidatos que no pertenecen ni a la exConcertación de partidos de centro izquierda ni a la Alianza derechista. La campaña tuvo un tono muy polarizado y el despliegue de noticias falsas.

“Esta campaña se ha encarado por la clase política de la peor manera (...) con una imagen de polarización que es bastante engañosa”, dijo a la AFP el analista político Marcelo Mella, de la Universidad de Santiago. Se trató de “una competencia centrada en desprestigiar al competidor con acusaciones que demostrarían falta de integridad de parte de los candidatos”, añade.

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Abstención

En la elección pesa el fantasma del abstencionismo, que ha marcado los comicios chilenos desde que en 2012 se instaló el voto voluntario. En la primera vuelta, en la que Kast se impuso con el 27,9% de los votos frente a Boric (25,8%), la participación alcanzó el 47%.

Según Mella, la alta abstención responde a una “crisis que no es reciente sobre la oferta política” de los partidos chilenos. Ante proyectos tan distintos, este domingo “puede que vaya a votar más gente que se ha movilizado en esta polarización”, señala la académica Escudero.

“Pero también puede que vaya a votar menos gente, porque se quedó sin candidato en el centro y decida no ir a votar”, agrega.

Fuente: AFP.

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