Alrededor de una pila de cuerpos a punto de arder, alguien se percata de un movimiento. “¡Está vivo!”, dice un recluso y apunta hacia la hoguera. Así, entre sombras, se consumaba una nueva matanza en la principal cárcel de Guayaquil.
En la noche del viernes al sábado, los presos de un bloque salieron de sus celdas para aniquilar a los de una banda rival de otro pabellón. Fue una feroz lucha a bala, explosivos y machetazos, según autoridades e internos que grabaron o transmitieron en vivo la revuelta que dejó 68 muertos. Una auténtica “barbarie”, la llamó el gobierno.
En uno de los videos virales, varios hombres rodean cadáveres apilados y comienzan a prenderles fuego. Es cuando uno avisa al resto de que alguien sigue con vida. Entonces por detrás aparece un recluso y la emprende a machetazos contra el supuesto sobreviviente.
En lo corrido del año han muerto más de 320 presos, en una crisis sin precedentes que transformó a un país otrora pacífico en un teatro de crueldad donde se han cometido las peores masacres carcelarias de Latinoamérica. ¿Cómo llegó Ecuador hasta aquí? Los expertos dan pistas.
Cárceles sobrepobladas sin vigilancia
Ecuador cuenta con 65 prisiones para 30.000 reclusos, pero la población carcelaria ronda los 39.000 presos, un 30% más de su capacidad. En la penitenciaria Guayas 1, donde se dio la masacre, hay 8.500 internos y una sobrepoblación del 60%.
La crisis carcelaria venía incubándose hace “varios años”, pero solo ahora se nota “esta ausencia estatal” por la “disminución del presupuesto para la atención” de los reos, afirma a la AFP Fernando Carrión, experto en seguridad de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
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Al mismo tiempo, la seguridad dentro de las prisiones pasó de la policía al SNAI, un órgano autónomo que se ocupa de la vigilancia con civiles formados como guías penitenciarios. “La administración del sistema es precaria”, remarca el especialista.
Un mes antes de que se produjera la masacre de septiembre con más de cien víctimas, el entonces director del SNAI, Fausto Cobo, lanzó la alerta: el sistema cuenta apenas con 1.500 guardias y se necesitan unos 4.500 para prestar seguridad a las penitenciarías.
“Necropolítica”
Las brutales imágenes del fin de semana dan cuenta del caos en las prisiones pese al estado de excepción decretado por el presidente Guillermo Lasso, quien asumió en mayo. “Creemos que el que está fallando es el Estado como estructura al no entender al crimen, al no entender la violencia y al desentenderse también de la cuestión penitenciaria”, comenta a la AFP la abogada Vianca Gavilanes, de la Fundación Dignidad, que defiende los derechos humanos de reclusos.
Además de la responsabilidad de los últimos gobiernos, está la del Congreso, que endureció en 2014 las normas que permitían a los presos dejar las cárceles y continuar con prisión domiciliaria hasta el término de su condena. El sistema judicial tampoco ayuda porque “deja los procesos en incertidumbre”, señala Gavilanes, al referirse a los presos sin sentencia y que han muerto en las revueltas.
De acuerdo con la Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos (Inredh), la población carcelaria pasó de 20.800 reclusos en 2012 a casi 39.000 en 2021, y de ellos al menos 15.000 están sin sentencia. Según la abogada Gavilanes, hay en este fenómeno de inseguridad carcelaria una suerte de “necropolítica”: los muertos “solo son cifras, solo son datos, no son personas. Eso es lo que se ha visto repetitivamente en todas las masacres carcelarias”.
Economía ilegal
La cárcel –opina Carrión– “es el reflejo de lo que pasa en la sociedad” y en las calles, donde se afianza el narcotráfico con sus múltiples brazos armados. La tasa de homicidios en Ecuador pasó de 7,8% por cada 100.000 habitantes en 2020 a 10,6% entre enero y octubre de 2021.
“Cuando no hay una presencia verdadera del Estado adentro de los centros (de reclusión), entonces obviamente quienes van a tomar el poder y el control de estos espacios van a ser todos estos grupos que además tienen armas”, indicó Carrión. En la penitenciaría Guayas 1 operan al menos siete bandas, entre ellas los Tiguerones, los Lobos, los Chonekillers y los Latin King.
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Gavilanes critica la posición del gobierno de presentar a todos los reos como “monstruos” y culpar a las disputas de las masacres, cuando según ella dentro de las cárceles funciona una economía ilegal que provee a los presos de los servicios que el Estado no les brinda.
“Eso es deslindar la responsabilidad del Estado. (…) Todas las decisiones que ha tomado desde la política pública hasta la normativa, han sido direccionadas para que tengamos (…) más de 300 personas asesinadas de forma muy violenta”, expresó.
Militares refuerzan cárcel
Militares de Ecuador fortalecieron el domingo su pie de fuerza en el exterior de la principal cárcel de Guayaquil en la que murieron 68 presos, en una masacre descrita por el gobierno como “barbarie”, con cuerpos quemados y macheteados. Los soldados, con fusiles y escopetas, reforzaron el cordón de seguridad en los alrededores de la cárcel Guayas 1, en apoyo a los policías, cuya presencia también aumentó, constató la AFP.
“Actualmente, no se registran incidentes en los centros de privación de libertad del país”, expresó el domingo el gobierno en un comunicado. Enfatizó que en todas las penitenciarías “se mantiene el orden y control; y las actividades se desarrollan con normalidad” tras una matanza carcelaria que se suma a la que bandas del narcotráfico protagonizaron en septiembre con 119 fallecidos.
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Entre la noche del viernes al sábado, internos se enfrentaron con armas de fuego y explosivos pese al estado de emergencia que rige en las sobrepobladas penitenciarías de Ecuador, donde este año han sucedido algunas de las mayores masacres en la historia carcelaria de Latinoamérica. En la más reciente, los enfrentamientos estallaron cuando una de las bandas invadió el bloque 2 para matar a miembros de un grupo enemigo, dejando 68 presos fallecidos y 25 heridos, de acuerdo con la Fiscalía.
El gobernador de la provincia del Guayas (cuya capital es Guayaquil, suroeste ecuatoriano), Pablo Arosemena, describió el sábado que en el reclusorio Guayas 1 ocurrieron “cruces de bala muy intensos” y una “situación de salvajismo”.
“Se va a armar ya la guerra”
Imágenes divulgadas por redes sociales muestran a reclusos prendiendo fuego y macheteando cuerpos ensangrentados. Un hombre que pidió no ser identificado compartió con la AFP el audio que su hijo –detenido desde marzo en ese reclusorio por un caso de drogas– le envió poco antes de la matanza, a la que sobrevivió.
“Quiero decirte que te amo mucho y que cuides a mi hermana, que ahorita se va a armar ya la guerra, ya vinieron a dar la luz verde (para) que abran todos los pabellones para enfrentarse con el enemigo y no sé qué es lo que vaya a pasar”, expresó el joven. “Estoy asustado con mi amigo (de celda), pero no se puede hacer nada. Esto cada vez se pone feo”, agregó.
La secretaría (ministerio) de Derechos Humanos indicó el domingo que fueron reconocidos los cuerpos de 41 de los 68 fallecidos, y entregados 15 a sus familiares. El director de Medicina Legal de la Policía, coronel Marco Ortiz, informó que a otros 16 cuerpos no se les ha podido tomar las impresiones dactilares debido a las “condiciones” en las que se encuentran, por lo que serán sometidos a investigaciones antropológicas y genéticas.
Angustia
La nueva revuelta se produjo en medio de un estado de excepción para el sistema penitenciario decretado por Lasso a raíz de la matanza de 119 presos en septiembre, con lo que movilizó a los militares hacia las prisiones. Empero, la Corte Constitucional limitó esa medida impidiendo el ingreso de soldados a las cárceles. Con las restricciones impuestas por los jueces, el estado de emergencia se extenderá hasta finales de este mes.
Ya son más de 320 los muertos en las cárceles ecuatorianas en lo que va de año. Decenas de personas también volvieron a concentrarse en las afueras del reclusorio y de la morgue policial, en busca de información sobre sus familiares presos. “Por lo menos queremos saber, que calmen esta angustia que tenemos cada padre, cada madre”, dijo a la AFP una mujer que indagaba por su hijo fuera del reclusorio.
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La penitenciaría Guayas 1 es una de las más importantes del país, con 8.500 internos y una sobrepoblación del 60%. Bandas rivales vinculadas al narcotráfico libran una cruenta disputa en esa prisión, distribuida en doce pabellones. Las autoridades han identificado al menos a seis grupos, entre ellos los Choneros, Lobos, Tiguerones y Latin King.
Con capacidad para 30.000 personas, las 65 prisiones ecuatorianas están ocupadas por 39.000 reclusos, con una superpoblación del 30%. Del total de reos, 15.000 carecen de sentencia.
Fuente: AFP.