“Ando buscando oxígeno porque tengo dos familiares enfermos” con COVID, dice Francisco Montenegro, uno de los cientos de nicaragüenses que intenta rellenar un cilindro de oxígeno en la capital para atender a un ser querido, en un país que nunca hizo cuarentena por la pandemia.
“Lamentablemente estamos en una situación en el país en la que no sabes ni donde podés contraer el contagio”, lamentó Montenegro, quien atribuye el rebrote a las “aglomeraciones de la gente”. “En las calles, en los buses, donde sea hay mucha gente que no porta las mascarillas”, recriminó. Los tanques de oxígeno, que desde hace semanas escasean en el país, son comprados, rentados y rellenados en centros privados por personas que, según su capacidad económica, tratan a sus enfermos en casa. Largas filas de autos se forman en los centros de expendio. De acuerdo con el gobierno de Daniel Ortega, no hay colapso en los hospitales públicos, pero sus opositores afirman lo contrario.
”Terrorismo pandémico”
Nicaragua experimenta, como algunos de sus vecinos de Centroamérica, un repunte de contagios de COVID-19. Pero, a diferencia de otras naciones de la región, Nicaragua nunca decretó cuarentenas para contener el virus. Por el contrario, ha promovido actividades recreativas que empujaron a miles, sobre todo a los jóvenes, a relajarse y salir a fiestas.
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El presidente Daniel Ortega argumenta que si Nicaragua, un país de 6,5 millones de habitantes, “deja de trabajar (..) se muere de hambre”. Según el Banco Central, poco más de 1 millón de ciudadanos depende del trabajo informal para sobrevivir. El Ministerio de Salud registra hasta la fecha 13.206 casos y 201 muertos desde que se inició la pandemia. Reconoce en las últimas semanas un aumento en los contagios.
Pero, para la red de médicos independientes Observatorio Ciudadano, hay al menos 25.150 casos sospechosos, de los cuales más de 4.500 terminaron en fallecimientos con síntomas asociados al COVID-19. El gobierno desconoce estas cifras y acusa a esta organización de promover el “terrorismo pandémico”.
Esperar el milagro
Algunos, como el chofer Julio Larios, quien vive en la occidental ciudad de León, recorrió 180 km en vehículo hasta la capital para adquirir oxígeno, pero después de hacer una larga fila le informaron que se había agotado. “Toca hacer la fila y esperar el milagro el día de hoy, que venga otra cisterna para ver si abastecemos ese tanque”, expresó desesperado.
Tania tampoco tuvo suerte. “Ando buscando oxígeno para mi hermana, ella está mejorando, pero necesita oxígeno y estamos aquí todos pues, luchando”, relató a la AFP. A pesar de la discreción con la que las autoridades manejan la pandemia, la información de enfermos y muertos por COVID fluye en las redes sociales, a través de familiares, amigos o vecinos. Todos conocen a alguien que murió por la pandemia o se encuentra grave en su casa o en el hospital.
Los casos han “subido (...), la situación está bien crítica y bien delicada, no sé, pues, si lo quieren minimizar. Pero sí, está bien feo aquí”, contó Erika -quien prefirió no dar su apellido-, en una de las filas de venta de oxígeno. Dijo que perdió a dos familiares por el virus. “No quiero abrir más las redes sociales ante tantas condolencias que conmueven el alma”, manifestó en Twitter la defensora de derechos humanos Yonarqui Martínez. La Iglesia Católica ha dicho que al menos 16 sacerdotes han muerto por el virus, la mayoría este año.
Sin datos oficiales
El miércoles, la OPS urgió a Nicaragua a evitar las aglomeraciones y aunque señaló que carece “de datos oficiales que permitan hacer un análisis adecuado, existen otras fuentes que muestran que hay una ocupación alta de los servicios de salud, en particular de los hospitales”. “También hay reportes sobre alta transmisión, es decir un aumento de número de casos y también aumento en los niños y adolescentes, tanto en hospitalizaciones, reportes de casos sospechosos y confirmados y también de fallecimientos”, sostuvo el director de Emergencias en Salud de la OPS, Ciro Ugarte.
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Ante el repunte de contagios, las autoridades sanitarias han redoblado los llamados a la ciudadanía a “respetar las medidas” de prevención y acudir a los hospitales en caso de síntomas. Aceleró además el proceso de vacunación, que hasta agosto había cubierto apenas a 523.000 nicaragüenses. Para octubre, el gobierno espera inmunizar al 32% de la población mayor de 30 años con dosis de AstraZeneca y Sputnik V.
En tanto, las brigadas de salud visitan las casas en los barrios y comunidades para detectar casos sospechosos. Los médicos de Observatorio Ciudadano, por su parte, han exhortado a la ciudadanía a realizar una “cuarentena voluntaria” para contener “el pico pandémico”, evitar el “colapso de los hospitales” y salvar vidas.
Fuente: AFP.