El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, renunció este lunes pasado a expulsar a los diez embajadores occidentales que habían dado su apoyo al opositor Osman Kvala, alegando que estos “dieron marcha atrás” y que “serán más prudentes en el futuro”.

Los embajadores de Estados Unidos, Canadá, Francia, Finlandia, Dinamarca, Alemania, Holanda, Nueva Zelanda, Noruega y Suecia se habían movilizado a favor del opositor Osman Kavala, encarcelado desde hace cuatro años sin haber sido enjuiciado.

Los diplomáticos “dieron marcha atrás” y “serán más prudentes en el futuro”, declaró el jefe del Estado tras una larga reunión de su gobierno, en la que al parecer le advirtieron de las desastrosas consecuencias que podría acarrear uan nueva crisis internacional.

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Los 10 diplomáticos enfurecieron al jefe de Estado al solicitar el 18 de octubre una “solución justa y rápida del caso de Osman Kavala”. Ese texto constituía un “ataque” y un “enorme insulto” contra la justicia turca, afirmó Erdgan. “Nuestra intención no era provocar una crisis sino proteger nuestros derechos, nuestro honor, nuestro orgullo y nuestros intereses soberanos”, recalcó.

Previamente, la mayor parte de las embajadas concernidas afirmaron, en un mensaje en Twitter, actuar “conforme a la Convención de Viena y su artículo 41″, que enmarca las relaciones diplomáticas y prohíbe cualquier injerencia en los asuntos internos del país anfitrión.

Una declaración que fue “recibida positivamente” por el presidente turco, según la agencia oficial Anadolu. Esta primera señal de apaciguamiento causó rápidamente una subida de la lira turca, que había iniciado la jornada con un mínimo histórico.

“Crear distracción”

Esta iniciativa podría empañar la agenda internacional de Erdogan en el próximo fin de semana: reunión el sábado en Roma del G20, grupo integrado por los países más industrializados, luego la conferencia sobre el clima de la ONU (COP26), que se inaugura el domingo en Glasgow, Escocia.

Sin embargo, Erdogan espera reunirse con el presidente estadounidense Joe Biden en Roma. Las relaciones de Ankara con Washington están muy frías, en particular por contratos de compra de aviones de combate F-35 --ya pagados, pero no entregados--, y un pedido de piezas de repuesto para F-16. A esto se suma la compra por parte de Turquía de un sistema de defensa antiaérea ruso S-400, pese a ser miembro de la OTAN.

Pero para los observadores, se trata sobre todo de “crear distracción” en momentos en que Turquía atraviesa una dura crisis económica, con una tasa de inflación oficial del orden de un 20% y su divisa en caída libre.

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Según Didier Billion, vicedirector del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS, por sus siglas en francés), especializado en Turquía, quizá el “ministro de Relaciones Exteriores turco devolvió [a Erdogan] a la realidad: Turquía no podía ponerse en contra a sus principales socios”.

“Ahora, esto será difícil de gestionar con su electorado”, vaticinó. “Él no ha salido reforzado” de esto, señaló. Tras su comunicado, los 10 embajadores fueron citados a la cancillería, por una demanda considerada “inaceptable” por las autoridades turcas.

“Acusaciones conspirativas”

Osman Kavala, un rico empresario y filántropo de 64 años, nacido en París, fue mantenido bajo arresto a principios de octubre puesto que un tribunal de Estambul consideró que “carecía de nuevos elementos para otorgarle la libertad”.

El opositor, que siempre ha negado los cargos que se le imputan, comparecerá nuevamente el 26 de noviembre. En diciembre de 2019, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) exigió la “inmediata liberación” de Kavala, pero fue en vano.

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Para Hasni Abidi, profesor de Relaciones Internacionales en la universidad de Ginebra y director del Centro de Estudios e Investigación sobre el mundo árabe y mediterráneo (CERMAM), con su gesto, el presidente turco se dirigía sobre todo a sus bases y a los nacionalistas que “apoyan las acusaciones conspirativas acuñadas por el jefe de Estado”.

“No estoy seguro de que Kavala haya ganado con esta mediatización” de su caso, advirtió. “Erdogan no puede permitirse liberar a Kavala ahora, puesto que lo haría parecer débil. Éste se está convirtiendo en un héroe internacional, una especie de Navalni turco”, concluye por su parte Timur Kuran, profesor de Economía y de Ciencias Políticas en la Universidad de Duke (Estados Unidos).

Fuente: AFP.

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