El presidente de Colombia, Iván Duque, proclamó el pasado viernes “el final” del Clan del Golfo, la mayor banda narcotraficante del país, tras la captura del gran capo Otoniel y otros golpes a la organización. “El Clan del Golfo como estructura monolítica ya llegó a su final porque se rompió la cadena de mando completamente y ahí estaba altamente concentrado en la figura de alias Otoniel”, aseguró el mandatario en entrevista con Colmundo Radio.
Duque celebró además la captura en los últimos días de 90 presuntos integrantes del principal cartel de la cocaína del país, cuya red de tráfico se extiende a 28 países donde opera en alianza con mafias mexicanas. “Ahora bien, hay unos reductos que seguirán siendo enfrentados (...) o se entregan o los vamos a golpear con severidad”, advirtió.
Colombia le asestó el mayor golpe al Clan del Golfo con la detención el 23 de octubre de su máximo cabecilla, Dairo Antonio Úsuga, conocido también como Otoniel. El exguerrillero de 50 años, que también combatió junto a paramilitares de ultraderecha, fue capturado en las selvas del noroeste del país en un operativo de 500 policías y militares.
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Más temprano, la fiscalía anunció la captura de casi un centenar de presuntos miembros del Clan del Golfo en ocho días de operaciones en los departamentos de Antioquia (noroeste), Atlántico (norte), Bolívar (norte), Cesar (norte), Chocó (oeste), Córdoba (norte) y Magdalena (norte).
Al menos cuatro soldados han fallecido en ataques de los narcos contra militares en represalia por los golpes a su estructura. Según la policía, el Clan del Golfo es responsable del 30% de toda la cocaína que sale de Colombia, el mayor productor y exportador mundial de esa droga. El centro de estudios independiente Indepaz estima que la organización cuenta con una fuerza de unos 1.600 hombres. Las autoridades calculan que ascendería 3.800 integrantes entre combatientes y colaboradores.
Recluido en una cárcel de Bogotá, Otoniel aguarda su extradición a Estados Unidos, que ofrecía una recompensa de cinco millones de dólares por su ubicación. Colombia vive un conflicto armado de más de medio siglo que ha enfrentado a guerrillas, paramilitares, narcos y agentes estatales dejando cientos de miles de víctimas.
Aliado de cinco mafias en el mundo
El Clan del Golfo, el principal cartel de la cocaína colombiana que encabezaba el detenido Otoniel, tiene una red de tráfico que se extiende a 28 países donde opera en alianza con mafias mexicanas, italianas y de los Balcanes, reveló este miércoles la policía.
“Cinco mafias y carteles internacionales son los principales con los que trafica el Clan del Golfo”, dijo el general Jorge Luis Vargas en una conferencia de prensa en Bogotá. El jefe de la policía colombiana mostró un mapa con los “tentáculos” y “rutas” de la organización que comandaba Otoniel hasta su detención el 23 de octubre.
En México, el Clan opera de la mano de los carteles de Jalisco Nueva Generación y Sinaloa; en Europa se alió con las mafias Calabresa y Siciliana y narcotraficantes de los Balcanes, que a su vez surten de cocaína a países asiáticos y de Medio Oriente. Bajo el mando de Dairo Antonio Úsuga, conocido también como Otoniel, la organización exporta mensualmente unas 20 toneladas de cocaína que alcanzan un valor de unos 26 millones de dólares.
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Colombia le asestó el mayor golpe con la detención de su máximo cabecilla, un exguerrillero de origen campesino que también combatió junto a los paramilitares -enemigos acérrimos de los rebeldes- para luego convertirse en el mayor capo de la droga en este siglo, según la policía.
Otoniel, de 50 años, cayó durante una megaoperación militar y policial en las selvas que limitan con Panamá, en el noroeste del país, donde el Clan del Golfo concentró el grueso de sus operaciones. Recluido en una cárcel de Bogotá, aguarda su extradición a Estados Unidos, que ofrecía una recompensa de cinco millones de dólares por su ubicación.
“Atomización”
La captura de Otoniel puso fin a siete años de una intensa cacería que permitió afectar sus finanzas y detener o abatir a varios de sus familiares y lugartenientes, según el general Vargas. Desde 2015 las autoridades le incautaron al Clan del Golfo 450 toneladas de cocaína y arrestaron a 31 dirigentes con fines de extradición a Estados Unidos. Al perder a su máximo jefe, la organización “muy seguramente” pasará por “una atomización”, comentó el oficial.
Los otros mandos “están separados en estructuras” que operan en regiones de la costa Caribe y el noroeste del país, por lo que las autoridades se enfocarán en ir tras los pasos de Chiquito Malo, Siopas, Gonzalito y Rodrigo Flechas. Los cuatro aparecen como los jefes más poderos del Clan del Golfo después de la caída de Otoniel, señaló el general Vargas.
El centro de estudios independiente Indepaz estima que el Clan cuenta con una fuerza de unos 1.600 hombres. Las autoridades calculan que ascendería 3.800 integrantes entre combatientes y colaboradores. De acuerdo con inteligencia policial, la banda de Otoniel es responsable del 30% de toda la cocaína que sale de Colombia, el mayor productor y exportador mundial de esa droga.
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Para traficar emplea a navieras que sacan la droga desde los puertos marítimos de Buenaventura, Urabá, Barranquilla, Santa Marta y Cartagena. También usa lanchas rápidas que zarpan clandestinamente hacia América Central, en una ruta que conecta con México y Estados Unidos, el mayor consumidor de la droga colombiana.
En Europa, los principales puntos de entrada son los puertos de Amberes (Bélgica) y Róterdam (Holanda). El jefe de la policía colombiana llamó la atención sobre la práctica del Clan del Golfo de emplear hasta 200 marcas conocidas de ropa, vehículos, almacenes y calzado para identificar sus cargamentos ilegales. Otoniel tenía una inclinación “particular” por la marca Teka, el fabricante alemán de productos de cocina.
Colombia multiplica recompensas
Colombia multiplicó las recompensas por los “símbolos del mal”, como denomina a jefes de las guerrillas y mafias del narcotráfico, tras la captura del gran capo Otoniel, según anunció el gobierno. El ministro de Defensa, Diego Molano, junto a los altos mandos militares y policiales, presentó el cartel de los más buscados que incluyen a los líderes rebeldes del ELN y de las disidencias que se marginaron del acuerdo de paz con las extintas FARC.
“Se va a doblar las recompensas por estos símbolos del mal de las diferentes organizaciones criminales”, afirmó Molano en una transmisión pública sin acceso a la prensa. Según el ministro, el gobierno pagará hasta 4.000 millones de pesos, poco más de un millón de dólares, por cabecillas como Nicolás Rodríguez o “Gabino”, quien hasta mediados de este año ejercía como comandante máximo del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
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Considerada la última guerrilla activa de Colombia tras el desarme de las FARC, el ELN anunció el relevo de Gabino (71 años) por motivos de salud y en su lugar asumió Antonio García, hasta entonces responsable militar de la organización. Colombia ofrecía por información sobre su paradero el equivalente a unos 615.000 dólares. También multiplicó hasta los 790.000 dólares la recompensa por la ubicación de Iván Márquez, exnegociador de paz de las FARC que retomó las armas en 2019.
Tanto Gabino como Márquez están fuera de territorio colombiano, según inteligencia militar que los ubica en Cuba y Venezuela, respectivamente. El gobierno de Iván Duque también redoblará la cacería por los mandos de otras organizaciones implicadas en el narcotráfico como Los Pelusos, Los Caparros y del Clan del Golgo, este último descabezado tras la detención de Dairo Úsuga o alias Otoniel.
El capo de 50 años fue capturado en una operación militar el 23 de octubre en las selvas del noroeste del país. Hasta ese momento era el narcotraficante colombiano más buscado por Bogotá y Washington. Recluido en una cárcel de Bogotá, espera su extradición a Estados Unidos.
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El ministro Molano remarcó que la “política de recompensas” ha sido efectiva y que a partir de ahora habrá una mayor difusión del cartel de los más buscados en las regiones donde operan sus organizaciones. “Si capturamos estos ‘Símbolos del Mal’, Colombia tendrá menos narcotráfico, menos niños reclutados, menos campesinos esclavizados con la droga, menos desplazamiento forzado, menos delitos”, añadió.
Desde su llegada al poder en 2018, Duque se ha enfocado en la captura de los máximos responsables de las bandas que siguieron en armas tras el proceso de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), así como de los mayores traficantes de cocaína.
Fuente: AFP.