Sectores opositores y sindicatos mantenían este viernes pasado un paro indefinido por quinto día consecutivo en Bolivia para exigir la anulación de una polémica ley de blanqueo de capitales, y el gobierno advirtió sobre un posible desabastecimiento” de combustibles si la protesta persiste.

Las protestas, caracterizadas por marchas y bloqueos de calles, han derivado en enfrentamientos entre manifestantes, la policía y grupos afines al oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) que han dejado más de cien detenidos y varios heridos.

El opositor Comité Nacional por la Defensa de la Democracia (Conade) aseguró que la polémica ley busca el “control de las actividades económicas del pueblo, persecución y amedrentamiento, eximiendo de todo este proceso a la principal actividad ilegal generadora de ganancias ilícitas: el narcotráfico”.

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Los principales choques se han producido en los departamentos de Potosí, al suroeste, y Santa Cruz, bastión opositor, al este, pero han ocurrido manifestaciones en todo el país.

La ley en disputa, aprobada en agosto, establece que la estrategia del gobierno contra la legitimación de ganancias ilícitas y el financiamiento al terrorismo “podrá ser ajustada por el Ejecutivo (...) mediante decreto”, algo que preocupa a varias organizaciones que temen que se use como una herramienta de persecución. El presidente Luis Arce ha minimizado las movilizaciones y acusó a la oposición de querer “tumbar al gobierno”.

“Debemos defender el voto del pueblo boliviano, que dijo en las urnas que nosotros tenemos que gobernar”, afirmó el presidente el jueves durante un acto en la región central cocalera de Chapare, feudo sindical de su mentor, el expresidente Evo Morales (2006-2019). Ante esas declaraciones, el gobernador de Santa Cruz, el derechista Luis Fernando Camacho, dijo que “hay un pueblo movilizado” y que “nadie ha pedido la renuncia del presidente”.

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El ministro de Hidrocarburos y Energía, Franklin Molina, advirtió este viernes que “si continúan el paro y los bloqueos existe la posibilidad de que en dos días haya desabastecimiento” de combustibles (gasolina y diésel) en Santa Cruz “y en otras zonas del oriente” de Bolivia.

La poderosa Central Obrera Boliviana (COB), cercana al gobierno, no apoya las medidas de protesta. El país andino vive una profunda división política desde 2019, cuando Morales renunció a la presidencia tras perder el respaldo de las Fuerzas Armadas y la policía, en medio de protestas masivas en su contra y acusaciones de fraude electoral cuando buscaba la reelección a un cuarto mandato.

De nuevo en el poder desde 2020, el MAS acusa a la oposición conservadora de haber organizado un supuesto “golpe de Estado” contra Morales para llevar a la presidencia a la derechista Jeanine Áñez, hoy en prisión preventiva.

Fuente: AFP.

Etiquetas: #Bolivia#paro

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