Los talibanes se apoderaron el sábado de la ciudad de Sibargan (noroeste), segunda capital provincial que cae en manos de los insurgentes en menos de 24 horas desde el inicio de la retirada de las fuerzas extranjeras de Afganistán en mayo.
“Desgraciadamente Sibargan fue capturada por los talibanes”, dijo a la AFP Qader Malia, vicegobernador de la provincia de Jawzjan, de la que esa ciudad es capital. Agregó que “las fuerzas (afganas) y los funcionarios han huido hacia el aeropuerto”.
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Los talibanes capturaron el viernes una primera capital provincial, Zaranj (sudoeste), capital de la provincia de Nimroz, cerca de la frontera con Irán, sin que hubiera una verdadera resistencia de las fuerzas afganas, ocupadas en defender varias capitales provinciales a lo largo del país.
Si los talibanes logran asentar su control sobre la ciudad de Sibargan, esto supondría un nuevo revés para el gobierno, que recientemente hizo un llamado a antiguos jefes de guerra y a varias milicias para que intenten frenar el avance de los insurgentes talibanes.
Según un periodista de Sibargan que pidió mantener el anonimato, los combates comenzaron de madrugada con “disparos y explosiones”, y las fuerzas gubernamentales se retiraron al mediodía. “Los talibanes están por todas partes ahora, con sus banderas (...) las calles están vacías y no nos atrevemos a salir de casa”, contó.
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La provincia de Jawzjan es el bastión del mariscal Abdul Rashid Dostom, líder de una milicia uzbeka reputado por su crueldad y su lealtad volátil. Un consejero del mariscal Dostom confirmó la caída de Sibargan. “Las fuerzas de seguridad y los responsables se retiraron a una zona a unos 20 kilómetros de la ciudad. Estaba planificado, transportaron suficiente munición para defenderse de un ataque de los talibanes”, precisó este consejero.
En los últimos tres meses, los talibanes se hicieron con el control de enormes zonas rurales, y centran desde entonces su ofensiva en las grandes ciudades, como Kandahar y Herat, segunda y tercera ciudades del país, que están rodeadas por sus tropas.
Miedo en Kabul
En Kabul, los vecinos interrogados por la AFP el sábado narraban su miedo tras la toma de Zaranj. “Si el gobierno no trata con la suficiente seriedad la cuestión de la seguridad (...) todas las provincias podrían caer en manos de los talibanes”, se lamentó Walid Ahmad, de 20 años, que huyó de los combates en Tahar (norte), hace dos semanas.
Mohamed Qaim huyó por su parte de la ciudad de Lashkar Gah (sur), escenario a principios de semana de duros combates. “Se le impuso la guerra a los afganos y los afganos se están quemando”, afirmó este hombre de 35 años, recalcando que la situación depende de la actuación de terceros países.
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De momento, las negociaciones de paz entre ambas facciones en Doha no han dado ningún resultado concreto. La toma el viernes de Zaranj apenas tiene importancia estratégica, pero envía una preocupante imagen de capitulación de las fuerzas afganas a las otras ciudades rodeadas.
En las redes sociales, los mensajes difundidos por los talibanes sugieren una calurosa acogida por parte de la población civil de Zaranj, ciudad muy golpeada por el crimen. Las imágenes muestran a los talibanes agitando sus banderas desde los vehículos militares, mientras son aclamados por hombres jóvenes y niños. Es difícil, sin embargo, saber hasta qué punto las imágenes transmiten un apoyo real a los rebeldes o si los civiles lo hacen por afán de supervivencia.
Civiles atrapados
Desde Kunduz, una ciudad del norte rodeada por los talibanes desde hace semanas, el activista Rasikh Marof dijo por teléfono a la AFP que los combates estallaron la noche pasada en el centro de la ciudad, sin que los talibanes pudieran, sin embargo, ganar terreno.
Las fuerzas gubernamentales “defendieron con firmeza” la ciudad para impedir la entrada de los talibanes, y replicaron con ataques aéreos, explicó Marof. Marof añadió que los rebeldes usaban “morteros y armamento pesado”.
“Muchas tiendas han cerrado y la gente se queda en sus casas para protegerse”, detalló este activista. Según el doctor Ehsanullah Fazli, responsable de salud de la provincia de Kunduz, contactado por la AFP, el hospital principal de la ciudad recibió a 38 civiles heridos y 11 muertos desde que se retomaron los combates la pasada noche. “Las ambulancias no pueden moverse por los combates”, añadió. Las cifras podrían aumentar durante el día, explicó Fazli.
Reino Unido pide a todos sus nacionales salir
El gobierno británico pidió a todos sus ciudadanos en Afganistán salir inmediatamente de este país debido al “agravamiento de la situación de seguridad”, al intensificarse los combates. El ministerio de Asuntos Exteriores, Mancomunidad y Desarrollo actualizó este viernes su página web para incluir la advertencia contra los viajes a Afganistán.
“Se les avisa a todos los británicos en Afganistán que deben salir ya por medios comerciales. Si usted aún está en Afganistán, se le avisa que debe salir ya por medios comerciales debido al agravamiento de la situación de seguridad”, indicó. La dependencia pidió a los británicos no esperar que el gobierno realice evacuaciones de emergencia, al señalar que la asistencia que puede brindar es “extremadamente limitada”.
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La alerta se emitió luego de que los talibanes lanzaron una gran ofensiva en coincidencia con el retiro de las fuerzas internacionales encabezadas por Estados Unidos, tras casi dos décadas de conflicto. “Los terroristas podrían intentar realizar ataques en Afganistán. Los métodos específicos de ataque evolucionan y se vuelven más sofisticados”, indicó el ministerio.
Los talibanes controlan grandes áreas rurales de Afganistán y desafían a las fuerzas del gobierno en varias ciudades como Herat, cerca de la frontera oeste con Irán, y Lashkar Gah y Kandahar, en el sur. Este viernes, los militantes islámicos capturaron la ciudad suroccidental de Zaranj, la primera capital provincial en su poder desde que intensificaron su ofensiva en mayo.
Jefe del servicio de comunicación del gobierno
Los talibanes mataron este viernes al jefe del servicio de comunicación del gobierno afgano cerca de una mezquita en Kabul, días después de amenazar con operaciones contra altos cargos en respuesta a la intensificación de los bombardeos.
El asesinato de una de las principales voces del gobierno se produce después de otro día de intensos combates en Afganistán, donde la guerra impacta Kabul por primera vez en meses. También llega horas antes de que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se reúna en Nueva York para abordar este conflicto.
“Desgraciadamente los brutales y salvajes terroristas cometieron un nuevo acto cobarde y mataron a un patriota afgano”, declaró tras la muerte de Dawa Khan Menapal el portavoz del ministerio de Interior, Mirwais Stanikzai, en un mensaje de WhatsApp a los medios.
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Asesinado durante la oración del viernes, Menapal era popular en la estrecha comunidad mediática de Kabul, conocido por ridiculizar a los talibanes en las redes sociales, incluso mofándose de ellos. El antiguo portavoz de la presidencia Sediq Sediqqi aseguró estar “profundamente impactado y devastado”. “Hemos perdido otra gran alma”, dijo.
Los talibanes reivindicaron el asesinato. Su portavoz Zabihullah Mujahid indicó en un mensaje a los medios que “fue asesinado en un ataque especial llevado a cabo por los muyahidines”. El miércoles, los insurgentes habían prometido llevar a cabo nuevas operaciones de “represalia” contra altos funcionarios del gobierno tras haber atacado la residencia del ministro de Defensa, el general Bismillah Mohammadi.
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El ministro salió ileso, pero ocho personas murieron. Los talibanes no tardaron en cumplir su amenaza y demostrar, una vez más, que podían atacar la capital. Las fuerzas afganas, al igual que el ejército estadounidense, han llevado a cabo múltiples ataques aéreos en los últimos días en un intento por detener el avance de los talibanes en varios centros urbanos importantes.
Desde mayo, los insurgentes se han apoderado de vastas zonas rurales y puestos fronterizos clave en un ataque relámpago lanzado a favor de la retirada de las fuerzas internacionales, que deberá completarse el 31 de agosto. Después de encontrar poca resistencia en las zonas rurales, durante varios días han estado dirigiendo sus ofensivas sobre los grandes centros urbanos, rodeando varias capitales de provincia.
“No nos queda nada”
El gobierno sigue desplegando sus fuerzas aéreas contra las posiciones talibanas. El ministro de Defensa aseguró este viernes haber eliminado más de 400 insurgentes en las últimas 24 horas. Ambos bandos suelen exagerar las bajas infligidas en batalla, en balances casi imposibles de verificar de forma independiente.
Aunque afirme estar causando daños importantes a los talibanes, el ejército debe evacuar a los ciudadanos de las capitales provinciales en las que ya han entrado sus adversarios. Cientos de miles de civiles fueron forzados a huir en las últimas semanas. Las redes sociales están llenas de vídeos mostrando los daños de los combates en la ciudad de Lashkar Gah (sur), con publicaciones que muestran una importante área comercial en llamas.
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El grupo humanitario Acción contra el Hambre aseguró en un comunicado que sus oficinas fueron impactadas por un “ataque aéreo” en esa ciudad esta semana, aunque en su techo estaba señalizado que eran instalaciones de una oenegé.
En la ciudad occidental de Herat, un flujo continuo de residentes huía de sus casas anticipándose a un eventual ataque gubernamental contra las posiciones controladas por talibanes. “Hemos evacuado por completo”, dijo Ahmad Zia, que vivía en la parte occidental de la tercera ciudad de Afganistán. “No nos queda nada y no sabemos dónde ir”, añadió a la AFP.
Preocupa a las antiguas repúblicas soviéticas
Los líderes de cinco antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central se reunieron el viernes en Turkmenistán en una cumbre que refleja sus preocupaciones sobre el avance de los talibanes y el riesgo de caos en el vecino Afganistán.
El encuentro en la ciudad balnearia de Avaza, al este del mar Caspio, se produce en un contexto en el que los talibanes intentan tomar el control de varias grandes ciudades sitiadas, tras haberse apoderado en los últimos tres meses de extensas zonas rurales y de puestos fronterizos clave.
Los talibanes también desafían a las fuerzas del gobierno afgano con sus avances en las provincias próximas a los tres antiguos territorios soviéticos que bordean el país: Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán, gracias a la retirada de las fuerzas estadounidenses y sus aliados.
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La cumbre, que reúne a los jefes de Estado de Turkmenistán, Kazajistán, Tayikistán, Uzbekistán y Kirguistán, es un raro ejemplo de diplomacia en Asia Central sin la supervisión de una potencia extranjera como Rusia o China.
El presidente de Turkmenistán, Gurbanguly Berdymukhamedov, llamó a Afganistán “la cuestión que nos preocupa a todos” el miércoles cuando la televisión estatal lo mostró recibiendo a su homólogo de Tayikistán, Emomali Rakhmon, para las negociaciones bilaterales previas a la cumbre.
Por su parte, Rakhmon afirmó que los talibanes controlan ahora la totalidad de la frontera entre Afganistán y Tayikistán, lo que corresponde a cerca de 1.300 kilómetros. “Varias organizaciones terroristas refuerzan activamente sus posiciones en estas zonas”, lamentó. Su homólogo uzbeko, Shavkat Mirziyoyev, hizo un llamado a un completo cese al fuego y pidió un “compromiso negociado mutuamente aceptable” entre el gobierno de Kabul y su adversario.
Rusia en primera línea
Uzbekistán, Tayikistán y Kirguistán participaron en la coalición contra Al Qaida y los talibanes en la década de 2000 al albergar bases militares occidentales en su territorio como parte de las operaciones iniciadas después de los ataques del 11 de septiembre de 2001. Los uzbekos y los tayikos en particular también han sufrido en el pasado atentados y ataques terroristas atribuidos a aliados de los islamistas afganos.
Pero veinte años después, las cosas han cambiado y con la retirada de Estados Unidos, el movimiento talibán estableció contactos oficiales con Turkmenistán y Uzbekistán. También discute con Rusia y China, importantes potencias regionales. Tayikistán, asolado por una guerra civil con los islamistas en los años 90, es uno de los pocos países vecinos de Afganistán que no ha acogido a una delegación talibana.
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En junio, los talibanes se apoderaron de Shir Khan Bandar, el principal cruce de Afganistán con Tayikistán, mientras que las tropas de Kabul se vieron obligadas a retirarse tanto a Tayikistán como a Uzbekistán en las últimas semanas durante los intensos combates con el grupo.
En julio, el presidente Rakhmon movilizó a todo su ejército para realizar ejercicios sorpresa de preparación para el combate. A pesar de que los talibanes aseguran que no amenazan a los demás países de Asia Central, los expertos creen que la degradada situación de seguridad en Afganistán constituye una amenaza en sí misma para toda la región.
Además, “mientras continúen los combates, será difícil garantizar la seguridad de los proyectos de infraestructura” en la región, dijo a la AFP Jen Brick Mourtazachvili de la universidad estadounidense de Pittsburgh. Uno de los principales sería el gasoducto transafgano TAPI alimentado por gas de turkmeno y que unirá Turkmenistán con India.
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La cumbre de Avaza también se produce cuando Rusia, que ve a Asia Central como parte de su esfera de influencia, realiza ejercicios militares conjuntos con Tayikistán y Uzbekistán en la frontera afgana. Valeri Guerassimov, jefe de Estado Mayor del ejército ruso, que llegó a Uzbekistán el jueves, destacó que “la principal amenaza para la región de Asia Central hoy proviene del lado afgano”, debido a la “apresurada retirada de las fuerzas extranjeras” del país.
Para el politólogo kirguís Emil Djurayev, si los países de Asia Central son favorables a la ayuda exterior, las relaciones deletéreas de Rusia y China con Estados Unidos complican una situación ya explosiva en Afganistán. “Para Asia Central, sería muy lamentable que las grandes potencias trataran este problema como un nuevo enfrentamiento geopolítico entre ellas”, resume.
Reivindican ataques en Kabul
Los talibanes reivindicaron este miércoles un importante ataque contra el ministro de Defensa en Kabul, mientras prosiguen su ofensiva por hacerse con el control de una serie de grandes ciudades asediadas en Afganistán. Los insurgentes talibanes reivindicaron el atentado suicida del martes por la noche en Kabul contra el ministro de Defensa afgano, Bismillah Mohammadi --que resultó ileso--, en el que murieron ocho personas, y amenazaron con cometer nuevos ataques contra altos cargos del gobierno.
Se trata del primer ataque de magnitud en Kabul en varios meses reivindicado por los talibanes. El acuerdo firmado en febrero de 2020 en Doha por los insurgentes con Estados Unidos, que previó la retirada de todos los soldados extranjeros de Afganistán, les impedía --al menos teóricamente-- llevar a cabo ataques en las grandes ciudades afganas.
Según los talibanes, el ataque de Kabul es “el comienzo de las represalias” contra los responsables gubernamentales por haber ordenado una campaña de bombardeos para dificultar el avance de los insurgentes en los centros urbanos, advirtió en un comunicado Zabihullah Mujahid, portavoz de los insurrectos.
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Dos grandes explosiones
Los ataques del martes tenían como objetivo el ministro Mohammadi y algunos diputados. Dos grandes explosiones retumbaron en Kabul el martes por la noche, con dos horas de intervalo. Ocho civiles murieron y unos 20 resultaron heridos, según un balance actualizado el miércoles por el ministerio del Interior.
Un coche bomba conducido por un kamikaze estalló primero ante la casa de un diputado, vecina de la del ministro de Defensa, que está sano y salvo. Varios asaltantes lograron entrar luego en la vivienda del diputado. Las fuerzas de seguridad tardaron cinco horas en acabar con la resistencia de los asaltantes, que resultaron todos muertos.
Durante ese tiempo, muchos habitantes de Kabul, atendiendo a un llamado lanzado en las redes sociales, subieron a los tejados o bajaron a las calles para apoyar, al grito de “Allah Akbar” (Dios es el más grande) a las fuerzas afganas. Los talibanes “hicieron estallar bombas en Kabul, pero la gente cantaba ‘Allah Akbar’... esa es la diferencia entre los verdaderos musulmanes y los falsos”, reaccionó el presidente afgano, Ashraf Ghani, este miércoles durante un discurso ante responsables provinciales.
Escudos humanos
El portavoz del Ministerio de Defensa, Fawad Aman, indicó por su parte este miércoles que el ejército afgano había emprendido un contraataque en Lashkar Gah, capital de la provincia de Helmand (suroeste). “La operación está llevando a cabo lentamente y con precaución, pues los talibanes utilizan las casas de la gente como refugio y a los civiles, como escudo”, anunció Aman en Twitter.
El general Sami Sadat, el militar de mayor rango del ejército en el sur del país, instó el martes a los vecinos de Lashkar Gah a abandonar la ciudad, de cara a este contraataque. El miércoles, sus habitantes intentaban huir, siguiendo las consignas del ejército.
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“Las familias que tienen los medios financieros o un coche abandonaron su casa. Pero las familias que no pueden permitírselo, como nosotros, tenemos que quedarnos. No sabemos a dónde ir, ni cómo”, declaró Halim Karimi, un vecino de la ciudad.
El conflicto en Lashkar Gah, de 200.000 habitantes, se ha cobrado ya múltiples vidas civiles. Al menos 40 murieron y 118 resultaron heridos en 24 horas, según dijo el martes la Misión de la ONU en Afganistán (UNAMA). La ONU dijo haber recibido informes sobre un aumento de las muertes de civiles y daños a la infraestructura crítica en Helmand y Kandahar. “Los hospitales y trabajadores sanitarios se están viendo abrumados por el número de heridos”, dijo el miércoles el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric.
Golpe psicológico
Los talibanes controlan grandes partes del interior y localidades fronterizas, donde entraron a llenar el vacío que dejó la retirada de las tropas estadounidenses, que en principio terminará el 31 de agosto. Actualmente apuntan a los centros urbanos, con combates cruentos desde la semana pasada en las ciudades de Herat, cerca de la frontera occidental con Irán, y Kandahar, en el sur, además de Lashkar Gah. La pérdida de estas localidades sería un duro golpe estratégico y psicológico para el gobierno.
Muchos afganos viven con temor el espectro de un retorno al poder de los talibanes, que gobernaron Afganistán entre 1996 y 2001 imponiendo un severo régimen islámico, antes de ser expulsados por una coalición internacional liderada por Estados Unidos.
La oenegé Human Rights Watch (HRW) acusó a los talibanes de haber ejecutado “sumariamente”, por sus supuestos vínculos con el gobierno, a soldados, policías y civiles retenidos en los territorios que han conquistado recientemente. Por su parte, los insurgentes acusaron este miércoles, en un comunicado, a Washington de fomentar un “éxodo” al otorgar visados a afganos que trabajaron para Estados Unidos desde su país, con el fin de evitar que sean eventualmente represaliados por los talibanes.
Ciudades importantes
Las fuerzas afganas luchaban el lunes para evitar que algunas de las principales ciudades caigan en manos de los talibanes, tras las ofensivas del fin de semana. Los talibanes asaltaron al menos tres capitales de provincia durante la noche --Lashkar Gah, Kandahar y Herat-- tras un fin de semana de intensos combates en los que miles de civiles huyeron del avance de los insurgentes.
Los combates se intensificaron en Lashkar Gah, la capital provincial de Helmand, donde los talibanes lanzaron ataques coordinados contra el centro de la ciudad y su prisión. Los enfrentamientos se han intensificado desde principios de mayo, cuando los insurgentes aprovecharon la fase final de la retirada de las fuerzas extranjeras lideradas por Estados Unidos, que deben abandonar Afganistán el 31 de agosto después de casi 20 años de presencia.
En un discurso en el parlamento, el presidente Ashraf Ghani culpó del deterioro de la seguridad a Washington, asegurando que su decisión de sacar las tropas internacionales del país “fue tomada abruptamente”. Estas quejas llegan el día que Estados Unidos anunció que recibirá a miles de refugiados afganos adicionales ante el aumento de la violencia. El país ya empezó a evacuar a miles de intérpretes y sus familias que trabajaron con ellos durante estas casi dos décadas.
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Además, las embajadas estadounidense y británica en Kabul acusaron conjuntamente este lunes a los talibanes de “masacrar civiles” en el distrito de Spin Boldak (sur), cerca de la frontera con Pakistán, tras conquistarlo el 14 de julio. La denuncia se basa en un informe reciente de una comisión pública e independiente de Afganistán (AIHRC), conforme los insurgentes habrían asesinado a modo de represalia a al menos 40 personas entre funcionarios o responsables gubernamentales pasados y presentes, “personas que no tenían ningún papel combatiente”.
Estas informaciones son “profundamente perturbadoras y totalmente inaceptables”, dijo el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, advirtiendo que Afganistán se convertiría en un “Estado paria” si los talibanes “toman el país por la fuerza y cometen este tipo de atrocidades”.
“La vida está en punto muerto”
En el sur de Afganistán, el gobierno desplegó cientos de comandos en Lashkar Gah y emplea ataques aéreos para evitar que sea la primera capital provincial en caer en manos de los talibanes. “Hay combates, cortes de electricidad, enfermos en el hospital, las redes de telecomunicaciones no funcionan. No hay medicamentos y las farmacias están cerradas”, dijo Hawa Malalai, una residente.
El jefe del consejo provincial de Helmand, Ataullah Afghan, acusó a los talibanes de “refugiarse en casas de civiles” y usarlos como escudos. La ONG Médicos Sin Fronteras afirmó que los heridos aumentan en Lashkar Gah. “Hubo continuos disparos, ataques aéreos y de mortero en zonas densamente pobladas. Se bombardearon casas y muchas personas tienen heridas graves”, dijo la coordinadora para Helmand de la ONG, Sarah Leahy, en un comunicado.
“Es demasiado peligroso y la vida está en punto muerto”, añadió. Durante años, Helmand fue el centro de la campaña militar de Estados Unidos y Gran Bretaña en Afganistán. Los vastos campos de adormidera de la provincia proporcionan la mayor parte del opio para el comercio internacional de heroína, lo que la convierte en una lucrativa fuente de ingresos para los talibanes. La pérdida de una capital provincial supondría un golpe estratégico y psicológico para el gobierno, que se comprometió a defender estas ciudades a toda costa tras perder gran parte de las zonas rurales en las últimas semanas.
“Errores estratégicos”
Los combates también se intensificaron en algunos distritos de la provincia de Kandahar, antiguo bastión de los insurgentes, y en las afueras de la capital del mismo nombre. “En las últimas 24 horas, hemos admitido 18 civiles heridos” en combates en los alrededores de Kandahar, indicó a la AFP el director del hospital Mirwais, Daud Farhad.
El aeropuerto de Kandahar fue atacado con cohetes la noche del domingo, dañando la pista de aterrizaje, lo que provocó la suspensión de los vuelos durante varias horas. Esta instalación es vital para mantener la logística y el apoyo aéreo necesarios para evitar que los insurgentes invadan la ciudad.
En el oeste, los combates seguían en Herat, aunque con menos intensidad respecto a días anteriores. Las fuerzas afganas “lanzaron operaciones de limpieza en los alrededores de Herat” y “progresan”, afirmó el portavoz del ministerio de Defensa, Fawad Aman. Según el experto en Afganistán Nishank Motwani, “si las ciudades afganas caen (...) la decisión de Estados Unidos de retirarse de Afganistán será recordada como uno de los errores estratégicos más notables de la política exterior estadounidense”.
Intérpretes trasladados a EEUU
Más de 200 intérpretes afganos que ayudaron a tropas y diplomáticos estadounidenses llegaron a Estados Unidos el viernes y fueron los primeros de decenas de miles que se espera que emigren para escapar de posibles represalias de los talibanes.
El presidente Joe Biden anunció la llegada del primero de los muchos vuelos previstos para el mes de agosto, mientras Estados Unidos retira a sus tropas de Afganistán y trata de evacuar a quienes los ayudaron durante dos décadas de guerra.
“Hoy es un hito importante ya que continuamos cumpliendo nuestra promesa a miles de afganos que trabajaron codo a codo con las tropas y la diplomacia estadounidenses en los últimos 20 años en Afganistán,” afirmó Biden en un comunicado de la Casa Blanca.
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“Quiero dar las gracias a estos valientes afganos por estar junto a Estados Unidos, y hoy me siento orgulloso de decirles: ‘Bienvenidos a casa’”, añadió. Alrededor de 20.000 afganos trabajaron para Estados Unidos tras la invasión de 2001 luego de los atentados del 11 de septiembre y procuran ser evacuados gracias a un programa especial de visas del departamento de Estado.
Los afectados no solo son intérpretes, sino también a los que prestaron apoyo de inteligencia o realizaron otros trabajos delicados para las fuerzas estadounidenses y aliadas. Algunas estimaciones sugieren que, incluyendo familiares, el número total de evacuados podría ascender a 100.000.
Muchos temen las represalias de los talibanes, que han conquistado una vasta franja del país desde que las tropas extranjeras iniciaron la última etapa de una retirada que debe completarse a finales de agosto. El Congreso estadounidense aprobó el jueves por unanimidad destinar 1.100 millones de dólares para financiar la llegada de afganos que apoyaron la misión estadounidense. El texto tiene que pasar por la Cámara de Representantes, donde se espera que obtenga la aprobación, y posteriormente debe recibir la firma de Biden.
Test de COVID-19
Russ Travers, funcionario del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, dijo que los primeros en llegar completarán los controles de salud y seguridad. Ya “han completado rigurosos controles de seguridad realizados por la comunidad de inteligencia y los departamentos de Estado y de Seguridad Nacional”, dijo Travers.
Tracey Jacobson, directora del Grupo de Trabajo sobre Afganistán del Departamento de Estado, informó que trasladarán a este grupo a la base militar de Fort Lee, cerca de Petersburg, Virginia. Después, con la ayuda de la Organización Internacional para las Migraciones de la ONU, se les enviará a nuevos hogares, en algunos casos con familiares que ya residen en Estados Unidos.
“Tiempos difíciles”
Según Russ Travers, funcionario del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, unos 2.500 afganos, llegarán en las próximas semanas. El secretario de Estado, Antony Blinken, dijo que 70.000 afganos han recibido el visado para entrar a Estados Unidos desde 2008.
“Estados Unidos tiene una larga tradición de abrir los brazos a los inmigrantes, refugiados y otros, y este vuelo es el último ejemplo”, dijo Blinken en un comunicado. Sin embargo, hay miles más a la espera de los controles de seguridad y de la autorización para salir de Afganistán.
Algunos se han manifestado en Kabul en las últimas semanas para protestar por su situación crítica. Ya hay informaciones locales de que varios afganos que trabajaban para las fuerzas estadounidenses han sido localizados y asesinados por los talibanes. La Casa Blanca admite retrasos, que achaca a la reducción diplomática y militar de Estados Unidos en Kabul y a las restricciones impuestas por el COVID-19.
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“Tenemos la intención de continuar con este programa después de la retirada de las tropas” el 31 de agosto, dijo Tracey Jacobson, directora del Grupo de Trabajo sobre Afganistán del Departamento de Estado. “Vamos a trasladar a la gente tan rápido como nos sea posible desde el punto de vista logístico”, añadió.
En el caso de los solicitantes que reúnan los requisitos, pero no hayan sido investigados a fondo, se espera que Washington los traslade a terceros países a la espera de la aprobación definitiva para su traslado a suelo estadounidense. El senador Tim Kaine dijo el viernes que Kuwait y Qatar “son sitios que se utilizarán”, y que los funcionarios estadounidenses consideran llevarlos también a Kosovo y Kazajistán, que limita con Afganistán.
Jacobson dijo que Washington estudia cómo ayudar a los afganos que no reúnen los requisitos para el programa de visados pero que también se enfrentan a amenazas de los talibanes, como las mujeres líderes, los activistas de derechos humanos y los periodistas. “La administración está considerando un abanico de opciones”, dijo.
Matan a policía conocido por sus videos humorísticos
Los talibanes admitieron el jueves que secuestraron y mataron a un policía conocido en Afganistán por sus videos humorísticos, muy apreciados en redes sociales. El agente, Fazal Mohammad, era más conocido por esos videos en los que se presentaba bajo el nombre de “Khasha Zwan” que por sus dotes policiales en la provincia de Kandahar.
Pero en su último video apareció bajo un aspecto mucho más trágico: maniatado en el asiento de atrás de un coche, golpeado por un talibán, rumbo a un lugar desconocido. Posteriormente, apareció en las redes otro video, en el que se ve a un insurgente divirtiéndose con un cadáver, descrito como el de Mohammad, mientras que otro mira.
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Mohammad fue arrastrado fuera de su hogar durante la fiesta del Aid el Adha, la gran fiesta musulmana del sacrificio. Aunque inicialmente negaron su participación en el brutal secuestro, los talibanes acabaron admitiendo que algunos combatientes suyos lo habían matado.
“No era un cómico, luchó contra nosotros en varias batallas. Intentó huir, lo que obligó a nuestros hombres a matarlo”, declaró a la AFP un portavoz de los insurgentes, Zabihullah Mujahid. El video de su detención y el anuncio de su muerte provocaron emoción en las redes sociales. Los talibanes, que dominan vastas regiones rurales, libran una batalla decisiva para intentar apoderarse del resto del país.
Fuente: AFP.