Las lluvias que cayeron en las últimas horas dieron un respiro este jueves a los bomberos en Grecia, donde ya han ardido más de 100.000 hectáreas en dos semanas, aunque el riesgo de reactivación sigue siendo elevado.
Ante estos incendios, los más graves desde 2007 y que han provocado tres muertes, el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, lamentó una vez más “una catástrofe ecológica inmensa” y alertó sobre el riesgo de que el fuego resurja en este verano especialmente seco y caluroso en el país.
“Estamos en pleno mes de agosto y tenemos días difíciles por delante” pero “podemos ser algo más optimistas hoy”, admitió el jefe de gobierno. El servicio de Protección Civil advirtió de un riesgo muy elevado de incendios el viernes en cuatro regiones, entre ellas Ática (alrededor de Atenas), el Peloponeso y la isla de Eubea, las tres ya duramente castigadas por las llamas.
Crisis climática
“Hemos logrado proteger a miles de personas, aunque hemos perdido bosques y bienes materiales”, dijo Mitsokakis ante la prensa. “La crisis climática está aquí y nos está diciendo que todo debe cambiar”, dijo el líder conservador que, ante las duras críticas a su gestión, argumentó que los fuegos no eran un fenómeno exclusivamente griego.
Enfrentados a altas temperaturas durante este verano boreal, numerosos países mediterráneos fueron víctimas de las llamas. Turquía sufrió unos fuertes incendios a principios de mes que dejaron ocho fallecidos, mientras Argelia está de luto tras la muerte de 69 personas por las llamas.
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Italia y Túnez registraron récords nacionales de temperatura y también luchan contra el fuego, mientras que España está en alerta por una ola de calor que ya ha dejado sus primeros incendios. En Grecia, en ocho días se contabilizaron 586 incendios, causados por la peor ola de calor en tres décadas en un país mediterráneo acostumbrado a las altas temperaturas y a los incendios forestales en verano.
En total, del 29 de julio al 12 de agosto, 100.874 hectáreas ardieron en el país, según los cálculos efectuados por la AFP a partir de los datos suministrados por el Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS). En promedio, anualmente desde 2008 ardieron unas 2.750 hectáreas en este mismo periodo.
Frentes activos
Varios frentes persisten en la isla de Eubea, fuertemente damnificada desde el 3 de agosto, y en Arcadia, Mesenia y Mani, en el Peloponeso, señaló a la AFP un responsable del servicio de bomberos. Las llamas se han acercado a las puertas de la capital griega, una metrópolis de cuatro millones de habitantes cuyo cielo está cubierto de humo gris.
Un nuevo incendio se declaró este jueves entre la maleza de Asprópyrgos, una zona industrial a unos 30 kilómetros al oeste de Atenas. Con todo, las precipitaciones registradas en las últimas horas en Eubea ayudaron a “mejorar la situación” en el Peloponeso y Grecia central, indicó Stathis Koulis, alcalde del municipio de Gortynía.
Esta localidad, situada en la región montañosa de Arcadia (Peloponeso), a 200 kilómetros al oeste de Atenas, es el principal foco de incendios de la península, donde los barrancos dificultan el trabajo de los bomberos. Los habitantes de una veintena de pueblos han sido evacuados en los últimos días, mientras centenares de bomberos, algunos de ellos enviados por países europeos, luchan sin descanso contra las llamas.
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“Estoy perdido”, comentó suspirando Kostis Angelou mientras deambulaba entre sus más de 370 cabras muertas, debido al fuego que ha devorado los bosques de Eubea. El agricultor de 44 años logró sobrevivir pasando horas bajo una tubería de agua de riego, bajo la amenaza del fuego. “Un santo me salvó”, aseguró.
“Estamos acabados. ¿Qué podemos hacer?”, se interrogaba su padre, Spyros Angelou, de 77 años. Los expertos vinculan esta ola de canícula al calentamiento global, tal como refleja un informe preliminar del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU, al que la AFP ha tenido acceso y que señala al Mediterráneo como un “punto caliente del cambio climático”.
Fuente: AFP.