Casi 200 países aprobaron el sábado pasado en la COP26 acelerar la lucha contra el cambio climático y esbozar las bases de una futura financiación, sin garantizar sin embargo el objetivo de limitar el aumento de la temperatura mundial a +1,5ºC.
El Pacto de Glasgow por el Clima propone que los Estados miembros presenten a finales de 2022 nuevos compromisos nacionales de recortes de emisiones de gases de efecto invernadero, tres años antes de lo previsto, aunque “teniendo en cuenta las diferentes circunstancias nacionales”.
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La aprobación del acuerdo quedó deslucida por la oposición de último minuto de India y China a un párrafo sobre la necesidad de eliminar la dependencia del carbón y para acabar con los subsidios a los combustibles fósiles.
Con 24 horas de retraso sobre la agenda, la COP26 aprobó un texto que abre paso a consultas formales para crear fondos de financiación y para estudiar posteriormente los daños y pérdidas de los países más vulnerables.
El primer ministro británico, Boris Johnson, anfitrión del encuentro, destacó que “el acuerdo de hoy es un gran paso adelante”, aunque admitió que “aún queda una cantidad enorme de cosas por hacer en los próximos años”.
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“Siempre supimos que Glasgow no sería la línea de meta”, indicó en el mismo tono el enviado especial estadounidense, John Kerry. Igualmente, el presidente colombiano, Iván Duque, tuiteó que el pacto es “un avance significativo en la lucha contra la crisis climática, pero no es suficiente para lograr los objetivos globales”.
El documento no contiene montos. “Lo que este texto está intentando hacer es tapar agujeros y echar a andar un proceso”, en especial en el tema de las finanzas para adaptación a los efectos del cambio climático, explicó Helen Mountford, del World Resources Institute.
“Es tímido, es débil y el objetivo de 1,5ºC apenas sigue vivo, pero se manda una señal de que la era del carbón está acabando. Y eso es importante”, reaccionó por su parte Jennifer Morgan, directora ejecutiva de Greenpeace.
Con uñas y dientes
Los países en vías de desarrollo, los más afectados por el calentamiento del planeta, pelearon hasta el final con uñas y dientes para lograr avances en materia de dinero, con un resultado discreto.
Las decisiones de la COP se logran por consenso, y Glasgow no fue una excepción, con exhaustivas negociaciones hasta el último minuto en la misma sala de la asamblea plenaria, con los delegados de pie, documento en mano.
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John Kerry, su homólogo chino, Xie Zhenhua, el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, iban y venían, saltaban de un grupo a otro, sobre un texto que finalmente fue aceptado a regañadientes, aunque con duras críticas de parte de India.
Inmediatamente después del anuncio del acuerdo, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, advirtió que el mundo sigue estando a las puertas de una “catástrofe climática”. Para la joven activista sueca Greta Thunberg, la conferencia sobre el clima fue puro “bla-bla-bla”. “El verdadero trabajo continúa fuera de esas salas. Y nunca, nunca nos rendiremos”, afirmó en Twitter.
Aspectos controvertidos
Por su parte, la presidenta de la Comisión Europa, Ursula von der Leyen, dijo en un comunicado que el acuerdo mantiene vivas las metas del Acuerdo de París de 2015, “dándonos la oportunidad de limitar el calentamiento mundial a 1,5ºC”.
El pacto “urge a los países desarrollados a duplicar como mínimo sus contribuciones colectivas para la adaptación de los países en desarrollo, en base a los niveles de 2019, de aquí a 2025″. Los bancos multilaterales deberán colaborar en la tarea, y el texto también pide “políticas innovadoras” para atraer los capitales privados.
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Pero los países ricos no han podido regularizar los 100.000 millones de dólares anuales que supuestamente tenían que recibir los países vulnerables desde 2020. Y esa cifra era tan solo una base.
Los países en desarrollo quieren que el dinero que vayan a recibir a partir de ahora sea, en líneas generales, repartido a partes iguales en mitigar el cambio climático (reducir las emisiones de gases de efecto invernadero) y en adaptarse a lo que se viene (por ejemplo, mediante presas, diques en las costas, etc).
Alarmismo de los científicos
Las compensaciones por daños y pérdidas es un capítulo especialmente controvertido, puesto que concierne a Estados, grandes multinacionales y aseguradoras. Finalmente, en los debates sobre los combustibles de origen fósil, que nunca han sido denunciados de forma explícita en los documentos oficiales de estas conferencias, el final fue controvertido.
El ministro de Medio Ambiente indio, Bhupender Yadav, defendió que las naciones menos industrializadas, con poca responsabilidad histórica en el calentamiento global, tienen “derecho a su parte justa del presupuesto global de carbono y tienen derecho al uso responsable de los combustibles fósiles”.
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A propuesta de India, el texto menciona finalmente la necesidad de acabar con los “subsidios ineficientes para los combustibles fósiles”, pero de nuevo, prestando atención a “circunstancias nacionales particulares”.
Desde el Acuerdo de París de 2015, el alarmismo ha crecido y el mundo se dirige a una situación “catastrófica” si no se toman medidas drásticas, insisten los científicos. El objetivo fijado en París hace seis años era que el aumento de la temperatura media global no llegue a +2 ºC, e idealmente se sitúe en un máximo de 1,5 ºC.
Fuente: AFP-