Los talibanes estrecharon este sábado su cerco territorial sobre Kabul, mientras los desplazados por la implacable ofensiva rebelde inundaban la capital de Afganistán, donde soldados estadounidenses llegaron para apoyar las evacuaciones de emergencia.
Tras la caída de varias grandes ciudades en manos de los talibanes, Kabul quedó bajo asedio como la última defensa de las posiciones del gobierno, que en otras partes se han desmoronado ante el implacable avance insurgente. Las únicas ciudades de cierta importancia que no han sido capturadas por los talibanes son Jalalabad, Gardez y Khost, que probablemente tampoco ofrecerán una gran resistencia.
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Los combatientes rebeldes están acampados a solo 50 km de distancia de la capital afgana, con lo que Estados Unidos y otros países están obligados a evacuar rápidamente a sus nacionales en Kabul ante el temor de un asalto sin cuartel.
El personal de la embajada estadounidense recibió órdenes de destruir material sensible, mientras los soldados comenzaron a llegar para resguardar el aeropuerto y vigilar las evacuaciones. Para ello Estados Unidos desplegará un total de 3.000 efectivos
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Varios países europeos como Reino Unido, Alemania, Dinamarca y España anunciaron este viernes el retiro del personal de sus respectivas embajadas. Para los pobladores de Kabul y decenas de miles que buscaron refugio en la ciudad, el ambiente era de confusión y temor por lo que viene.
Muzhda, de 35 años, mujer soltera que llegó a la capital con sus dos hermanas tras haber huido de Parwan, afirma estar aterrorizada. “Lloro día y noche” dice a la AFP. “He renunciado a varias propuestas de matrimonio en el pasado. Si ahora los talibanes vienen y me obligan a casarme, me suicidaré”, asegura.
“Espantoso, desgarrador”
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, dijo estar “profundamente preocupado” por el trato a las mujeres en áreas controladas por los talibanes, quienes gobernaron Afganistán entre 1996 y 2001 e impusieron una versión radical del islam.
“Es particularmente espantoso y desgarrador ver informes sobre cómo los derechos ganados con tanto esfuerzo por las niñas y las mujeres están siendo arrebatados”, agregó Guterres. La magnitud y rapidez del avance talibán asustó a los afganos y la alianza internacional, que invirtió miles de millones de dólares en el país tras deponer a los talibanes después de los ataques del 11 de setiembre de 2001.
Poco antes de completar el retiro estadounidense ordenado por el presidente Joe Biden, previsto a fines de agosto, las fuerzas afganas se han ido rindiendo, entregando a los insurgentes más vehículos y equipo militar para impulsar su avance.
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Pese a los frenéticos esfuerzos de evacuación, el gobierno de Biden insiste en que es posible evitar una victoria total de los talibanes. “Kabul en este momento no enfrenta una amenaza inminente”, aseguró este viernes el portavoz del Pentágono, John Kirby, aunque admitió que los rebeldes “intentan aislar” la ciudad.
La ofensiva talibana se aceleró en los últimos días con la toma de las ciudades como Herat, en el norte, y Kandahar, el centro espiritual del grupo en el sur. Abdul Nafi, un habitante de Kandahar, dijo a AFP que la ciudad está tranquila tras la salida de las fuerzas gubernamentales, que se instalaron en bases militares cercanas mientras negocian su rendición.
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“Yo salí esta mañana, vi banderas blancas de los Talibanes en la mayoría de las plazas de la ciudad”, dijo Nafi. Páginas protalibanas en redes sociales han hecho alarde de las conquistas de los insurgentes, publicando fotos de vehículos blindados, armas pesadas e incluso un dron capturados por los combatientes en bases militares abandonadas.
En Herat, los talibanes capturaron al histórico combatiente antitalibán Ismail Khan, quien ayudó a resguardar la ciudad junto a sus milicianos. Pul-i-Alam, capital provincial de Loghar, fue la última ciudad en caer este viernes, dejando a los talibanes a las puertas de Kabul.
El triste recuerdo de Vietnam
Helicópteros iban y venían entre el aeropuerto de Kabul y la zona de la embajada estadounidense en la resguardada Zona Verde, lo que recordó la evacuación norteamericana de Saigón hace 46 años, marcando el fin de la Guerra de Vietnam.
La evacuación estadounidense incluirá a miles de personas, entre personal de la embajada y afganos y sus familias que temen sufrir represalias por trabajar para los estadounidenses. Kirby dijo que la mayoría de las tropas a cargo de la evacuación estarían instaladas para el domingo y que “podrán sacar a miles de personas por día” de Afganistán.
Armamento estadounidense abandonado
De nada sirvieron los miles de millones de dólares invertidos por Estados Unidos para entrenar y equipar a las Fuerzas Armadas afganas que pierden batalla tras batalla frente a los talibanes, dejando en sus manos un formidable arsenal que fortalece aún más a las milicias insurgentes.
En internet, los sitios talibanes difunden videos que muestran a los milicianos apoderándose de cargamentos de armas, en su mayoría proporcionadas por las potencias occidentales. Otros videos recogen la rendición de soldados afganos en Kunduz, ciudad del noreste, con vehículos blindados lanzacohetes.
Cuando los soldados estadounidenses comenzaron a retirarse de Afganistán, las fuerzas de seguridad afganas casi dejaron de combatir y a medida que se intensificaba la ofensiva de los talibanes miles de soldados entregaron las armas sin oponer mayor resistencia.
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“Hemos proporcionado a nuestros socios afganos todas las herramientas, permítanme enfatizar esto, todas las herramientas” para luchar contra los talibanes, dijo el presidente estadounidense Joe Biden en julio, al defender la decisión de retirar las últimas tropas del país y dejar que los afganos lucharan por su futuro.
A medida en que avanzan hacia Kabul, los talibanes se apoderan de las “herramientas”. En la ciudad occidental de Farah, los insurgentes patrullan las calles en un vehículo identificado con un águila que muerde a una serpiente, la insignia oficial de los servicios de inteligencia afganos.
En su retirada, las tropas estadounidenses se llevaron los armamentos “sofisticados”, pero los talibanes recuperaron “vehículos, vehículos todoterreno, armas livianas y municiones”, explica a la AFP Justine Fleischner, de la ONG Conflict Armament Research (CAR).
“Un botín inesperado”
Para los expertos, este botín inesperado ayudó mucho a los talibanes, que además cuentan con el suministro de armas de Pakistán, acusado de financiar y armar a los insurgentes. El armamento capturado ayudará a los talibanes a atacar Kabul y, también, a “reforzar su autoridad” en las ciudades que conquistaron, estima Raffaello Pantucci, experto de la Escuela de Estudios Internacionales S. Rajaratnam de Singapur.
Tras la partida de las tropas extranjeras, los talibanes se encontraron con las manos llenas de armas y equipos estadounidenses, sin tener que gastar un centavo para adquirirlo. “Es increíblemente grave. Definitivamente será una gran ayuda para ellos”, agrega Pantucci.
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Unas semanas antes del 20 aniversario de los atentados suicidas con aviones del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, este arsenal es exhibido con orgullo por los talibanes, que siguen, según la ONU, manteniendo estrechos vínculos con Al Qaida, el grupo responsable de la destrucción de las torres gemelas de Nueva York y el ataque contra el Pentágono.
Estados Unidos daba por descontado que los insurgentes iban a apoderarse de armamento, pero la rápida caída de las ciudades concretó la hipótesis más pesimista, explicó a la AFP Jason Amerine, exmiembro de las fuerzas especiales estadounidenses, que participó en la invasión de Afganistán que en 2001 expulsó a los talibanes del poder.
“Estados Unidos equipó al ANA (el Ejército Nacional Afgano) bajo el supuesto de que las armas y el equipo podrían caer en manos de los talibanes”, dijo Armine. “La crisis actual es el peor escenario de los que se estudiaron en el momento de tomar la decisión”, agregó.
Propaganda
En Kunduz, un video muestra a un talibán sentado en una motocicleta roja observando un helicóptero militar no tripulado en una pista de aterrizaje. Sin embargo, los talibanes no podrán usar este helicóptero, afirma a la AFP Aki Peritz, ex analista antiterrorista de la CIA. “Será sólo con fines de propaganda”, dice, Peritz. Las armas livianas y los vehículos, que facilitarán el movimiento de las tropas, serán mucho más útiles en el terreno irregular de Kunduz. A pesar de que el ejército afgano se encuentra al borde del colapso, el gobierno estadounidense indicó que seguirá equipándolo.
El ejército de Estados Unidos ve, impotente, como se repite la historia. Lo que sucede en Afganistán recuerda lo que sucedió en Irak, cuando a mediados de 2014 el grupo yihadista Estado Islámico (EI) conquistó la ciudad de Mosul, apoderándose de armas y de vehículos militares Humvees. Al igual que los combatientes del EI en Mosul, los milicianos talibanes posan sonrientes con las municiones capturadas al enemigo en las ciudades conquistadas. La retirada de las tropas de Estados Unidos “se está convirtiendo en una derrota”, constata Peritz.
Comparación con Saigón
El envío de miles de soldados estadounidenses a Afganistán para evacuar a civiles de Kabul, amenazados por las victorias relámpago de los talibanes, revivió en Estados Unidos el doloroso recuerdo de la caída de Saigón en 1975. La foto que inmortalizó la derrota estadounidense en Vietnam, que muestra a refugiados subiendo a un helicóptero en el techo de un edificio, floreció en las redes sociales tras el anuncio del Pentágono de movilizar a hasta 8.000 soldados para conseguir la evacuación de civiles de la capital afgana.
Debido a “la aceleración de las ofensivas militares talibanes” y al “aumento de la violencia y la inestabilidad”, Washington ha decidido “reducir aún más” su presencia diplomática en Kabul, dijo el portavoz del Departamento de Estado Ned Price.
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Para llevar a cabo esta evacuación de diplomáticos, el Pentágono desplegará 3.000 soldados en el aeropuerto internacional de la capital afgana, dijo su portavoz John Kirby. Otros mil serán enviados a Catar para apoyo técnico y logístico, mientras que entre 3.500 y 4.000 serán ubicados en Kuwait para hacer frente a un posible deterioro de la situación.
El líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, fustigó al gobierno del demócrata Joe Biden por estas decisiones. “Afganistán se encamina hacia un desastre enorme, predecible y evitable. Y los intentos surrealistas de la administración de defender las políticas peligrosas del presidente Biden son francamente humillantes”, tronó en un comunicado. “Las decisiones del presidente Biden nos precipitan hacia una secuela aún peor que la humillante caída de Saigón en 1975”, agregó.
¿“Ningún” punto de comparación?
Sin embargo, desde el anuncio a mediados de abril de una retirada total de las fuerzas extranjeras de Afganistán para el 11 de septiembre, la administración de Biden ha hecho todo lo posible para evitar paralelismos con Vietnam. Recientemente, Biden afirmó que no había ningún punto de comparación posible entre la salida de Afganistán y el penoso final de la guerra en Vietnam.
“No habrá nadie que tenga que ser evacuado por vía aérea desde el techo de la embajada estadounidense en Afganistán. No es para nada comparable”, aseguró. “Puedo estar equivocado, no podemos predecir el futuro, pero no veo a Saigón 1975 en Afganistán”, agregó dos días después el jefe de Estado Mayor, el general Mark Milley.
“Los talibanes no son el ejército de Vietnam del Norte”, agregó con desdén. Interrogado insistentemente el jueves sobre la nueva misión militar estadounidense en Kabul, John Kirby se negó a calificarla de “operación de evacuación de no combatientes”, conocida como NOE en la jerga militar.
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También indicó que este operativo no tenía nombre y evitó hablar de evacuaciones. La misión “NOE” más famosa fue la Operación Frequent Wind, durante la cual más de 7.000 civiles vietnamitas fueron evacuados de Saigón el 29 y 30 de abril de 1975 en helicóptero.
Preguntado sobre la imagen que daría la salida de diplomáticos estadounidenses bajo protección militar y la inevitable comparación con la caída de Saigón, Kirby trató de subrayar las diferencias con Vietnam. “No estamos abandonando a las fuerzas afganas. No estamos eliminando completamente nuestra presencia diplomática en el terreno”, respondió. “Nadie está abandonando Afganistán”. Los talibanes controlan casi la mitad de las capitales provinciales afganas 34 y anunciaron que habían capturado Kandahar, la segunda ciudad más grande del país.
Fuente: AFP.