Estados Unidos extendió el viernes la autorización de los refuerzos de la vacuna contra el COVID-19 a todas las personas mayores de 18 años, seis meses después de completar su pauta primaria, anunciaron autoridades sanitarias. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, federal) dijo que la autorización de uso de emergencia concedida a los laboratorios Pfizer y Moderna ayudó a “proporcionar una protección continua contra el COVID-19, incluso contra las consecuencias graves que pueden ocurrir, como la hospitalización o la muerte”.

Un panel de expertos convocado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) ratificó la decisión de ampliar la elegibilidad, al tiempo que recomendó explícitamente refuerzos para todas las personas mayores de 50 años, incluso en ausencia de afecciones subyacentes.

“Estoy muy contento de que tengamos claridad y simplificación de las recomendaciones para que todos los estadounidenses puedan comprender las vacunas que se recomiendan para ellos en este momento”, expresó Camille Kotton, médica de enfermedades infecciosas del Hospital General de Massachusetts.

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La directora de los CDC, Rochelle Walensky, aprobó formalmente las recomendaciones del panel, afirmando que los refuerzos “son una importante herramienta de salud pública para fortalecer nuestras defensas contra el virus al entrar en las vacaciones de invierno”. La FDA dijo que basó su decisión en los datos que demostraban que, tras recibir la dosis de refuerzo de cualquiera de los dos laboratorios, cientos de personas desarrollaron una fuerte respuesta inmunitaria.

“Esta autorización de uso de emergencia llega en un momento crítico a medida que entramos en los meses de invierno y enfrentamos un número creciente de casos de COVID-19 y hospitalizaciones en todo el país”, sostuvo el director ejecutivo de Moderna, Stephane Bancel.

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Cambio de estrategia

Las personas mayores de 18 años que recibieron la vacuna de una sola dosis de Johnson & Johnson en Estados Unidos ya pueden recibir una segunda inyección, dos meses después de la primera. En el caso de los vacunados con Pfizer y Moderna, la tercera dosis estaba reservada hasta ahora sólo para los mayores de 65 años, los adultos con riesgo de desarrollar una forma grave de la enfermedad o los que tienen una alta exposición al virus, por ejemplo, a través de su trabajo.

Este anuncio se produce en un momento en el que la pandemia vuelve a repuntar en Estados Unidos, con un promedio de 85.000 nuevos casos de COVID-19 cada día (frente a los cerca de 70.000 de finales de octubre), y unas 1.000 muertes diarias. Algunos estados del país, entre ellos California (oeste), ya habían empezado a permitir las dosis de refuerzo para todos los adultos, incluso antes de las recomendaciones de las agencias sanitarias, con la esperanza de contener la propagación de la epidemia antes de la temporada de vacaciones.

Pfizer también llevó a cabo un ensayo clínico en el que participaron 10.000 personas mayores de 16 años mediante el cual concluyó que el refuerzo mostró eficacia contra la infección sintomática de más del 95%. La tercera dosis de Pfizer se dosifica en 30 microgramos, lo mismo que la serie primaria de inmunización, mientras que la de Moderna es de 50 microgramos, la mitad de la serie inicial.

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Recelos

La gran mayoría de las personas que son hospitalizadas o mueren por coronavirus no están vacunadas y, por tanto, la mejor manera de controlar la ola invernal sería llegar a esas personas, en lugar de reforzar a las ya vacunadas, sostienen los críticos de la nueva campaña.

Una desventaja potencial, argumentan, es que los que se resisten a las vacunas podrían concluir que las inyecciones son ineficaces. Otro riesgo es un mayor número de casos de inflamación del corazón relacionada con la vacuna (miocarditis), especialmente entre los hombres más jóvenes.

Tanto Pfizer como Moderna tienen programados estudios posteriores a la autorización para evaluar los riesgos de miocarditis. Los expertos están de acuerdo en que los refuerzos por sí solos no pueden resolver la pandemia, mientras que los países más pobres, especialmente en África, permanecen estancados en porcentajes de un solo dígito en la pauta de vacunación primaria.

Fuente: AFP.

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