Los talibanes celebraron un desfile este miércoles con material militar donado por Estados Unidos al anterior gobierno afgano, vencido tras 20 años de guerra, en Kandahar (sur), cuna espiritual del movimiento islamista.

Una larga fila de “Humvees”, vehículos todoterreno estadounidenses, circularon al ralentí por una gran carretera de las afueras de la segunda ciudad de Afganistán. Muchos de ellos llevaban banderas talibanas blancas y negras enganchadas a la antena, constató un periodista de la AFP.

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Los combatientes iban sentados al mando de los camiones que durante las dos décadas de conflicto utilizaron las fuerzas estadounidenses, de la OTAN y afganas, mientras que otros se subían a ellos en Ayno Maina, en la periferia de Kandahar. Al menos un helicóptero Blackhawk sobrevoló la ciudad, lo que llevaría a pensar que un expiloto del ejército afgano estaría al mando.

Kandahar es la cuna de los talibanes. En 1996, salieron de la capital del sur afgano antes de conquistar rápidamente el resto del país, que gobernaron hasta 2001, cuando fueron expulsados del poder por una coalición internacional encabezada por Estados Unidos. El jefe de los talibanes, Hibatullah Akhundzada, vive allí, afirmó el movimiento el domingo.

En el estadio de críquet de Kandahar, responsables talibanes, con barba blanca, daban sorbos al café, bajo las marquesinas que en general usan los jugadores y los entrenadores. Otros, vestidos de blanco, estaban sentados en el césped, mientras que centenares de simpatizantes ocupaban las gradas. Los combatientes armados, vestidos con uniforme de camuflaje, formaban de pie frente a la multitud.

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“Nuestro enemigo común, que había jurado aportar prosperidad económica a nuestro país, no lo ha conseguido”, subrayó Maulvi Saqeb, un reclutador de los talibanes. “Estados Unidos no se ha contentado con atacar a nuestros jóvenes soldados, Estados Unidos ha corrompido nuestros medios de comunicación, ha hecho desaparecer nuestra cultura, ha pisoteado nuestra economía”, añadió.

Habían cundido rumores de que Akhundzada podría presentarse frente a la multitud, pero no se dejó ver. El único que habló ante los asistentes fue el nuevo gobernador de la zona. El martes, miles de fieles al movimiento islamista tomaron las calles de Kandahar, en un concierto de bocinas de auto y de gritos de “Allah Akbar” (Alá es el más grande), celebrando la partida de los últimos militares estadounidenses de Afganistán.

Instan a la resistencia a deponer las armas

Dos días después de la retirada estadounidense de Afganistán, los talibanes instaron este miércoles a los combatientes en el valle de Panshir, uno de los últimos focos de resistencia al nuevo régimen, que depongan las armas para evitar una guerra sangrienta, luego de registrarse los primeros combates.

“Hermanos míos, hemos hecho todo lo posible para resolver el problema del Panshir mediante conversaciones y negociaciones, pero lamentablemente ha sido en vano”, señaló el alto funcionario talibán Amir Khan Muttaqi en un mensaje de audio en la red Twitter dirigido a los resistentes afganos del valle.

“Ahora que las conversaciones han fracasado y los muyahidines (talibanes) rodean Panshir, aún hay gente (en el valle) que no quiere resolver los problemas pacíficamente”, continuó el responsable. “Les toca a ustedes hablarles. A aquellos que quieran luchar, díganles que ya es suficiente”, añadió.

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Panshir, un feudo antitalibán de larga data, es un valle remoto y de muy difícil acceso, ubicado en medio de las montañas Hindu Kush, cuyo extremo sur se encuentra a unos 80 km al norte de Kabul. La oposición armada está organizada alrededor del Frente Nacional de Resistencia (FNR), liderado por Ahmad Masud, hijo del comandante Ahmed Shá Masud, asesinado en 2001 por la red Al Qaida. Amrulá Salé, vicepresidente del gobierno derrocado, también se encuentra refugiado allí.

Integrado por combatientes de milicias antitalibanas y exmiembros de las fuerzas de seguridad afganas, el movimiento se comprometió a resistir toda ofensiva de los nuevos dirigentes del país y simultáneamente dejar las puertas abiertas a la negociación, si los islamistas ponen punto final a sus ofensivas.

Varios frentes

Pero, la posibilidad de alcanzar un acuerdo parece haber fracasado. El lunes de noche, cuando el último avión militar estadounidense estaba por despegar desde el aeropuerto de Kabul, se registró una nueva ofensiva talibana contra el valle del Panshir, de acuerdo a miembros de la resistencia y habitantes de la región.

“Tal vez intentaron probar suerte atacando al Panshir. Pero, por gracia de Dios, la suerte no estuvo de su parte (...) Nuestros compatriotas no deben inquietarse”, indicó Fahim Dashti, miembro destacado del FNR, mediante un video transmitido el martes por el servicio en lengua darí (dominante en el país) de Voice of America.

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Según éste, siete u ocho talibanes fueron abatidos en los combates, y uno o dos combatientes entre las filas del FNR. Los talibanes no comentaron nada respecto a este ataque, que según los habitantes de la región se desarrolló en varios frentes, inclusive en el puerto de montaña de Khawak, al oeste y al sur.

“Estamos dispuestos a defendernos hasta verter la última gota de sangre”, indicó a la AFP un vecino que solicitó el anonimato. “Todos llevamos un arma colgada al hombro, preparada para disparar”, señaló otro. “Desde los más jóvenes hasta los mayores, todos arengan a la resistencia”, afirmó. Otra ofensiva habría tenido lugar el martes de noche, de acuerdo a Bismilá Mohamadi, exministro de Defensa. En total, 34 talibanes resultaron muertos y otros 65 heridos, tuiteó este miércoles.

“Queremos la paz”

En estas últimas semanas, los talibanes enviaron centenares de hombres a zonas de los alrededores del Panshir, aunque afirmaban que preferían negociar en vez de combatir. Entonces, el FNR indicó que estaba dispuesto a resistir a toda agresión talibana, pero también a debatir sobre la formación de un gobierno inclusivo.

“Nuestro mensaje a los talibanes es que queremos la paz”, ratificó este miércoles un resistente. Pero, “si no aceptan la paz y entran por la fuerza, el campo de batalla estará allí para acogerlos” advirtió.

El lunes, los combatientes del Panshir realizaron un ejercicio militar a gran escala, según constató un fotógrafo de la AFP. Se les veía sobre todo cargando grandes troncos sobre los hombros cruzando ríos helados. Sobre sus vehículos blindados y bases flamea la bandera nacional de Afganistán, un gesto de desafío a enseña talibana izada en todas partes en el resto del país.

Fuente: AFP.

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