En los corredores del Pentágono el ambiente era sombrío cuando el lunes el personal militar observaba impotente el caos en el aeropuerto de Kabul y, en privado, criticaba al gobierno de Joe Biden por la lentitud de la evacuación de afganos que colaboraron con Estados Unidos y ahora temen represalias de los talibanes.

Muchos criticaban al Departamento de Estado, única autoridad que otorga las visas a quienes trabajaron como intérpretes o en tareas de apoyo con las tropas estadounidenses y temen por sus vidas.

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Videos mostraban escenas de pánico en Kabul. Imágenes exhibían a cientos de personas corriendo junto a un avión militar estadounidense que carreteaba para despegar. Muchos trataban de treparse al aparato mientras se desplazaba por la pista.

“Les avisamos durante meses, durante meses” que la situación “era urgente”, dijo un militar que pidió no ser identificado. “No estoy enojado. Estoy frustrado”, remarca otro oficial. “El proceso debió ser manejado en forma diferente”, añadió.

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Biden decidió a mediados de abril retirar de Afganistán a todas las tropas estadounidenses hacia el 11 de setiembre, pero luego anticipó el retiro al 21 de agosto. Sin embargo, el Departamento de Estado esperó meses para montar una estructura especial para evacuar a todos los aliados de Estados Unidos.

Otro oficial del Pentágono dijo a la AFP que diplomáticos habían intentado acelerar el procesamiento de las visas, pero ese trámite era muy largo y complicado dadas las circunstancias. El gobierno de Biden suponía que la embajada estadounidense en Kabul seguiría abierta y que el gobierno mantendría el control del país por varios meses tras el retiro de las fuerzas estadounidenses, dijo.

Es “personal”

En cuanto Biden anunció el retiro, el Pentágono dijo que estaba preparando una evacuación masiva. Pero a mediados de junio, el gobierno no consideraba necesaria una evacuación y privilegió el otorgamiento de visas especiales, un proceso que puede llevar hasta dos años.

Fue solo a fines de junio que la Casa Blanca empezó a considerar la posibilidad de una evacuación de intérpretes afganos antes del total retiro de las tropas y pidió ayuda al Pentágono. Se montó entonces una célula de crisis para organizar la recepción de refugiados afganos en bases militares estadounidenses para que allí esperaran sus visas.

Preguntado el lunes por la demora de más de dos meses entre el anuncio del retiro de tropas y la creación de la célula de crisis, su director Garry Reid subrayó que el Pentágono sólo podía actuar como “apoyo del Departamento de Estado”.

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El vocero del departamento de Estado, Ned Price, dijo que cuando el gobierno advirtió que la situación “evolucionaba rápidamente”, lanzó la denominada “Operación Refugio de Aliados” a la que describió como un “gigantesco esfuerzo de Estados Unidos, no solo para procesar, adjudicar y validar las visas de los denominados Inmigrantes Especiales, sino realmente llevarlos a Estados Unidos en una operación aérea masiva”.

Dijo que hasta ahora unos 2.000 afganos ya llegaron a Estados Unidos. El grupo de acción se activó en julio, dijo el vocero de Pentágono, John Kirby. “Pero uno puedo retrotraerse a la primavera (boreal) y escuchar al propio secretario (de Defensa Lloyd Austin) hablar sobre los intérpretes y la sagrada obligación que sabemos que tenemos con ellos”, añadió el vocero.

“Todo lo visto en las últimos 48 o 72 horas es algo personal para todos aquí en el Pentágono”, añadió Kirby sobre las imágenes de Afganistán. “Muchos de nosotros pasamos un tiempo en Afganistán durante años y sentimos una gran conexión con los actuales acontecimientos”, dijo el general Hank Taylor, jefe de logística del Ejército. Sin embargo, añadió, “estamos enfocados en la evacuación más segura de estadounidenses y afganos”.

Fuente: AFP.

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