Economista de 51 años, ultraliberal y provocador, Javier Milei surge como fenómeno electoral en Buenos Aires donde, con un discurso contra los políticos, le disputa el segundo lugar en las elecciones parlamentarias del domingo a la coalición oficialista de centro-izquierda Frente de Todos.
“No vine acá para guiar corderos, vine para despertar leones”, clama Milei en una plaza donde decenas de simpatizantes lo aplauden entusiastas. “¡Viva la libertad, carajo!”, grita de nuevo, y culpa de los males de Argentina a “la casta política”, un amasijo en el que no distingue derecha de izquierda, ni gobierno de oposición.
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Está en campaña, pero su acto electoral consiste en una “clase” de economía a un público en su mayoría joven y masculino, descreído de la política, que se muestra halagado con este formato intelectual en el que al final de la actividad se rifan libros. “Habla con sinceridad, no se anda con rodeos”, lo elogia Daniel Quiroz, un estudiante de electromecánica, residente en el sur más humilde de Buenos Aires, que acude a su primera elección.
En la plaza se forma una fila para adherir a su nóvel partido libertario, que en las elecciones primarias obligatorias de septiembre quedó en tercer lugar en la capital argentina con 13,6% de los votos. “Hoy en día, en Argentina, hay un socialismo bastante amplio creado por todo lo que es la casta política. Llamamos casta a todo lo que está hace tiempo y no quiere dejar el poder”, dice Matías Miró, militante libertario de 40 años.
Según las encuestas, su fuerza va en ascenso y preocupa también a la coalición de centro-derecha Juntos, que gobierna Buenos Aires desde 2007 y no desea que le reste votos. “Las ideas que expresa Milei son las mismas que siempre expresé yo”, declaró recientemente el expresidente Mauricio Macri (2015-2019).
“Batalla cultural”
Con una curiosa cabellera, según él mismo producto de que no se peina desde hace años, Milei es un personaje controvertido. Ha publicado varios libros y a la vez ha sido acusado de plagiar párrafos enteros. Además, tuvo un programa de radio en la web, “Demoliendo mitos”. Ramiro Marra, su compañero de fórmula para la Cámara de Diputados, es una estrella de Youtube, con un canal en el que enseña a invertir en bitcoins.
“Habernos metido en política no significa abandonar la batalla cultural. Vamos a seguir dando la batalla cultural, pero ahora además desde adentro”, dice Milei a la AFP al explicar su decisión de integrar el parlamento que considera plagado de ladrones.
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“Nunca vamos a crear nuevos impuestos, nunca vamos a ir contra la vida, nunca vamos a ir contra la libertad y nunca vamos a ir contra la propiedad. Vamos a enviar proyectos que quiten esta opresión del Estado sobre las personas”, promete.
A este hombre al que le gusta citar a las glorias del siglo XIX, como Juan Bautista Alberdi, el inspirador de la Constitución que decía: “el que no cree en la libertad como fuente de riqueza ni merece ser libre ni sabe ser rico”. En la escena internacional, no le incomoda la comparación con el expresidente estadounidense Donald Trump ni con el mandatario brasileño Jair Bolsonaro.
Todas las clases sociales
Los seguidores de Milei son mayoritariamente hombres, entre los 18 y 40 años, de todas las clases sociales, según el politólogo Diego Reynoso, de la Universidad de San Andrés. “Él claramente se posiciona a la derecha, tanto en lo económico -menos Estado, más mercado- como en otros valores, por ejemplo, su oposición al aborto”, que en Argentina es legal desde 2020, señala el politólogo.
Su prédica contra la “casta política”, a la que culpa por la crisis económica, social y política que sufre Argentina, lo coloca “fuera del sistema político. Le permite hacer un discurso claramente anti establishment y desde ahí capitaliza mucho”, refiere Reynoso.
Y en las zonas más desfavorecidas de la capital argentina, donde su votación fue un poco más alta que el promedio, han tenido eco sus críticas a la intervención estatal. “Hay una explicación. En esos barrios hay gente con empleo formal que pese a su esfuerzo no puede salir de ahí y se queja de los descuentos que le hacen. Uno pensaría que esos sectores pidan más presión fiscal, impositiva, pero no es así”, señaló este analista.
Fuente: AFP.