Austria confinará a partir del lunes a las personas sin vacunar o que no hayan contraído recientemente el COVID-19, una medida inédita en la Unión Europea que pretende frenar el número récord de nuevos casos.
“La situación es grave (...). No tomamos esta medida a la ligera, pero desgraciadamente es necesaria”, dijo el canciller Alexander Schallenberg en una rueda de prensa en Viena. Cerca del 65% de la población ha recibido dos dosis de vacuna en Austria, porcentaje inferior a la media europea, que es del 67%, y muy lejos de países como España (79%) o Francia (75%).
Schallenberg había calificado este índice como “vergonzosamente bajo” al dar a conocer el viernes este plan de confinamiento. En concreto, los dos millones de personas concernidas no podrán salir de sus hogares, salvo para salir de compras, hacer deportes o recibir atención médica. Esta medida se aplicará a todas las personas a partir de los 12 años.
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Y para asegurarse de que se respeta se realizarán controles inopinados “a una escala sin precedentes” en zonas públicas, dijo el gobierno, que pondrá en marcha patrullas policiales adicionales. Los infractores se arriesgan a una multa de 500 euros (570 dólares), y los que se nieguen a someterse a los controles a una multa tres veces más alta.
El gobierno evaluará los resultados de estas restricciones en un plazo de diez días, indicó este domingo el ministro de Salud, Wolfgang Mückstein, y pidió a los reacios a vacunarse a que lo hagan lo antes posible. Una comisión parlamentaria autorizó la medida el domingo por la noche, gracias al apoyo del partido conservador y de los Verdes, miembros de la coalición gobernante. La oposición votó en contra.
“¡No a la vacunación obligatoria!”
Cientos de manifestantes, opuestos a la medida, se reunieron frente a la cancillería por la tarde, con pancartas que decían “no a la vacunación obligatoria”. Las personas no vacunadas ya tienen prohibida la entrada a restaurantes, hoteles y peluquerías.
“Estoy aquí para enviar un mensaje: tenemos que luchar”, dijo a la AFP Sarah Hein, de 30 años, que trabaja en un hospital. “Queremos trabajar, queremos ayudar a la gente, pero no queremos que nos vacunen. Depende de nosotros”. Otra manifestante, que se negó a dar su nombre, dijo: “¡Se está encerrando a gente que está sana!”
La ciudad de Viena también ha sobresalido dentro de la UE por lanzar un programa de vacunación para niños de 5 a 11 años con la vacuna de Pfizer/BioNTech. Hasta el sábado se habían reservado más de 5.000 citas para las primeras inyecciones previstas para el lunes. La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) está revisando los datos y aún no ha dado su aprobación. Sin embargo, los países miembros tienen derecho a utilizar productos no autorizados en respuesta a una emergencia de “salud pública”.
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También en Viena, para asistir a eventos festivos, culturales o deportivos con más de 25 personas o para salir a cenar, se exigirá a partir de ahora una prueba de PCR además de un certificado de vacunación o de recuperación. El sábado se registraron más de 13.000 nuevos casos de COVID-19 en este país de 9,8 millones de habitantes, la cifra más alta desde el inicio de la pandemia que ha causado 11.700 muertos. Europa se está viendo afectada por una nueva ola de la pandemia que ha llevado a varios países a restablecer las restricciones, como Holanda y Noruega.
Fuente: AFP.