El presidente interino de Malí, Assimi Goita, declaró haber salido indemne de un intento de asesinato perpetrado el martes durante la celebración del Eid al Adha en la Mezquita Rey Faisal de Bamako.
Antiguo jefe de un batallón de fuerzas especiales, el coronel Goita, que desde hace meses no se desplaza sin la compañía de sus hombres encapuchados y armados con fusiles de asalto, protagonizó dos golpes de Estado en menos de un año, entre ellos el que derrocó el 18 de agosto de 2020 al presidente Ibrahim Boubacar Keita.
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En los alrededores de la Mezquita Rey Faisal, donde ocurrió el intento de magnicidio, el ambiente parecía tranquilo, como en el resto de la capital, en este día de Tabaski (el nombre de la fiesta del Eid, o del Cordero, en África Occidental), en el que la tradición es reunirse en familia.
A mediados de la mañana, cuando el imán de la mezquita se dirigía hacia la salida para sacrificar a un cordero, un hombre se levantó e intentó apuñalar al coronel Goitia, constató un periodista de la AFP. Pero su atentado falló. “Estoy muy bien, nadie resultó herido”, declaró el jefe del Estado al canal de televisión oficial. “Cuando se es un líder, siempre hay descontentos, personas que en cualquier momento pueden intentar acciones aisladas para desestabilizar”, explicó. El atacante fue detenido y conducido a los locales de la Seguridad del Estado, según una fuente próxima de la presidencia.
Un segundo hombre, que en el momento de los hechos también detenido como posible cómplice, resultó ser un miembro de las fuerzas especiales que la guardia presidencial no había reconocido, indicó a la AFP el comisario Sadio Tomoda. El atacante es un “profesor”, precisó el comisario sin dar más detalles sobre su identidad.
Sin pistas claras
En la importante guarnición de la ciudad de Kati, a unos 15 kilómetros de Bamako y cuartel general de los militares, Goita recibió a varios ministros tras el atentado, según el vocero de la presidencia, Baba Cissé. Uno de ellos, el ministro de Juventud, Mossa Ag Attaher, explicó en las redes sociales estar “impactado y asqueado por la violencia, la cobardía y la barbarie” del ataque contra el jefe de Estado.
Assimi Goita estaba sentado en la Mezquita Rey Faisal junto a otros dignatarios del régimen, entre ellos Malick Diaw, que dirige el Consejo Nacional de Transición (CNT, que oficia como Parlamento). Hecho excepcional desde su ascensión al poder, Goita vestía de civil, con un traje azul cielo.
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Al mediodía, ninguna pista de investigación sobre sus motivaciones había sido avanzada en un país inestable políticamente y bajo una violencia múltiple desde 2012. Incitadas en un principio por rebeliones independentistas y yihadistas en el norte de su territorio, se propagaron al centro y el sur del país mezclándose con conflictos entre comunidades.
El fenómeno afecta también a países vecinos como Burkina Faso o Níger, donde operan grupos afiliados a Al Qaeda o a la organización Estado Islámico (EI). Malí fue el escenario de dos golpes de Estado en menos de un año, en agosto de 2020 y en mayo, a manos de los mismos cargos militares. El coronel Assimi Goita se puso al frente del país como presidente interino. El coronel Goita y el nuevo gobierno, nombrado por la junta militar, aseguran que respetarán su promesa de ceder el mando a los civiles tras las elecciones previstas el 27 de febrero de 2022.
Fuente: AFP.