La representante estadounidense de Comercio anunciará este lunes la celebración “en los próximos días” de “discusiones abiertas” con su homólogo chino para abordar la aplicación del acuerdo bilateral firmado en 2020, según extractos del discurso que debe pronunciar ante un centro de reflexión de su país.
“China asumió compromisos que tienen que beneficiar a algunas industrias estadounidenses, como la agricultura, que debemos hacer respetar”, dirá Katherine Tai ante el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), indicando así que Pekín no cumplió con todo lo pactado. La administración del presidente Joe Biden va además a “iniciar un procedimiento de exenciones selectivas de aranceles aduaneros”, anunciará Tai en ese discurso previsto a las 10:00 locales (14:00 GMT).
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Entre 2018 y 2020, la administración del anterior presidente Donald Trump impuso aranceles a productos chinos que representaban 370.000 millones de dólares anuales. Estos derechos de aduana punitivos, impuestos en represalia a las prácticas comerciales chinas consideradas “desleales”, son criticadas por numerosas empresas.
A principios de agosto, importantes grupos estadounidenses exhortaron a la administración Biden a reducir esos aranceles, destacando que las empresas norteamericanas se enfrentan a “crecientes sobrecostes” ya que esos costes adicionales son pagados por los importadores. Un responsable estadounidense precisó que los aranceles actuales impuestos por la administración Trump permanecerán en vigor mientras dure el procedimiento de exención.
El actual presidente de Estados Unidos había pedido a Katherine Tai que procediera a una revaluación global de la estrategia comercial de Washington ante China. “Seguimos teniendo serias inquietudes sobre las prácticas comerciales” de China que no han sido tratadas en la fase 1 del acuerdo, indicará asimismo la embajadora, aludiendo a los problemas más estructurales, como las subvenciones masivas a las empresas de Estado o el “robo” de la propiedad intelectual.
China se había comprometido a comprar por valor de 200.000 millones de dólares de productos estadounidenses suplementarios a lo largo de dos años, entre ellos productos agrícolas, bienes del sector de la energía y de la industria manufacturera, con el objetivo de reducir el desequilibrio comercial entre los dos países, favorable a China.
El acuerdo firmado a mediados de enero de 2020 entre Donald Trump y el viceprimer ministro chino Liu He había permitido una tregua en la guerra entre Estados Unidos y China, que había frenado el crecimiento de ambos países. Pero esta tregua ha tenido resultados “modestos”, indicó el responsable estadounidense que requirió el anonimato.
Trabajar con los aliados
Este responsable dijo que el objetivo “no es agravar las tensiones comerciales” con China. Pero Estados Unidos está dispuesto a usar “toda la gama de instrumentos” para “defender los intereses económicos del país contra políticas y prácticas nefastas”, va a asegurar Katherine Tai.
“El centro de nuestra estrategia es un compromiso para garantizar que trabajamos con nuestros aliados para crear mercados justos y abiertos”, agregará. Aunque Europa toma su distancia con una política comercial de Estados Unidos de absoluta dureza, sus responsables sí reconocen que se enfrentan a prácticas comerciales “desleales” de parte de Pekín. Washington no esconde que las conversaciones con China van a ser arduas: “Sabemos que es poco probable que China proceda a reformas significativas al menos por el momento”, admite el responsable.
“Pekín es cada vez más explícito sobre el hecho de que está intensificando las tendencias hacia su enfoque autoritario y centrado en su Estado, y se resiste a responder a nuestras preocupaciones sobre los aspectos estructurales” agregó este responsable. “Debemos reconocer que China no puede cambiar de la noche a la mañana, y que debemos tener una estrategia que tenga en cuenta a China tal cual es, y no según lo que desearíamos que fuera”, concluyó.
Fuente: AFP.