Por Clément MELKI y Marina RAFENBERG con Chantal VALERY en Atenas
El papa Francisco denunció este domingo el “naufragio de la civilización” que abandona a los migrantes, tras llegar este domingo al campo de refugiados de la isla griega de Lesbos, donde fue cálidamente recibido por numerosas familias.
El segundo día del viaje del pontífice a Grecia está marcado por una visita al campo de Mavrovouni, que sigue albergando a unos 2.200 solicitantes de asilo en condiciones difíciles.
En este recinto, Francisco instó durante un emocionado discurso a atajar el “naufragio de la civilización”, cinco años después de su primera visita a esta isla griega en plena crisis migratoria.
El Mediterráneo “está convirtiéndose en un cementerio frío sin lápidas [...] Se lo ruego, ¡detengamos este naufragio de la civilización!”, lanzó el sumo pontífice ante los migrantes.
A su llegada a Lesbos, el papa había sido acogido por varios refugiados que se congregaron entre los contenedores y las tiendas de campaña del campo.
El pontífice argentino saludó largamente y bendijo a las familias presentes, entre ellas numerosos niños. “Welcome!”, “We love you”, se podía escuchar.
Mavrovouni es una estructura construida precipitadamente en una antigua zona de tiro del ejército tras el incendio del campo de Moria, en septiembre de 2020. Este insalubre campamento de migrantes era el más grande de Europa.
Unos 40 solicitantes de asilo, en su mayoría católicos originarios de Camerún y de República Democrática del Congo (RDC), asistirán al Ángelus y estuvieron presentes en el discurso que pronunció el papa bajo una tienda de campaña, en presencia de varios responsables religiosos, la presidenta griega, Katerina Sakellaropoulou; el vicepresidente europeo, Margaritis Schinas; y el ministro griego de Migración, Notis Mitarachi
Christian Tango, un congoleño de 31 años, se dirigirá al papa Francisco. Él “espera que el papa lleve la voz” de los refugiados “al mundo entero y en particular a los países europeos que tienen que acoger con más humanidad a los refugiados”.
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“Es una bendición esta visita. El papa es nuestro jefe espiritual” declaró este domingo a la AFP la congoleña Rosette Leo, mientras esperaba la llegada del pontífice.
“Humanos, no prisioneros”
Su compatriota Orphée Madouda, que asistirá al Ángelus, se congratula: “es la primera vez que voy a ver al papa”, pero luego se lamenta: “Nosotros los refugiados somos seres humanos, y hay que tratarnos como tales y no como prisioneros”.
En 2016, la isla de Lesbos se convirtió en la principal puerta de entrada para miles de migrantes que trataban de llegar a Europa. “Todos somos migrantes”, había dicho Francisco cuando visitó el campamento de Moria en abril de 2016.
Algunos refugiados esperan ahora volver con él a Roma, como ya hizo en 2016. Ese año, regresó con 12 refugiados sirios. En esta ocasión, 50 migrantes serán transferidos de Chipre, donde estuvo jueves y viernes.
En efecto, en Atenas, no se descartó la posibilidad de que algunos de los solicitantes de asilo de Mavrovouni acompañen al papa a Italia desde Lesbos.
Ya se abrieron tres campos de este tipo en las islas de Samos, Leros y Cos, y los de Lesbos y Quíos están previstos para el próximo año. Están rodeados de alambre de púas y cerrados con puertas de rayos X.
La visita del papa a Lesbos, más breve que en 2016, será seguida el domingo en Atenas por una misa ante unos 2.500 fieles.
Refugiados, piedra angular
El tema principal de su pontificado, la causa de los refugiados sigue siendo la piedra angular de este 35º viaje del papa.
El pontífice argentino “está convencido de que la cuestión de los migrantes es la mayor catástrofe humanitaria tras la segunda guerra mundial”, según el escritor italiano Marco Politi, especializado en noticias del Vaticano.
Jorge Bergoglio, que viene de una familia de migrantes italianos instalados en Argentina, ha defendido constantemente la acogida de miles de “hermanos y hermanas”, independientemente de su religión o condición de refugiado.
En Atenas, el sábado, el sumo pontífice criticó ante los dirigentes griegos a “la comunidad europea, desgarrada por los egoísmos nacionalistas”, que “aparece a veces bloqueada y no coordinada, en lugar de ser un motor de solidaridad”.
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Fuente: AFP.